Para conseguir el poder y crear el Cártel Jalisco Nueva Generación, sus actuales líderes traicionaron al que era el jefe de su organización (Los Valencia), Óscar Nava Valencia “El Lobo”. Al ser extraditado, el michoacano se vengó, poniendo al Abigael “El Cuini” González Valencia y Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho” en la mira del gobierno de Estados Unidos. Abigael, preso en el penal Altiplano, ve aplazada su extradición por sus amparos y un proceso en Chiapas por homicidio. “El Mencho”, líder de Jalisco, no es localizado
La vida criminal de las organizaciones delictivas en el mundo está plagada de traiciones y en México la historia no es diferente, puesto que el nacimiento de nuevos grupos surge de la atomización de bandas, producto de aprehensiones, asesinatos, deserciones o venganzas de y hacia sus más importantes miembros.
De esa manera se entiende que del legendario Cártel de Guadalajara hayan emanado la mayoría de agrupamientos organizados del narcotráfico mexicano como los cárteles De Sinaloa (CDS), Juárez, Arellano Félix (CAF) Beltrán Leyva y Jalisco Nueva Generación (CJNG), en su inicio conocidos como “Los Torcidos” (los traidores).
En octubre de 2009, la detención del líder del Cártel del Milenio, Óscar Orlando Nava Valencia “El Lobo”, resquebrajó a la organización michoacana que consideró la captura como una traición de sus socios de Sinaloa, liderados por Ignacio Coronel en Jalisco. Pese a ello, una facción del bando de Los Valencia decidió continuar con los sinaloenses, por lo que el otro bando los bautizó como “Los Torcidos”.
A la muerte de Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal en julio de 2010, los michoacanos se apoderaron del control del territorio jalisciense, reduciendo a sinaloenses y duranguenses que operaban para la familia Coronel. Así surge el CJNG, encabezado por Erick Valencia Salazar “El 85” y Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”. Los Valencia opositores formaron el grupo llamado “La Resistencia”, aliándose con células de La Familia Michoacana y el Cártel del Golfo, pero con el tiempo fueron alineados.
Parte importante en la historia para conseguir la cúspide del CJNG fue el apoyo financiero y la experiencia en negociaciones, trasiego, lavado de dinero y capacidad de sobornos de la familia de los hermanos González Valencia, de Aguililla, Michoacán, conocidos como “Los Cuinis”, cuñados del “Mencho”, quien después de marzo de 2012 quedó solo al frente del cártel, tras la detención del “85”.
Todo parecía marchar bien para las huestes de Oseguera Cervantes y “Los Cuinis”, hasta que el derrocado Óscar Nava Valencia, extraditado a Estados Unidos, decidió deponer en contra de sus ex subalternos a cambio de beneficios para obtener una condena reducida en una corte federal norteamericana. Fue “El Lobo” quien puso en la mira de las autoridades estadounidenses a los michoacanos que presuntamente le traicionaron.
UN “LOBO” SUELTO
La venganza de Nava Valencia llegó desde el otro lado de la frontera cuando decidió declararse culpable de cargos de narcotráfico en 2012 y, con base en una negociación, al delatar a sus ex pupilos de crimen, fue sentenciado a una pena de 25 años de prisión por un juez federal en Houston a principios de 2014. Óscar arremetió principalmente en contra del eslabón más importante de la organización de “Los Cuinis”.
“El Lobo” Valencia declaró que en el año 2000, cuando era uno de los principales líderes del Cártel del Milenio, incorporó a sus negocios a Abigael González Valencia “El Cuini”, quien era un integrante de menor rango, pero al que reconocía su capacidad para importar grandes alijos de cocaína proveniente de Colombia, en cantidades que iban desde mil hasta los 2 mil 500 kilogramos del alcaloide cada dos o tres meses. El proveedor era el narcotraficante colombiano Diego “Rastrojo”, oriundo de Cali.
Dado el crecimiento del “Cuini”, Nava Valencia le confío entre 2006 y 2007 por lo menos tres cargamentos de tonelada y media de droga -cada uno- que fueron entregados por colombianos a Abigael en México. Óscar Orlando le pagaba a su cuasi socio con maletas llenas de dólares, aunque después mandaba emisarios a liquidar los pedidos a Ciudad de México, según su relato.
Durante sus reuniones, González Valencia presumió al “Lobo” que movía gran parte de las drogas a Nueva York y Los Ángeles, cuyas ganancias regresaban vía terrestre a bordo de vehículos desde la Capital de California hacia Tijuana. Con amargura, Nava Valencia recordó que poco antes de que fuera traicionado y capturado en Jalisco, dos de sus primos que trabajaban para “El Cuini” en Los Ángeles, recibiendo sus cargamentos, fueron secuestrados y asesinados en México por órdenes de Abigael.
En la delación realizada ante un fiscal estadounidense, el extraditado afirmó que González Valencia, cuñado del “Mencho”, siempre andaba armado al momento de sus reuniones y era acompañado por guardaespaldas que también portaban armas de fuego. Dijo que en verano de 2007 había invertido junto con “El Cuini” y otros michoacanos en un gran cargamento de cocaína que llegaría a México a bordo de un sumergible, pero como autoridades colombianas descubrieron la nave, los tripulantes optaron por hundirla para que no fuese incautada.
Óscar Nava Valencia confesó que entre 2007 y 2008 operaba junto a Abigael González una ruta de tráfico de cocaína utilizando portacontenedores de Colombia a Panamá, en ocasiones a Costa Rica y de ahí a México. “Transportábamos un cargamento de entre 500 y mil kilogramos cada dos o tres meses”, reiteró.
