Juzticia
El entusiasmo en las campañas de los diferentes candidatos y sus partidos evidentemente va enfocado a ganar las elecciones: ¡Vamos a ganar! Esa es la expresión que se está escuchando hasta la saciedad, y la pregunta es: ¿Están trabajando para, en su momento realizar un buen gobierno?
La inclusión de personajes de diferentes partidos en partidos anteriormente contrarios a algunos nos confunde en cuanto a la solidez y claridad del objetivo de llegar al poder, no obstante las expresiones acostumbradas en el sentido de luchar por la justicia social y el bien común, las mismas son frases trilladas que más que esperanza generan desconfianza.
Frecuentemente los candidatos no escatiman medios para señalar las grandes cualidades, capacidad, trayectoria y demás méritos para demostrar que son las personas idóneas para ocupar los cargos a los que aspiran, sin embargo hay que hacer caso a los dichos populares que se generan en la experiencia social como el que dice: “La calidad no requiere publicidad”, y en las circunstancias electorales en las que nos encontramos, si bien es cierto que los candidatos deben promoverse para obtener el voto, también es cierto que la mayoría le exagera en cuanto a sus cualidades, y también le exagera en ocultar profundamente sus defectos, errores y cuentas pendientes.
No se escucha que los adeudos millonarios de los gobiernos, cuyos gobernantes han abusado del crédito de tal suerte que el Estado y los Municipios están endeudados e hipotecados hasta la asfixia, y que difícilmente con el ingreso de impuestos solamente, se puede ejercer medianamente la administración pública; entonces, la promesa de obras, de mejoras en todos los sentidos de dónde se van a pagar; “no gastes lo que no tienes ni compres lo que no necesites” es la regla de oro de la economía sana. Platón decía que la administración pública del Estado se asemeja a la administración familiar.
Es evidente que a los mexicanos nos falta mucha formación, estudio y conciencia para participar eficientemente en elecciones que nos lleven a elegir al candidato que realmente satisfaga las aspiraciones de un buen gobierno por parte de la ciudadanía; no es de hoy que el hambre y la ignorancia en la gente sea motivo de manipulación política, elementos combinados con vivales y oportunistas, seguramente nos da un gobierno ineficiente y corrupto.
Las políticas gubernamentales evidentemente que deben tener un sentido social y deben constituirse un factor de equilibrio entre las clases sociales pero, sin olvidar que las finanzas juegan un papel importante y que los programas sociales deben establecerse en base a la capacidad económica del Estado cuidando que los gastos del funcionamiento del Estado en todos los sentidos estén cubiertos, no sobra señalar que los aspectos de educación y de justicia son fundamentales para la preparación, motivación y respetuosidad del ciudadano en la sociedad.
Escuchaba de gente seria, trabajadora y productiva, que los gobiernos no están a la altura de las necesidades de la ciudadanía, que la mayoría de los participantes en elecciones no tienen la conciencia de la repercusión y alcances que tiene el ejercicio de un gobierno, que si se hicieran cuentas de los daños y perjuicios que se causan por decisiones gubernamentales sin el soporte de pensar en sus efectos, a la mayoría se les confiscarían sus bienes y los de sus familiares y además, estarían recluidos en la cárcel por irresponsables y defraudadores del servicio público.
La mayoría de los aspirantes a puestos públicos obedecen a cuestiones circunstanciales y no a capacidad y honestidad probada, la historia se repite, el compadrazgo, el amiguismo, el influyentismo, también el parasitismo, el oportunismo, el cuotismo, el incondicionalismo, el servilismo, el caprichismo, etc., están presentes y dudo que esa mezcla produzca un buen gobierno.
No obstante lo anterior la lucha se da en todos los partidos y en todos los grupos sobre el poder, el dinero, el diferimiento y respeto a las normas, la fraternidad y el conocimiento –ignorancia, a la enfermedad de lo negativo hay que erradicarla con formación, educación y justicia.
El Licenciado Gerardo Dávila ejerce su profesión en Tijuana, B.C.
Correo: lic_g_davila@hotmail.com