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lunes, octubre 7, 2024
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Las problemáticas de la migración hacia EUA (Primera de tres partes)

El último debate presidencial fue sobre la migración mexicana hacia EUA. En 1995 escribí un documento que sigue siendo válido, ahora que a diario sufrimos los ataques de Trump y que nos exige, detengamos el cruce de connacionales.

La frontera entre México y Estados Unidos constituye un espacio geográfico único en el mundo a razón de la diversidad de causas que la definen. En ella conviven dos culturas con marcadas diferencias, pero a la vez, con elementos de comunidad por su vigor social y el deseo cotidiano por alcanzar mejores niveles de bienestar.

Esta relación ha provocado una integración muy importante en infinidad de campos, tales como el cultural, deportivo, social y por supuesto, en las ramas del comercio y de la industria, en donde existen proyectos conjuntos de infraestructura e inversión. Esto produce que cada vez se encuentren más interrelaciones y se asumen como una región, en la cual no es posible pensar en proyectos e iniciativas aisladas. Todos estos factores provocan que los habitantes de la frontera norte de México y del sur de los Estados Unidos, se constituyan en regiones como la de Tijuana-San Diego, una comunidad distinta a la de sus propios países que les dieron origen, incluso incomprendidos por los gobiernos.

Esta relación entre ambos países es también compleja, como producto de factores de tipo económico, social y político, existentes en estos lados de la frontera. En los últimos años, una de las manifestaciones de esta complejidad es, sin duda, el fenómeno de los trabajadores indocumentados.

 

El fenómeno migratorio

El proceso migratorio entre México y Estados Unidos tiene que ver con las categorías que definen los fenómenos demográficos y también a problemas históricos y desequilibrios del desarrollo económico de las dos naciones. Resulta indudable que la movilidad poblacional de ambos países, genera problemas y conflictos que no pueden ser ignorados.

El fenómeno migratorio entre México y Estados Unidos es un hecho histórico que se ha constituido por la formación y consolidación de ambas naciones.

En efecto, los primeros mexicanos que trabajaron en territorio norteamericano, no cruzaron la frontera de manera ilegal, sino que, en virtud de una guerra injusta, quedaron atrapados en sus tierras que de pronto eran parte de la unión americana.

Los Estados Unidos han requerido permanentemente de inmigrantes para su desarrollo, a todos en un momento se les ha rechazado, sean judíos o irlandeses, italianos o asiáticos. En el caso de México, los flujos de mano de obra hacia aquel país se han propiciado por necesidades atingentes de producción. La primera y segunda guerras mundiales obligaron a Estados Unidos a reconvertir su industria en producción de armamentos y a que los millones de jóvenes se enlistaran en el ejército, dejando sus puestos de trabajo vacantes. Por ello, el flujo de mexicanos a los Estados Unidos fue propiciado también por el propio gobierno norteamericano y con instrumentos que fueron desde tratados internacionales, hasta facilitar el traslado de mexicanos desde regiones tan apartadas como Jalisco, Michoacán y Zacatecas.

No es solo la diferencia de desarrollo económico lo que produce el llamado problema migratorio; sino que en buena medida, el fenómeno se explica por necesidades e impulsos de nuestro vecino del norte.

Asimismo, existen factores ideológicos que determinan que muchos mexicanos salgan del país a buscar empleo, el “American Dream”, es comprensible que busquen realizar esta fantasía.

Como decía Octavio Paz, la frontera con los Estados Unidos une, es de fácil tránsito y lo que realmente divide a ambas naciones es su cultura, su forma de concebir el pasado y el futuro.

El fenómeno es un problema de ambas naciones y es histórico. Su solución y regulación debe ser producto de las dos partes y atendiendo siempre a la historia que compartimos.

El trabajador migratorio en cualquier país engendra retos. El recién llegado va a llenar las carencias de la sociedad receptora, pero también se trata de trabajo temporal y por ello, al dejar de haber empleo, el trabajador migratorio es considerado una competencia para el trabajador local.

El trabajador migratorio es necesario. Acude a una ciudad, a un país, porque se requiere de su esfuerzo. La sociedad receptora ve a los recién llegados con recelo, como algo prescindible y extraño que puede ser reemplazado en cualquier momento. Lo cierto es que la riqueza de las naciones se hace con trabajo y se haya nacido o no en un país, si se contribuye a su crecimiento, se debería ganar también respeto y reconocimiento.

 

Amador Rodríguez Lozano, es tijuanense. Ha sido dos veces diputado federal y senador de la República por Baja California; fue también ministro de Justicia en Chiapas. Actualmente es consultor político electoral independiente y vive en Tijuana. Correo:amador_rodriguezlozano@yahoo.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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