“Mientras la persona no se ponga libre y voluntariamente en el último lugar
entre todas las criaturas, no habrá salvación para ella. La no violencia
es el límite extremo de la humildad”. Gandhi, Young India, 1926.
“A Dios sólo podemos encontrarlo por medio del amor, pero no el de este mundo, sino el divino” (Mahatma Gandhi).
Sin generalizar, curiosamente, las personas que más dañan la naturaleza, la creación, son personas irreligiosas, o religiosamente lights; que ensucian las playas, los desiertos, los bosques, la naturaleza.
En su mensaje de Cuaresma 2019, el Papa Francisco inspirado en su propia carta sobre el cántico de san Francisco: Alabado Seas (Laudato Si). Y centrado en la expresión paulina: la creación está expectante, hasta que se manifiesten los hijos de Dios.
Como no se puede desligar el mérito o éxito deportivo de un atleta que primero dedica tiempo, esfuerzo y sacrificios para alcanzar una meta, tampoco deberíamos desligar de los cuarenta días o cuaresma, que éstos concurren o desembocan en la Pascua de Resurrección enmarcada en la Semana Santa.
Afortunadamente en su libro “Mi Dios”, el líder político Hindú Gandhi, refiere que a Dios sólo podemos encontrarlo por medio del amor, pero no el de este mundo, sino el diviino.
Esta frase que Cristo le refiere al procurador Pilatos, expresa ya hace 2 mil años la realeza de Cristo y el cristianismo: “Mi Reino no es de este mundo”. En la visión del evangelista san Juan, “mundo” no tiene una referencia cósmica o geográfica, sino una connotación moral religiosa. El mundo son los valores (antivalores realmente) del maligno; contrapuesto a los valores del Reino de Dios.
El creyente o cristiano es primeramente una creatura, una persona, ser humano. De manera que solos sin la ayuda de Dios y el prójimo: no podemos ser verdaderamente felices. Esto lo repetirán siglo a siglo, hombres y mujeres como san Juan de la Cruz, Tertuliano, Santa Teresa, Santo Tomás de Aquino, san Francisco de Asís, San Cristóbal Magallanes (Zacatecas), Santo Toribio Romo (Jalisco), misioneros, religiosos, obispos, sacerdotes, padres y madres de familia.
Si no nos transformamos en hijos de Dios a través de Dios, nosotros, y el prójimo; Oración, ayuno y caridad con los necesitados: seguiremos trastornando la creación de Dios, en perjuicio de nosotros y de la humanidad.
Expresa Gandhi que “Nadie puede tener experiencia de Dios si no es puro de corazón”, y “Soy consciente de no haber alcanzado aún esta triple pureza: liberarse absolutamente de las pasiones del pensamiento, del lenguaje y de la acción”.
Nadie se duerme ladrón y se despierta santo. El Papa Francisco en su mensaje cuaresmal 2019, retoma la importancia de la Oracion para implorar ayuda a Dios para cambiar de vida; el ayuno para dominar las propias pasiones y voluntad; y la reina de las virtudes cristianas, la caridad, que consiste en ser feliz sirviendo a los más necesitados: en el cuerpo y en el alma: los abandonados, ancianos, huérfanos, viudas, enfermos, migrantes, hambrientos, sin casa, los presos…
También se sirve con la caridad de la verdad, como los periodistas o comunicadores que son la voz de los sin voz.
Para Mahatma Gandhi, que tanto se identificó con Cristo: “Sin autopurificación, la observancia de la ley de la no violencia no es más que un sueño vacío”.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
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