En época electoral y en el último año del gobierno de Francisco Vega de Lamadrid, hay funcionarios de alto nivel que cruzan las piernas, se estiran y llevan sus manos a la nuca para bostezar. Se relajan pues, por decirlo de la manera más gentil. Un caso es el subprocurador de Justicia de Mexicali, Fernando Ramírez Amador que durante la Semana Santa su personal y sus instalaciones sufrieron el abandono de control y mando de un jefe que ponga orden dentro de la Procuraduría General de Justicia del Estado. Un caso (aparte del robo de uniformes documentado en la edición anterior): el sábado de gloria y cuando las playas de San Felipe estaban saturadas por vacacionistas, tres agentes de la Policía Ministerial se paseaban bajo el sol abrazador de las dunas. Sin uniformes, sin insignias, lo hacían arriba de un vehículo Razor propiedad de un particular, de esos carros especializados para transitar fuera de carretera. Subieron y bajaron los arenales del desierto del puerto, derraparon y después de un buen rato de diversión –bueno, la versión del subprocurador fue que estaban en un operativo– como a eso de las 4 y media de la tarde se estrellaron contra otro vehículo del mismo tipo, lesionando a dos menores de edad, ciudadanos estadounidenses. José Ángel Delgadillo Ruvalcaba, uno de los policías involucrados, fue quien pidió apoyo urgente por el accidente que había protagonizado y en el cual resultaron lesionados sus dos compañeros Hugo Ruiz Reyes y Everardo López Sánchez. Los tres fueron trasladados al ISSSTECALI de Mexicali, Delgadillo se fracturó la rodilla, el agente Ruiz con algunas costillas rotas y López Sánchez con intensos dolores en el pecho. La movilización de personal de la PGJE fue como lo amerita cuando hay compañeros lastimados. Al momento de dar explicaciones, en los niveles más altos del gobierno, el subprocurador siguió sosteniendo que se trató de un operativo para la localización de un auto robado que terminó siendo una falsa alarma, y se parece más a un paseo sabatino.
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