Es la historia de Wiktor (Tomasz Kot), un director musical en busca de talento, y de Zula (Joanna Kulig), una joven y rubia cantante de quien el protagonista se enamora a primera vista.
El contexto es la Guerra Fría, en Polonia, y es evidente el esmero que utilizó el osado director Pawel Pawlikowski para contar esta historia de un amor imposible entre dos personas que vienen de mundos muy opuestos, que se encuentran y desencuentran en uno de los momentos más difíciles de la historia moderna: la posguerra en los países de la cortina de hierro.
El problema lo tiene Wiktor cuando su proyecto de crear un coro y un ballet para exaltar el folklore polaco se convierte en un instrumento político a favor del régimen soviético. Limitado por los fines propagandísticos de su gobierno, el artista huye a París y ahí comienzan las constantes rupturas entre la pareja.
Zula no quiere ni puede renunciar a Polonia, sus raíces rurales se lo impiden. Wiktor no puede regresar a su tierra porque enfrentaría la cárcel, aunque también está consciente de que en Francia siempre será un exiliado y nada más.
Estos conflictos personales se convierten en el eje de la trama, cuyo desarrollo realmente se beneficia de la cámara en blanco y negro de Lucasz Zal, y, claro, de la capacidad que tiene este realizador para matizar detalle tras detalle.
Quizás llega el momento en que esta pasión se percibe más reprimida que explícita y eso obliga a interpretar las sutilezas del complejo involucramiento de este par que enfrenta su propia guerra fría. Ser testigo de esto desde la butaca es un verdadero placer.
Difícilmente este director repetirá su hazaña de 2013, cuando “Ida” se llevó el Óscar en la categoría Mejor Película en Lengua Extranjera, pero lo que sí vale decir es que las tres nominaciones que recibió su más reciente filme -en los rubros de Mejor Director, Película en Lengua Extranjera y Cinematografía- están más que justificadas. *** y media
Punto final.- Florian Henckel von Donnersmarck es otro fuerte contendiente para el Óscar a Mejor Película en Lengua Extranjera con “Never Look Away”. En 2007 se llevó la estatuilla dorada por su obra maestra “La vida de los otros”, superando a “El laberinto del fauno” del mexicano Guillermo del Toro.
