Mientras estas líneas se escribían, Juan Manuel Gastélum Buenrostro funge como presidente municipal y a su vez como precandidato de Acción Nacional, Partido que lo llevó a la silla del gobierno. Es decir, sigue y seguirá ejerciendo los dineros públicos mientras se encamina a su ambición electoral. ¿Será ético? Bueno, será una pregunta de la cual sorprendería la respuesta del primer edil.
Lo cierto es que tampoco es del todo ilegal. De acuerdo a la Ley electoral, modificada apenas hace unos meses -por cierto en la Cámara de Diputados, donde el PAN tiene mayoría-, los funcionarios que ostenten cargos de elección popular no tienen la obligación de separarse de sus cargos, sino hasta un día antes de iniciar la campaña, pero mientras, en el caso de Tijuana, “El Patas” utiliza su estructura de gobierno, los millones para difusión institucional, el personal y los demás recursos públicos para hacerse notar.
El alcalde no se ha distinguido por buenos tratos al personal, al contrario; las historias de prepotencia y gritos en los pasillos de Palacio Municipal se cuentan con pena. Algunos casos de malos tratos han quedado registrados en video, como cuando regañó y gritoneó al secretario de Seguridad Pública, Marco Antonio Sotomayor, frente a decenas de personas. ¡Ah pero qué tal en precampaña! La foto que ilustra esta columna fue tomada un día después de registrarse como precandidato en el PAN. Juan se detuvo a saludar y sonreír (frente a las cámaras, claro) a personal de limpia.
Así serán los 60 días de precampaña. Los comunicados oficiales, la imagen del gobierno, los recursos, las obras públicas, las ayudas sociales, serán en beneficio personal del panista. Por ejemplo esta joya: el 31 de enero, la Dirección de Comunicación Social que titula María del Carmen Flores, ex reportera de Televisa, lanzó un boletín con poca coherencia. El primer párrafo no tiene pérdida: “Gracias al esfuerzo de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) y de la Alcaldía de la ciudad, el Presidente de México (Andrés Manuel López Obrador) ha volteado a nuestra ciudad, para atender las situaciones de seguridad que le competen al Gobierno Federal”. Caray.
En la misma lindeza están los seis actuales regidores del PAN: Arnulfo Guerrero León, Myrna González Medina, Rogelio Palomera Hernández, Elvia Rangel García, Luis Pérez Saucedo y Karina Fernanda del Real Ochoa, quienes no renunciarán a los 72 mil 857 pesos que cobran al mes de sueldo mientras estén en precampaña. Mientras tanto, usan los vehículos, recursos y personal para hacer obras caritativas y lucir en los comunicados oficiales.
La planilla que registró “El Patas” incluye como candidatos a regidores a los delegados del gobierno municipal de La Presa Rural y Otay, Leury Lemus Cendejas y Juana Sandoval Partida, pues dos de los actuales ediles fueron regidores “ciudadanos” y el PAN no piensa llevarlos de nuevo al Cabildo.
Es el caso de Luis Torres Santillán, actual regidor que llegó en la planilla de Gastélum en 2016. Fue detenido y acusado el mismo año que tomó protesta en el Cabildo de Tijuana. El gobierno de Estados Unidos lo acusó de lavado de dinero y de pertenecer a una banda dedicada a la misma actividad ilícita.
El regidor panista (declarado sin partido recientemente) fue internado a la Cárcel Central de San Diego y se le impuso en un inicio una fianza de 5 millones de dólares, aunque posteriormente fue disminuida. Finalmente, se declaró culpable en la Corte, en un acuerdo con la fiscalía de California, la cual retiró los cargos de lavado de dinero y lo sentenció por un delito fiscal a tres años de libertad condicional, pagar una multa de 650 dólares y cumplir con veinte días de trabajo comunitario.
Hace unos días, Torres Santillán acudió a las oficinas de Movimiento Regeneración Nacional para presentar su solicitud como precandidato a una diputación, pero fue rechazada por Leonel Godoy, delegado nacional: “Obviamente que a ese no lo vamos a aceptar”, dijo en franca referencia al regidor, por contar con “antecedentes penales”.
Luis Torres Santillán intentó la misma fórmula que sus compañeros de cabildo y alcalde: seguir en campaña a cargo del erario.