El que Jaime Bonilla, candidato a gobernador de la coalición que encabeza Morena no asistió y no asistirá a los debates organizados por el Instituto Estatal Electoral (y a ningún otro) dejó de ser noticia. Donde se para el senador con licencia da las razones de su ausencia: primero, dice el de Morena, que ya tiene una agenda desde hace meses. Segundo, que sería el blanco de los ataques de los otros 5 candidatos, lo cual lo pone en desventaja por no tener el mismo tiempo para responderle a cada uno. Y tercero, que no quiere perder el tiempo debatiendo con quienes no tienen posibilidad de ser competitivos. Hace una semana, Bonilla dijo ante un medio de comunicación que mejor sería que el debate fuera exclusivamente entre el candidato del PAN, Óscar Vega Marín, pues, según sus mediciones (y seguramente las de todos) el panista lleva el segundo lugar en la carrera electoral por debajo de él. Fue así como Bonilla aceptó entrarle al debate político. Además puso otras condiciones: que se realice en las instalaciones y sea transmitido en el Primer Sistema de Noticias (PSN), empresa de radio y televisión de su propiedad así como que sea moderado por el conductor Fernando del Monte y la periodista, Dora Elena Cortés.
En los últimos días Bonilla y Vega Marín entraron en contacto. WhatsApps fue el canal de comunicación, allí en la intimidad digital el reto no fue tan amable pero los dos aceptaron para finales de mayo. Cada uno eligió 3 temas sobre los cuales debatir y cada uno definió a una persona de confianza para afinar los detalles, quienes entraron en comunicación.
El morbo político comenzó a crecer, un debate estelar de pago por evento no suena mal. Pero momento, ¿Esto sería posible? Según las normas electorales, no.
De acuerdo con los lineamientos generales de la Comisión Especial de Difusión Institucional y Debates del Instituto Estatal Electoral para organizar un nuevo encuentro además de los 25 que en total se notificaron ante el árbitro electoral, sería necesario “invitar a todas y todos los contendientes al mismo cargo de elección popular”, es decir, al resto de los contendientes a la gubernatura, en este caso.
Entre los requisitos obligatorios para los debates es que se le tiene que dar parte al Consejo General del IEE sobre la realización del debate con tres días de anticipación y “exhibir las constancias de que se realizaron las invitaciones a todas las candidatas y candidatos que contienden”.
Así que de entrada, el show que se gesta en los equipos de Morena y el PAN carece de marco legal. Pero bueno, cuándo eso ha importado.
