El actuar de Francisco Castro Trenti, director de Seguridad Pública en Tecate, bien podría servir para ilustrar -aunque sea en el plano didáctico- lo que configura un delito electoral desde un espacio de poder.
Cuentan que el 2 de junio, día de la elección estatal en Baja California, el funcionario municipal repartió a su personal, dos comandantes y tres subcomandantes -los primeros de apellido Parra y Núñez; y los segundos, Dorame, Barba y Ortega-. La estrategia de Castro fue dividir Tecate territorialmente en cinco sectores ese día.
Cada mando policiaco tuvo en sus manos listas con los nombres de los agentes que estarían reportando y atendiendo órdenes por medio de su conducto. De acuerdo a los testimonios de un grupo de municipales que acudieron con quien escribe esta columna, una de las primeras instrucciones por parte de Francisco Castro Trenti a la tropa -dada por medio de sus superiores- fue que tenían que votar por el Partido Revolucionario Institucional, el mismo que llevó a su jefa Nereida Fuentes a la alcaldía.
Así fue que los mandos policiacos dieron precisas reglas a los uniformados: todos debían ir a las urnas y votar en cada una de las boletas (para gobernador, diputados y presidente municipal) por los candidatos del tricolor. Una vez hecho esto, debían colocar su identificación de la Dirección de Policía al lado de las boletas, tomarle una fotografía con su teléfono celular y enviarla vía WhatsApp a su superior. Esta columna va acompañada con algunas de muchas imágenes que sirvieron como pruebas para el jefe Francisco.
Además, los mandos amenazaron que aquel que no cumpliera con la orden sería castigado por el resto de la administración. Basados en las evidencias, refieren que los 140 agentes que tiene a su cargo hicieron lo propio para sumar la misma cantidad de votos a los candidatos del PRI.
Pero de nada sirvieron sus votos coaccionados para el objetivo mayor. El candidato a gobernador por el PRI, Enrique Acosta Fregoso, obtuvo miserables 4 mil 404 votos en Tecate, frente a los 18 mil 904 sufragios de Jaime Bonilla Valdez, hoy gobernador electo de la coalición encabezada por Movimiento Regeneración Nacional.
En el caso de munícipes, siendo el gobierno en turno, el PRI se fue al hoyo del tercer lugar con 5 mil 065 votos para el ex candidato y ex alcalde Javier Urbalejo Cinco. Por su lado, Zulema Adams, la abanderada de Morena, sacó el doble que el partido en el poder: 10 mil 016 votos de un total de 26 mil 682 emitidos.
Para nadie es secreto que los últimos cargos que ha tenido Francisco Castro Trenti en instituciones de gobierno se los debe a su hermano Fernando, ex candidato a la gubernatura por el PRI en 2013, pero hoy cercano amigo y futuro colaborador de Jaime Bonilla Valdez.
Así, con el aval de su hermano, Francisco llegó a la Dirección de Seguridad Pública en Rosarito en el gobierno priista de Javier Robles Aguirre, a la Subprocuraduría de Derechos Humanos en el periodo de Arnulfo León Lavenant y como jefe de la Policía Municipal en la actual administración de Nereida Fuentes.
Con semejante carta de parentesco, Francisco Castro Trenti ahora se candidatea para un puesto de seguridad pública en la próxima gubernatura. Habrá que ver si la que encabezará Morena, admite entre los suyos a quienes operaron políticamente en su contra.