A pesar de que las dos funciones de “Oleanna” en el Cine Libertad no lograron venderse por completo, la iniciativa del recinto por traer a Tijuana la obra de David Mamet que aborda el tema del acoso sexual desde la relación de una estudiante de universidad y su profesor, se convirtió en una acertada iniciativa que creó un puente entre público, el texto de 1992, su cruda vigencia, y Tato Alexander y Bruno Bichir, sus traductores y únicos actores en escena.
Con solo un par de pupitres, un teléfono, un pizarrón y una lámpara que los iluminó todo el tiempo, a través de una atropellada conversación sobre el desempeño de ella y los métodos didácticos de él, además de las frecuentes llamadas para que éste atendiera una cita por la compra de su nueva casa, esbozaron tenuemente un contexto que cada uno de los actores interpretó de diferente manera, e incluso, dejó en la misma opción al público, en un giro sorpresivo para que discerniera cuál postura era la verdadera y por qué.
“Muy concretamente, México como país le debe al sexo femenino 500 años de violaciones en todos los sentidos: laboral, éticos, morales, sociales, económicos, políticos y siguen sucediendo, entonces, si a mí me lo preguntas, (las mujeres) tienen toda la razón en salir a castrar, si es que ese fuera el caso, que tampoco lo es, pero tendrían toda la razón”, declaró en entrevista con ZETA Bruno Bichir, sobre la delgada línea que divide un acto entre trasgresor o no, y que en “Oleanna” surgió cuando el personaje de Alexander lo señaló ante los directivos universitarios por acoso sexual.
Usando a la ambigüedad como un elemento de sumo peso en su desarrollo, la obra cobra otro aire en medio de movimientos como #MeToo y Time’s Up, que han colaborado a despertar una nueva ola de feminismo e invita a todos a una constante reflexión. Por eso, Bichir compartió previamente su propia abstracción derivada de “Oleanna” y la trasgresión sexual: “Estoy seguro que estoy cometiendo uno y otro, y otro error sobre la marcha, sobre los últimos puntos de vista del sexo femenino que se siguen dimidiando esta mañana. Yo me considero no nada más libre pensador, sino de izquierda y en pro del sexo femenino, y estoy seguro que todos los días cometo errores fundamentales que pasan encima de la dignidad femenina y, nuevamente, procuro no hacerlo, pero esto no se va a modificar ni en un año ni en dos. Va a tomar generaciones para cambiar completamente nuestra cosmovisión”.
Contenidos en emociones en la mayor parte de la obra, tanto Bruno Bichir como Tato Alexander se desfogan en la recta final en una transformación que les valió el aplauso del público tijuanense, por lo que éstos se mantuvieron unos minutos en escenario para agradecerles el asistir, aun cuando hacía demasiado frío y la oferta de contenidos en plataformas digitales es amplia.