El problema prácticamente es de todos los días. La falta de camas en el Hospital General de Tijuana no es nueva. La demanda por servicios de salud en la institución pública es alta, situación que repercute en Cruz Roja.
La operatividad de la Benemérita Institución se ve mermada por la retención de camillas en el nosocomio, en algunos casos hasta por 51 horas. En los patios del sanatorio han llegado a permanecer hasta nueve ambulancias (de 13 que tienen) en espera del equipo.
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En febrero de 2018, la Cruz Roja tomó la decisión de no abandonar los hospitales si no se les entregaban las camillas, las cuales, usadas, oscilan entre mil 500 y dos mil 500 dólares; nuevas llegan a costar más de cinco mil dólares. Algunas de ellas ya se han “extraviado”.
Hace unos días, el director de Cruz Roja, Alfredo Quintanar, dijo que han estado realizando reuniones con el secretario de Salud de Baja California, Guillermo Trejo Dozal, para remediar el problema; sin embargo, los días transcurren y las cosas siguen igual o peor. Simplemente no hay voluntad.
La Cruz Roja atiende diariamente entre 115 y 150 servicios; ante la retención de camillas, el tiempo de respuesta a los llamados de emergencia se ha dilatado.
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Los paramédicos se muestran preocupación cada vez que acuden al Hospital General, porque no saben a qué hora saldrán.
