Si ella dice:
“Mira qué hora de llegar, ¡son las cuatro de la mañana!”.
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Tú di:
“Yo tengo otros datos”.
Si ella dice:
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“¡Pero si apestas a alcohol!”
Tú di:
“No voy a caer en provocaciones”.
Si ella dice:
“¡La vecina te vio entrando a un table!”.
Tú di:
“Esa es información falsa de la prensa fifí y chayotera”.
Si ella dice:
“¿Y dónde está el dinero de la quincena?”.
Tú di:
“Soy dueño de mi silencio”.
Si ella dice:
“¡Te voy a acusar con el padrecito!”.
Tú di:
“¡Al diablo con las instituciones!”.
Si ella dice:
“¿Entonces no dejarás el desmadre?”.
Tú di:
“Lo que diga mi dedito”.
Si ella dice:
“¡Es que todo mundo ve cómo me tratas!”.
Tú di:
“Voy a hacer una consulta ciudadana para ver si es cierto”.
Si ella dice:
“Lo único que quieres es pelear”.
Tú di:
“No, no, no; amor y paz”.
Si ella dice:
“¡Me dan ganas de matarte!”.
Tú di:
“Abrazos, no balazos”.
Si ella dice:
“Por mi cuenta corre que no vuelvas a salir al desgarriate”.
Tú di:
“Me canso ganso”.
Autor: Un anti-AMLO.
Foto: Internet
Abuelita en el hospital
Una abuelita habla por teléfono al hospital y pregunta tímidamente:
“¿Sería posible que alguien me informara cómo está una paciente?”.
La operadora contesta:
“Encantada de ayudarla, ¿cómo se llama la paciente y en qué cuarto está?”.
Con voz temblorosa, la abuelita dice:
“Nora Martínez, habitación 302”.
La operadora responde:
“Permítame ponerla en espera, mientras hablo con la enfermera del piso para poder informarle”.
Después de dos minutos, le explica:
“Tengo buenas noticias, la enfermera que en este momento está con ella, me dijo que Nora va muy bien, su presión arterial y su glucosa ya están en su curso normal y el doctor que la vio esta mañana dice que la darán de alta el martes”.
La abuelita exclama:
¡Qué alegría! Ya estaba preocupada, Dios la bendiga, señorita, por las buenas noticias”.
La operadora replica:
“Fue un placer ayudarla pero, perdón, ¿Nora es su hija?”.
Y la abuelita responde:
“No. Nora soy yo, la de la habitación 302, lo que pasa es que no tuve otra opción que internarme aquí en el IMSS y, como a nadie le importa el mugroso timbrecito ese, no me dan medicamentos, no me sirven comida, la enfermera no viene a verme y el médico hace cuatro días que no se aparece, entonces desde antier me vine a mi casa. ¡Estoy llamando para saber si ya estoy bien y si en ese hospital de quinta alguien se dio cuenta que ya me fui!”.
Autor: Abuelito en la privada.
Sugerencia
Andrés Manuel López Obrador va con su peluquero y le da un buen consejo para recuperar su popularidad:
— Señor Presidente, ¿qué tal si se pela como don Porfirio Díaz?
“¿Y cómo se peló?”.
— Por Veracruz, ¡agarró un barco y a la fregada!
Autor: Otro arrepentido.
Policías de mal gusto
El miércoles 26 de junio, la Policía de Detroit arrestó a un supuesto grafitero por actos de vandalismo.
Resulta que Sheefy McFly, de 29 años de edad, en realidad estaba pintando ¡EN ZERIO! un mural para el que había sido comisionado por el Municipio, como parte de un programa para combatir, precisamente, el grafiti.
El joven autor trató de explicar su proyecto a los agentes sin gusto ni creatividad -obvio-, incluso un funcionario municipal se presentó en el lugar de los hechos para abogar por él, pero nadie logró convencer a los elementos del Departamento de la Policía de Detroit, sobre todo porque el artista no tenía a la mano el permiso para hacer la obra.
McFly fue retenido 24 horas y posteriormente puesto en libertad. Su contrato requería que pintara diez murales… y no pudo terminar ni siquiera el primero.
