Durante cuatro años tuve el honor y la gran responsabilidad de presidir la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Baja California, encargo que culminó el pasado viernes último de mayo y como todos los ciclos, me llevó de regreso en el tiempo con los recuerdos acumulados desde el 2015.
Hace unos días presenté un informe de cierre ante la sociedad, los medios de comunicación y representantes de los poderes del Estado; mientras comentaba cada logro de la institución simultáneamente iba haciendo memoria del proyecto que presenté en la Comisión de Derechos Humanos de la XXI Legislatura cuando era una aspirante entre más de una veintena de personas, algunas con más experiencia que otras.
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Recuerdo claramente que hablé de un proyecto ambicioso, amplio, transparente, que hiciera rendir el poco presupuesto asignado pero que debía crecer en todos los sentidos, que se posicionara en el ámbito nacional e internacional y al mismo tiempo que mantuviera cercanía con la población, que hiciera alianzas estratégicas para transversalizar el enfoque de derechos humanos y que tuviera como prioridad la defensa de las personas en contextos de mayor vulnerabilidad.
Días después de aquella comparecencia tomé protesta como presidenta del órgano autónomo de derechos humanos y recibí las felicitaciones y consejos de muchas personas interesadas en que la Comisión fuese una institución respetable; una diputada de Mexicali a la que yo no conocía con gran emoción se acercó a mí y después de abrazarme me pidió dignificar la Comisión, me dijo “la dejaron ultrajada y ahora tienes la tarea de sanarla”, recibí el mensaje más no lo entendí del todo en ese preciso momento. Lo que sí tuve claro es que me tocaba acompañar el nacimiento de una nueva defensoría del pueblo, ya no existía la Procuraduría de los Derechos Humanos, surgía la Comisión con una nueva ley, más atribuciones y grandes retos.
Durante la gestión 2015-2019 de la CEDHBC se recibieron 28,153 solicitudes de intervención, que significan un número mayor de personas afectadas en comparación con otras gestiones.
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76 Recomendaciones fueron emitidas, algunas de gran complejidad como la que busca hacer justicia por las víctimas de los hundimientos en Lomas del Rubí o la de las víctimas del incendio en Hermoso Atardecer, otras también relevantes pero de índole general como la Salud Mental, la Accesibilidad en las Ciudades y la relativa a la Violencia de Género. También se avanzó en materia de reparación del daño.
Se logró abatir el rezago que existía desde el 2010 y se incrementó el presupuesto de la comisión en casi un 30%. Se creó la Unidad de Periciales y la Quinta Visitaduría para la atención especializada de diversos temas. Se capacitó al personal de manera constante en materia de derecho internacional de los derechos humanos. Asimismo, como resultado de las auditorías, el Órgano Superior de Fiscalización del Estado determinó que la CEDHBC es una institución que no presenta observaciones.
Se firmaron más de 100 acuerdos de colaboración con asociaciones, universidades, instituciones públicas y con gremios empresariales, también se elaboraron 4 Diagnósticos Estatales de Supervisión Penitenciaria que tuvieron incidencia positiva comprobada.
Consciente de la necesidad de abrir espacios de gobernanza para que activistas de derechos humanos sigan participando en las decisiones de las instituciones públicas, se instalaron tres Observatorios con la sociedad civil organizada, los colegios de profesionistas y las universidades; el Observatorio de los Derechos de las Mujeres y las Niñas, el de los Derechos de las Personas con Discapacidad y el Observatorio de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
En el ámbito nacional tuve la oportunidad de ser vicepresidenta de la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos y en el ámbito internacional pude lograr varios publicaciones y proyectos con la Federación Iberoamericana del Ombudsman.
Pese a los avances, muchos pendientes quedaron, pero todos los días, junto a un gran equipo, hice mi mayor esfuerzo para defender y promover los derechos humanos en una sociedad cuya cultura a veces pareciera inclinarse más por la discriminación y otras violencias que por la paz y la justicia.
Desde muy joven me asumí defensora de los derechos humanos, hace unos días terminé solo una etapa más de un proyecto profesional que ocupa gran parte de mi proyecto de vida, así que seguiré desde cualquier trinchera defendiendo el respeto a la dignidad y tratando de empujar la balanza hacia la justicia.
Una vez defensora de los derechos humanos, siempre defensora.
Melba Adriana Olvera es Presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California
Correo: melbaadriana@hotmail.com
