La evolución humana generó la evolución industrial, el hombre la forzó.
Playas y mar hoy han sido manchadas y no hechas para soportar la bestialidad humana que las lleva a la debacle mortal, de belleza, naturalidad y destrucción de la vida animal llega a eso.
¿Te gusta, o me gustaría, vivir y moverme en mis labores de casa, entre pañales, popotes, bolsas, llantas, madera en astillas, aguas turbias, tenis, etc.? Pues claro que no, porque en cambio, si mandamos todo eso al mar, a los ríos y a los lagos la fauna no tendría voz y no pueden pedir auxilio.
Es más fácil destruir que construir, la irresponsabilidad y la inhumanidad han destruido mucho sin piedad. La nula educación en casa sobre ecosistemas y responsabilidad, sobre ser educados, ha tenido consecuencias. Sí demostramos o demuestro irresponsabilidad dejando basura, y si mis hijos lo ven será perpetuar décadas de contaminación. Si el vástago no es educado y aprendió lo de sus progenitores nada se corregirá. Hay muchos mares que piden ayuda y debemos actuar, estamos a tiempo. Cierto que 3/ 4 del planeta son agua. Hay rellenos sanitarios, ese es el lugar para la basura y no el océano transparente como debe ser. Los libros de texto de primaria hablan de lo que hemos contaminado y cómo evitar tal crimen, si no obedecemos y educamos bien.
Un daño irreversible se está dando, es hora de actuar.
El actual gobierno de AMLO no habla de contaminación, ni de evitar ensuciar más. El planeta gime, se asfixia, late su corazón lentamente, cada temblor o terremotos son epilepsias de agonía. Hagamos todos algo, desde nuestra casa hasta nuestro entorno laboral, es tarea obligatoria.
Una cuna de vida es el mar. Es el hogar de miles de especies geniales que dan vida a las insólitas profundidades obscuras que hoy están amenazadas por el ser humano.
Entre plásticos y la indiscriminada caza de animales. Están en peligro de no verlos nunca más.
Algunos animales marinos mueren engañados por los plásticos que en algún momento pasan por mi calle y desembocan en el mar; somos totalmente culpables. Los pretextos se acabaron. }
Un mundo de líquido, los océanos y sus animales que no saben y dependen de nosotros, de seguir así nos viene una tarea titánica. Ya hemos dado el primer paso al prohibir las bolsas de plástico, pero nos falta educar, multar y ser humanos conscientes, tener corazón y total responsabilidad.
Manos a la obra. Hoy limpié un tramo de un arroyo que desemboca al mar en la vía Alamar, me sentí feliz al proteger un la cuna de vida más grande. Claro que se puede, empecemos que tan necesario es.
Llegó la hora del planeta azul.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez
Tijuana, B.C.