El gobernador Francisco Vega de Lamadrid se va quedando solo. Poco a poco, conforme su poder político se va reduciendo por motivos de la elección, del desprestigio y de las sospechas de corrupción.
Ahora sí que quienes le acompañaron están viendo cómo salvan el futuro, cómo se acomodan en un cargo de elección popular, cómo amarran hueso, cómo permanecen en la nómina, cómo buscan mantener la impunidad.
No es fácil deslindarse de uno de los gobiernos catalogado no sólo como de los peores que ha habido en Baja California, sino en tiempos de Duartes y Peñas, visto como uno de los más corruptos, incluidos los que hubo emanados del PRI. Pero sus colaboradores están haciendo el intento por minimizar el costo político lo más que puedan y sacar provecho mientras tienen la oportunidad.
Tan mal anda la reputación de este gobierno y este gobernador, que hasta el candidato del Partido Acción Nacional al Gobierno del Estado, Óscar Vega Marín -o sea, el que quiere suceder a “Kiko”-, tiene la necesidad de estarse deslindando del actual mandatario, particularmente porque llevan el mismo apellido, y cargar con el estigma en campaña de cambiar a un Vega por otro Vega, no será lo más halagador, ni lo que más votos le lleve.
Hace unos días, en su página de la red social Facebook, Óscar Vega Marín lo hizo una vez más. Mientras indicó en el apartado de sentimientos o actividades, que estaba escuchando la canción “Ni Parientes Somos” en Baja California, escribió un mensaje a sus seguidores: “¡Buenos días #BajaCalifornia! Veo que han surgido muchas dudas respecto a un posible parentesco… Solo para aclarar: No tengo ningún familiar de apellido VEGA en el gobierno del estado…”. Ouch.
Aquellos que no se pueden deslindar porque, bueno, sería el colmo que estuvieron seis años viviendo del gobierno y del gobernador, pero quieren asegurar un futuro y no en el ignominioso exilio, mejor están buscando su candidatura, otro puesto o transcender en el gobierno.
El primero en abandonar a Vega (el que está en el gobierno, no el que quiere ser gobernador) fue Antonio Valladolid, quien supuestamente apoyaría la campaña nacional, pero poco se supo de él por allá.
Los que siempre se han querido ir, pero no los dejan, son el actual secretario de Finanzas y antes contralor del Estado, Bladimiro Hernández, y la procuradora de Justicia, Perla del Socorro Ibarra Leyva. El primero –dicen- ya está cansado de lo que ve alrededor y piensa que será parte en el reclamo, pero por más que ha presentado su renuncia, Francisco Vega no se la acepta. Mientras la segunda, hace ya un par de años que bajó la guardia, concentró el poder y el quehacer en los subprocuradores y también ha expresado su intención de retirarse para regresar cómodamente a su la silla que en el Tribunal Superior de Justicia le han guardado irregularmente con una licencia. Pero nada, tampoco la deja ir.
El que anda buscando acomodarse entre las huestes que ahora de todos los rincones, de todos los partidos y de todas las corrientes intentan sumarse al equipo de ahora poderoso Jaime Bonilla Valdez, senador con licencia, súper delegado federal y próximamente candidato de Movimiento Regeneración Nacional al Gobierno del Estado, es el todavía secretario de Economía de Baja California, Carlo Bonfante.
Notorio por aprovecharse del presupuesto local y federal para beneficiar a familiares, a sus compañías, a empresas de amigos, a aquellas que les cobran “moche”, por negociar lo mismo Asociaciones Público Privadas que contratos y licitaciones, Bonfante pretexta una amistad con Yeidvkol Polevnsky, la dirigente nacional de Morena, de cuando ella fue líder nacional de Canacintra, y él mandamás local del organismo de los industriales. Por ahora se cree el enlace entre Francisco Vega y Jaime Bonilla, para cualquier cosa que esto signifique en términos políticos y de negociaciones.
Y los que ya se van, son otros dos cercanos a “Kiko” Vega:
Loreto Quintero Quintero, quien abandona la Oficialía Mayor (solicitó licencia por tres meses) que ha titulado desde el inicio del gobierno estatal, para buscar la candidatura número uno de la lista del PAN al Congreso del Estado de Baja California. Por la naturaleza de su trabajo, “La Jefa” -como la apodan quienes han convivido con ella en los últimos seis años- espera con ello amarrar tres años más en la nómina bajacaliforniana.
Busca la posición número uno al Congreso, porque aunque pierdan la gubernatura, algunas alcaldías y varias muchas diputaciones en tierra, esa posición le asegura un escaño en la próxima Legislatura, que gracias a la obra e interés de Bonilla Valdez, ya no será de dos años, sino de tres.
Menor en jerarquía, pero más afín al gobernador por el apetito por los negocios, Miguel Ángel Bujanda, quien ha disfrutado y aprovechado el gobierno como nadie y pasó de ser secretario privado a coordinador de gabinete, al tiempo que obtuvo una posición económica holgada y negoció para el gobernador contratos, APP, licitaciones, leyes y todo lo que pudo, ahora también quiere asegurar su futuro político en el Congreso del Estado.
Pero Bujanda quiere la misma posición que Loreto Quintero, y a pesar que hay niveles, el domingo se verá si lo que en el PAN impera es el panismo o los negocios.
Así el gobernador Francisco Vega de Lamadrid se va quedando solo. Con negocios, claro, y propiedades y casa nueva, todo eso, pero solo en el gobierno. El mismo ahora señalado de desvío de recursos y ocultamiento de deuda por parte de la Auditoría Superior de la Federación. El gobierno del desprestigio.