“El Cuini” se encargaba del éxito del trasiego de Sudamérica a Centroamérica, y de ahí, “El Lobo” era responsable de transportar la droga a México.
En 2008, los michoacanos transportaron tres cargamentos que variaban entre 300 y mil 200 kilogramos de clorhidrato de cocaína, cada uno, vía aérea hasta Guatemala. El trato era parecido al del año inmediato anterior. “El Cuini” compraba el polvo blanco en Colombia, pagaba los vuelos, mientras “El Lobo” hacía el gasto de Guatemala hacia México. En el mismo año, Abigael le propuso al declarante un plan para enviar cocaína desde Panamá hasta Los Ángeles a bordo de un barco de contenedores, pero a Nava no le agradó la propuesta y se negó a participar.
Óscar expresó que en 2009, González Valencia le comentó que seguía utilizando la ruta en barco, y que movía entre dos y tres toneladas de cocaína por envío. Agregó que poco antes de ser detenido, a finales de ese año, coordinó con “El Cuini” el trasiego de un cargamento de tres mil kilogramos de cocaína de Colombia hasta México en una aeronave matriculada en Estados Unidos. Se programó el cargamento, pero finalmente no se llevó a cabo debido a su captura.
Nava finalizó su testimonio al señalar que González Valencia tenía conexiones con las Fuerzas Armas Revolucionarias de Colombia y “se aprovechó de las mismas para traer al menos cuatro combatientes de las FARC para entrenar a los integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación y ‘Los Cuinis’ en técnicas de fabricación de bombas y asesinato. Dos de dichos combatientes murieron en un tiroteo con la Policía en México”.
CJNG EN LA MIRA
Las declaraciones de Óscar Orlando Nava Valencia y las de otro testigo cooperador con identidad reservada sirvieron para fincar cargos en 2014 no solo contra Abigael González Valencia, también contra Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”. Estos testigos con conocimiento directo, suministraron información sobre las actividades delictivas de los michoacanos, de quienes ya se tenían antecedentes en la Unión Americana por lo menos desde 1999.
En la declaración jurada del testigo cooperador que participó en la asociación delictuosa con fines de distribución de drogas para la organización Los Cuinis, del que no se divulgó su identidad por temor a que él o su familia sufran daños corporales o la muerte, también aceptó los cargos de narcotráfico en Estados Unidos en 2013. Sostuvo que en 2003 un socio de nombre José Madrigal le presentó a Nemesio Oseguera Cervantes y también conoció a Abigael González Valencia.
La presentación que hizo Madrigal fue para que en Guadalajara, en casa del “Cuini” zanjaran diferencias dos narcotraficantes que tenían un conflicto. A partir de ahí hizo tratos indirectos con Abigael, pues el declarante le vendía cocaína a otra persona, y esta, a su vez le pasaba parte del cargamento a González Valencia, al que identificó como uno de los líderes de una organización criminal conocida como Los Cuinis que facilitaba el envío de droga de Colombia a México.
En verano de 2009, cuando el grupo de michoacanos había crecido, el testigo anónimo trató con “El Cuini” el traslado dos toneladas que éste tenía varadas en Ecuador. El declarante, que también tenía otras dos toneladas del polvo para transportar a México, llegó a un acuerdo con el mexicano, pero Abigael ofreció pagarle el flete con droga, al no tener dinero en ese momento. El viaje nunca se efectuó porque la Policía ecuatoriana incautó el cargamento.
En abril de 2015, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, incluyó en sus designaciones en la lista negra de cabecillas del narcotráfico a González Valencia y a Oseguera Cervantes, los cuñados y líderes tanto de Los Cuinis como del CJNG. En la Corte Federal de Distrito para el Distrito de Columbia se giraron órdenes de aprehensión en su contra el 13 de marzo de 2014 por los siguientes cargos:
- Involucrarse en una empresa criminal continua.
- Asociación delictuosa para distribuir cinco kilogramos o más de cocaína y 500 gramos o más de metanfetamina, a sabiendas y con la intención de que dichas sustancias fueran importadas ilegalmente a Estados Unidos desde un lugar en el extranjero.
- Uso, portación y por blandir un arma de fuego durante y con relación a uno o más delitos contra la salud y por poseer un arma de fuego con el fin de fomentar dichas actividades de tráfico de droga.
Además del narcotráfico, se estima que la posesión, transporte y uso de armamento por parte de los imputados materializó numerosos actos de violencia, incluidos homicidios, asaltos, secuestros y actos de tortura que “tenían el objetivo de promover la reputación de las organizaciones, proteger las actividades de tráfico de drogas y sus rutas, generar temor entre los rivales de la organización y aplicar disciplina entre los integrantes de la organización”.
Preso desde el último día de febrero de 2015, cuando fue atrapado en Puerto Vallarta, Jalisco, Abigael González Valencia enfrenta el procedimiento de extradición internacional declarado procedente por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores desde el 21 de diciembre de 2016; sin embargo, la entrega material ha sido pospuesta debido a los juicios de amparo que en varias ocasiones ha promovido el sujeto reclamado, quien también tiene cuentas pendientes en la República Mexicana.
Uno de los asuntos que presuntamente entretendría la extradición del “Cuini” es el proceso penal que existe en su contra en el Juzgado de Primera Instancia del Ramo Penal del Distrito Judicial de Catazaja-Palenque, en el Estado de Chiapas, donde el 12 de septiembre de 2017 le fue dictado un auto de formal prisión por su probable responsabilidad en la comisión del delito de homicidio calificado.