Cuando yo tenía quince años
distinta imagen me dabas,
con el paso de años
miro arrugas, miro canas.
Será porque te compré
poco después que nací,
hoy te miro amarillento
tampoco estabas así .
Mi viejo espejo me dijo
con la voz entrecortada,
cómprate otro que me supla
yo ya no puedo hacer nada.
Pero te doy un consejo
nunca te vuelvas a ver,
porque miraras pellejos
y defectos a granel.
Si envejecimos los dos
debemos de ser realistas,
aceptando la vejez
y seremos optimistas.
Lo de ayer se convirtió
en triste caricatura,
muy pronto me tirarán
al bote de la basura.
La juventud no es eterna
ella se tiene que ir.
Confórmate viejo idiota,
mejor échate a reír.
También te quiero decir
con todo el dolor de mi alma,
nadie nos hará el favor
Ni yendo a bailar a Chalma.
Atentamente,
Alberto Torres Barragán
Tijuana, B.C.