La película de Roma dirigida y producida por el mexicano Alfonso Cuarón es un claro ejemplo de la polarización que vive nuestro país. En las diferentes pláticas que se dan alrededor de una mesa los comentarios son diversos. Algunos la catalogan como una obra maestra y otros la consideran como una extensión del programa de Silvia Pinal “Mujer, casos de la vida real”. Así de contrastantes son las opiniones, no hay zona gris, solo blanco y negro.
En los últimos años la industria del cine mundial ha sido literalmente “atropellada” y desplazada por mexicanos. Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro acompañados del director de fotografía Emmanuel Lubezki han derrochado talento por todos los cines del orbe.
Primero fue Cuarón con Gravity, después González Iñárritu con Birdman y el Renacido, para pasar a del Toro con La Forma del Agua hasta llegar a Roma, del mismo Cuarón.
Triunfar en la industria del cine es casi imposible y vaya que lo están haciendo en grande estos mexicanos.
Roma desde el inicio del rodaje estuvo plagada de controversia. Cuando esta película situada en la Ciudad de México en los años 70s se grababa en lo colonia Roma (de ahí su nombre) el entonces delegado de la Cuauhtémoc, Ricardo Monreal en un plan déspota, grosero y protagónico detuvo su filmación al suponer que la empresa responsable no contaba con los permisos respectivos de filmación. Una vez acreditada la documentación se pudo continuar con el desarrollo de la película.
Lo que no se esperaba el flamante ex delegado Ricardo Monreal -hoy senador por el partido Morena- es que Roma no solo sería un éxito rotundo sino que en los premios donde compite ha triunfado en diversas categorías. Tan solo en el evento más aclamado por la crítica del cine que es el Óscar fue nominada en 10 rubros distintos; no me quiero imaginar la cara de vergüenza de Monreal cada que se topa con el nombre de la película y del mismo Alfonso Cuarón.
De no haber sido por las “benditas redes sociales” como las bautizó Andrés Manuel López Obrador nunca nos hubiéramos enterado del desplante del ahora senador.
Como había sido anunciado con anticipación, la plataforma inicial de difusión sería Netflix quien a su vez es patrocinador de la película, pero de repente se le ocurrió a Cuarón solicitarle (casi exigirle) a Organización Ramírez que en sus salas de Cinépolis fuera trasmitida. Hasta hoy creo que es el único error del director mexicano ya que era evidente que si sería proyectada previamente en Netflix no sería negocio para Cinépolis difundir algo que no es exclusivo.
En estos dos ejemplos podemos darnos cuenta que la película se ha visto envuelta en polémica por diferentes razones. La controversia mayor surge sobre el merecimiento o no desde la crítica de los mexicanos, si Roma es merecedora de tantos reconocimientos, empezando por la nominación de Yalitza Aparicio como mejor actriz.
En las últimas semanas el debate sobre Roma se ha basado en cosas triviales e insignificantes, como por ejemplo: los vestidos que usa Aparicio en las galas o que si verdaderamente actúa o no.
Desde mi particular punto de vista, hemos dejado de lado el fondo del personaje “Cleo”, es decir, las mujeres que se dedican al servicio doméstico. Ojalá y se abra un verdadero espacio de reflexión para todas aquellas que por alguna razón se les trata como “sirvientas” y que en ciertos hogares reciben un trato humillante.
Si seguimos empeñados en ver lo superficial de Roma y no el verdadero mensaje de la película entonces será un fracaso, así gane infinidad de premios y nominaciones.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas, comunicación y campañas; se ha desempeñado como vocero en la Secretaría de Hacienda y Secretaría de Desarrollo Social en el Gobierno Federal, así como Director de medios en la Presidencia de la República. También fungió como Director de Comunicación Social en el Gobierno del Estado de Baja California. @CasoAlejandro