El paso de las cintas de DC Comics a la pantalla grande no ha sido muy afortunado que digamos. Desde tantas erráticas entregas de Batman hasta la débil versión de Superman, los superhéroes de esta firma nada más no han corrido la misma suerte que los protagonistas de Marvel en el cine. Hasta que llegó “¡Shazam!”
Esta apuesta inteligente de David F. Sandberg tiene a Zachary Levi en el rol protagónico cuando se convierte en “¡Shazam!” partiendo de Billy Batson (Asher Angel), un niño de 14 años que puede convertirse en el superhéroe al decir la palabra mágica “¡Shazam!”, tal y como le explicó el misterioso mago que se encontró al subirse a un tren.
Así, la orfandad de Billy quedará más que resuelta en su nueva vida, donde apoyado en su hermano postizo y nuevo amigo, Freddy (Jack Dylan Grazer), deberá descubrir poco a poco los poderes únicos de Shazam.
Ese proceso es simplemente divertido, poblado de situaciones cómicas que dan al personaje nuevos bríos. Los diálogos son frescos, espontáneos, convincentes y, aunque a nivel estética pudo haber sido mejor -y no hablemos de los efectos especiales-, en general el resultado es bueno, o tal vez buenísimo gracias a Levi, quien hace un gran papel enfundado en esas ridículas mallas rojas y capa blanca.
Así es que, además de la acción típica de este tipo de largometrajes, hay razones de sobra para reír y pasar un buen rato mientras somos testigos de la transformación de Billy en Shazam y luego lo vemos enfrentar a su primer villano, el Dr Thaddeus Sivana, muy bien interpretado por Mark Strong.
Claro que habrá secuelas, una y otra tal vez, pero a diferencia de otras películas basadas en DC Comics, ahora sí se espera el episodio que vendrá porque “¡Shazam!” ha abierto la puerta para eso y más. ***