El Partido Revolucionario Institucional está en los purititos huesos en Baja California, como en muchas otras partes del país. Nadie dentro de sus filas que tenga dos miligramos de sensatez, puede pensar que en 2019 tengan posibilidad de ganar algo del proceso electoral; ya ni se diga soñar con la gubernatura que perdieron hace casi 30 años y no han vuelto a tener.
Los más cuerdos del PRI saben que no sólo están en la lona, sino que sus posibilidades de extinguirse son reales. El partido tricolor podría desaparecer en BC, y éste, es un escenario que realmente se plantea dentro del partido.
Basta recordar que en 2018, en algunos distritos electorales el PRI obtuvo únicamente el 5 por ciento de la votación total, no muy lejos del mínimo de sufragios para mantener el registro.
Lo demás es sólo meterle un poco de “coco”, algo de análisis: el partido, aún en el Gobierno de la República en el proceso anterior, logró 94 mil 296 votos de más de 2 millones de posibles votantes bajacalifornianos: menos de 5 de cada 100 electores tacharon a su candidato presidencial, José Antonio Meade, que por cierto iba en coalición con dos partidos más: el Verde Ecologista de México y Nueva Alianza. Con todo y diputados locales, delegados federales, dos presidencias municipales. De ese tamaño es el descalabro.
Por si fuera poco el látigo del desprecio, el PRI sufre una agonía todavía peor, ya que gran parte de sus cuadros importantes están creando un movimiento alternativo: un PRI no oficial, “el otro PRI”.
Y es que ante la inconformidad a las dirigencias nacional y del Estado, un numeroso grupo de militantes del Partido Revolucionario Institucional han creado así, literalmente, El Otro PRI, un movimiento que busca la reorganización del instituto político apegado a los estatutos y no a las decisiones de las cúpulas. Por lo pronto esa es la intención, pues argumentan, podrían migrar hacia ese gran asilo que representa Movimiento Regeneración Nacional en tiempos de triunfo y reconciliación.
Entre más de un centenar, los otros priistas que firmaron un desplegado entregado a su dirigente nacional a su paso por Tijuana y fueron inadvertidos: Samuel Ramos, Nancy Sánchez, Julio Felipe García, Manuel Montenegro, Juan Vargas, Obed Silva, Francisco Pérez Tejada, Juan Montejano Reza Saldaña, por citar a algunos.
Hace días circuló otro documento en el cual se sostiene su movimiento: “Ignorar la existencia de El Otro PRI en Baja California es cerrar los ojos a la realidad. La vigencia y autenticidad de nuestro movimiento está protegida por nuestros propios Estatutos… El Otro PRI BC, como la corriente interna que pretende actualizar nuestro partido a la realidad política y social que enfrentamos tras el último proceso electoral, que nos dejó en claro la urgencia del PRI de renovarse o arriesgarse a desaparecer”.