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domingo, febrero 18, 2024
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Genio

Había un tipo que era tan borracho, pero tan borracho… que le decían “genio”, porque cada vez que destapaban una botella, siempre aparecía.

Autor: Un amigo sobrio… seguramente.


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Maratonista

El año pasado entré en un maratón. La carrera comenzó e inmediatamente era el último de los corredores. Fue penoso.


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El tipo que estaba delante de mí, penúltimo, se burlaba de mí. Me dijo: “Oye amigo, ¿cómo se siente ser el último?”.

Yo respondí, ¿realmente quieres saber? Entonces me salí de la carrera.

Autor: Conocido “corredor” de un lugar costero.

 

Puras pérdidas

Un hombre se quejaba con un amigo:

Lo tenía todo: dinero, una casa magnífica, un auto rápido, el amor de una mujer hermosa, ¡todo el mundo! Entonces, ¡pum! En un momento se había ido todo.

“¿Qué pasó?”.

Mi esposa se enteró.

Autor: La esposa ricachona.

 

Zootecnista

Un transportista llevaba un grupo de pingüinos hacia el zoológico cuando, a medio camino, se le estropea el camión refrigerado. Preocupado, trata de reparar el problema pero ve pasar un camión repartidor de leche y consigue que se detenga.

Le dice al lechero:

“Te voy a dar 500 dólares para que me hagas el favor de llevar estos pingüinos al zoológico”.

El lechero acepta el dinero y lleva con gusto a los pingüinos en su camión refrigerado.

Mientras tanto, el transportista logra arreglar el daño y de inmediato enfila hacia el zoológico. En cuanto llega, ve salir al lechero con los pingüinos detrás de él, en fila. Y le pregunta a dónde va con los pingüinos.

El lechero se le queda viendo y le responde:

“Ya los llevé al zoológico, pero como me sobró dinero, ahora los pensaba llevar al cine”.

Autor: Un pingüino muy entretenido.

 

Drácula en una panadería

Entra Drácula en una panadería y pide a la empleada del mostrador:

—Deme un par de barras de pan.

“Pero ¿no es usted Drácula? ¿Usted no bebe sólo sangre?”.

Sí, pero afuera hubo un accidente y quiero pan para sopear.

Autor: El Hombre Lobo.

 

Por mi patria

Hay un incendio en un edificio, donde están un americano, un francés y un mexicano, pensando cómo pueden salvarse porque no podían utilizar el elevador.

El americano dice “Por mi patria y mi bandera”…y se tira por la ventana.

El francés, “Porrr mi patrrria y mi banderrrra”… y se tira por la ventana.

Y el mexicano grita: “Por mi patria y mi bandera, ¡yo me voy por la escalera!”.

Autor: Maestro de Civismo.

 

Rechonchos

¿Cuál es el santo de los gordos?

El San-Dwich

***

¿Cuál es el grupo sanguíneo de un gordo?

A Peritivo

***

Era un hombre tan, pero tan gordo, que cada vez que daba una vuelta, era su cumpleaños.

***

Un niño llega llorando a casa porque la vecina le dio una cachetada. Molesta, su mamá va hacia donde la mujer y le pide una explicación:

¡¿Por qué le pegó a mi hijo?!

“Por maleducado. Me dijo ‘gorda’”.

¿Y cree que pegándole, usted va a adelgazar?

Autor: Un flaco… y feo.

 

Llegar temprano

Mamá, me voy a una fiesta.

“Okey, hijo, pero no llegues tarde”.

Tranquila, no lo haré. Llegaré tan temprano que si quieres traigo el pan.

Autor: Adolescente con castigo perpetuo.

 

Te quiero como amigo

Te quiero, pero como amigos.

“¿Comes amigos?”.

— ¡Ja, ja! No, hablo de tú y yo.

“¿Tú y yo comemos amigos?”.

¡Que seamos amigos!

“¿Y nos comemos?”.

— Ay, olvídalo.

Autor: Un enredoso.

 

¡Qué grandes!

Qué ojos más grandes tienes…

“Son para verte mejor”.

Y qué orejas más grandes tienes…

“Son para escucharte mejor”.

Y que iPhone más grande tienes…

“Es un iPad, tonto”.

Autor: Un ceguetas.

 

I am

Oye, ¿sabes inglés?

“¡Claro!”.

¿Qué significa I am?

“La una de la mañana”.

Autor: Estudiante de inglés.

 

¿A dónde vas?

¿A dónde vas?

“Al cine”.

¿Y qué vas a ver?

“”Quo Vadis”.

¿Y qué significa?

“¿A dónde vas?”.

Al cine.

Autor: El mismo enfadoso.

 

Sobreviviendo

Un hombre y su perro salieron en busca de petróleo en Sunriver, Oregon. Todo iba bien hasta que el Toyota 4Runner en el que viajaban se atascó en la nieve.

Sin poder resolver nada, y con una señal demasiado débil en el celular -por encontrarse en una zona remota y boscosa-, el par decidió pasar la noche en el auto.

A la mañana siguiente, el conductor, Jeremy Taylor, de 36 años de edad, se encontró con que ya ni siquiera podía abrir la puerta del vehículo, dado que en la madrugada había pasado por ahí otra tormenta invernal.

Para no hacer más largo el cuento, este par tuvo que pasar cinco largos días antes de ser rescatados. Al preguntársele cómo habían sobrevivido semejante odisea, Jeremy dijo que lograron calentarse prendiendo el motor del carro de vez en cuando, y para alimentarse, tanto el muchacho como su mascota devoraron paquetitos de ¡EN ZERIO! salsa para tacos de la cadena de comida rápida Taco Bell. Ahora dice que este condimento “salva vidas”. ¿Será?

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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