He estado lejos de mi computadora por un tiempo, viajando en lugar de escribir. Comencé a pensar de nuevo en Tijuana el Día de San Patricio la semana pasada. ¿Cuál es la conexión? Hoy en día, la mayoría de las veces en Estados Unidos, St. Patrick’s Day -el Día de San Patricio- es más que nada una celebración de la inmigración irlandesa y la oportunidad de tomar una cerveza con una camiseta verde fea que de otra forma nunca se pondría.
Este día de San Patricio, un amigo de un amigo nos contó sobre su abuelo, nacido sin nada en Irlanda. Cuando era niño, se mudó a los EE.UU., no pudo encontrar trabajo y se unió al ejército, después de muchos años de arduo trabajo para convertirse por fin en general del Ejército de los Estados Unidos. La inmigración es así. Puede ser irlandesa, mexicana o haitiana. El milagro de la migración es que les brinda a los migrantes la oportunidad de cambiar sus vidas. No todo el mundo tiene éxito. Todo el mundo tiene una oportunidad.
¿Qué está pasando alrededor del mundo? La masacre terrorista de musulmanes en Christchurch, también la semana pasada, nos recuerda lo odiados que son los migrantes en algunos lugares. La sangre ni siquiera estaba seca en las calles de Christchurch y el senador australiano Fraser Anning culpó del asesinato a los propios migrantes por mudarse a Nueva Zelanda. Anning afirmó que el problema no era el terrorismo contra los migrantes, sino el hecho de que las personas emigran. Esto es una tontería descarada.
El miedo al inmigrante es el problema. Este miedo está aumentando en todo el mundo. No es solo un problema de Donald Trump. Por lo que escribo estas palabras, Gran Bretaña se está preparando para abandonar la Unión Europea permanentemente en un proceso llamado “Brexit”. Las encuestas muestran que la principal razón por la que los británicos votaron por Brexit fue por temor a la inmigración a su país. El daño económico a Gran Bretaña será enorme. Pero una minoría significativa de británicos preferiría este daño en lugar de tener inmigrantes viviendo entre ellos.
Mi propio país siempre se ha visto a sí mismo como la tierra de la inmigración. Sin embargo, en 2018, los estadounidenses dijeron a los encuestadores de Gallup que el problema número uno que enfrenta Estados Unidos es la inmigración. Nuestro Presidente habla de los migrantes indocumentados y los solicitantes de asilo como una amenaza a la seguridad nacional. ¿A qué le teme la gente exactamente?
Bueno, hay muchos inmigrantes hoy en día. Los residentes nacidos en el extranjero constituyen el 13,7 por ciento de la población de Estados Unidos, el porcentaje más alto desde 1910. Pero Estados Unidos necesita trabajadores. Muchos de nuestros trabajadores vienen a través de nuestra frontera sur. Muchos vienen con nada más que la ropa en la espalda. Tal como lo hicieron los irlandeses hace más de un siglo, cuando huyeron del hambre y la pobreza para llegar sin un centavo a nuestras costas. Claro que tenemos muchos inmigrantes hoy en día. Los últimos datos muestran que la tasa actual de nacimientos en los EE. UU. De 1,765.5 por 10,000 es un 16 por ciento por debajo de lo que necesitamos para la estabilidad de la población. O bien aceptamos una población cada vez más reducida o acogemos a inmigrantes. ¿De dónde vendrán nuestros nuevos ciudadanos si no de nuestro vecino más cercano, México?
Entonces, si el próximo Día de San Patricio está en un bar en Rosarito y un gringo feliz con una fea camiseta verde le dice que la inmigración era diferente en ese entonces, invítelo a su próxima celebración del Cinco de Mayo. Invita a cualquier primo ciudadano americano que puedas tener, también. Puedes compartir historias sobre inmigración. Nuestras historias deben ser lo que nos une. No es lo que nos destroza.
Andrew S.E. Erickson es un orgulloso ex residente de Tijuana, ex diplomático de los Estados Unidos, con Maestría del Colegio Nacional de Guerra, y un fuerte creyente de la importancia de las buenas relaciones entre mexicanos y estadounidenses.
