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lunes, febrero 19, 2024
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¿De qué se ríen allá arriba?

¿Tan segura la tienen que sin haber ganado ya se ríen de nosotros?

Una visión en picada vertical como desde estos carteles debe ofrecer una panorámica de Tijuana y Baja California muy distinta a la que estamos habituados los que vivimos a ras del suelo, los que vemos horizontalmente nuestra ciudad y nuestro estado; así como se ve a los hermanos, a los amigos, a los compañeros, a los conciudadanos.


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Acaso desde esa altura nos confundan con hormigas, que puedan pisar hasta sin darse cuenta.

¿De dónde les nació el afán, me pregunto, por querer gobernarnos? Y no hallo respuesta. ¿No estaban suficientemente a gusto lucrando en sus negocios para ir a ensuciarse ahora los zapatos a donde ni el pavimento llega? Perdóneme, pero yo no me la creo. Desconfío de sus risas como de esas risas que se adelantan a los chistes.

¿Cómo es que de pronto se han volteado al lado de los pobres, y ahora usufructúan de la candidatura de un partido cuya ideología históricamente nunca ha sido la suya?


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Perdónenme, pero yo no les creo. ¿Cómo es que de pronto -como por arte de magia- estos empresarios tan exitosos distraigan la obsesión de sus vidas que siempre estuvo puesta en la utilidad para ponerla ahora al servicio del bienestar de la sociedad? ¿Qué luz los tiró del caballo?, pregunto por aquello de que Saulo, de perseguir a Cristo, se convirtió en San Pablo. Porque cambios tan radicales en el interés de las personas solo parece que ocurren en la Biblia. ¿Pero aquí, en un terreno tan pedestre como las campañas electorales?

Perdónenme, pero de esas risas del cartel yo desconfío como de un olmo que de pronto -desafiando el refrán- se soltara dando peras.

Mientras espero con el pie en el freno frente a las torres a que se ponga el verde, me pregunto: ¿serán tan ingenuos de ignorar que su ambición los delata y los hace sospechosos?

Cada quien vote por quien quiera; yo por mi parte, me tomo por sano juicio desconfiar de estos candidatos y de los otros en la misma medida de su ambición por gobernarnos. Mientras más ruido hacen más me cuido de no votar por ellos.

Votaré, en cambio, por quien exhiba menos ambición por gobernarnos, aquel el más callado y prudente; el que mejor demuestre una actitud honesta y consecuente con su vida en el servicio a los demás.

En cuanto a éstos que ilustran mi texto, si realmente hubieran querido ayudar a la sociedad, desde cuándo ya lo habrían hecho, ahorrándose la molestia de encaramase a un cartel.

 

Aquiles A. Prieto.

Tijuana, B.C.

Autor(a)

Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez Carlos Sánchez CarlosSanchez 36 carlos@zetatijuana.com
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