Los animales que hay ahorita en el Planeta Tierra se los está acabando la especie humana. De miles de formas, dejan de vivir muchos animales, tanto comestibles, como de esparcimiento; muchas especies de animales son aniquiladas cruelmente.
En el Génesis I, Versículo 28, dice: “Dios los bendijo, sean fecundos y multiplíquense (al humano), llenen la Tierra y sométanla, ¡manden a los peces del mar, a las aves del cielo y cuanto animal viva en la Tierra!”. No leí yo “maltraten, torturen, maten bestialmente, cacen; maten a placer, a carcajada suelta y échense el trofeo de su hazaña de crueldad animal al lomo”.
La caza y abuso a los animales ha existido por la debilidad gubernamental y el desamor a la fauna animal. Vi en “Tercer Milenio”, tiburones en el fondo del mar sin su preciada aleta, pues ya fueron extraídas, y el resto se desechó, como la totoaba. Se prohibieron los animales en los espectáculos circenses, pero la crueldad empieza desde muchos hogares, con los canes. El hombre siente placer, éxtasis al torturar animales hasta la muerte. Los animales solo se conocerán por fotos, ya no habrá que existan con vida.
Todo lo que tiene vida siente. Los animales experimentan muerte, la caza y el cautiverio.
Asesinar a un animal con premeditación, alevosía y ventaja es sinónimo de poderío y bestialidad. Dice el Génesis que mandemos a los animales salvajes de vuelo y de mar, más no a buscar con la crueldad de la tortura y el exterminio cuando son animales de campo.
El venado cimarrón se anuncia allá por San Felipe, pero ya no hay ejemplares. Los hubo, pero los gobernantes otorgan permisos para cazar animales, no para reproducirlos y que embellezcan las zonas rocosas de Bahía de los Ángeles.
Ni qué decir de las ballenas, de los osos polares, de los elefantes en muchos países, donde se ensañan cazando, extinguiendo tales especies.
Heredar crueldad de padres a hijos hacia los animales no tiene perdón ni palabra, nos falta mucho para ser una sociedad con derechos entre nosotros mismos y ja, ja, ja, hacia los animales, leyes blandas deben no existir. La caza ilegal mundialmente nos lleva contracorriente hacia el Génesis…
Leopoldo Durán Ramírez
Tijuana, BC