Uno de los fenómenos más simpáticos que trajo consigo el “nuevo” formato del Segundo Debate Presidencial, fue la ceremonia tipo pasarela, tanto de personalidades y funcionarios públicos de las altas esferas, como de los propios candidatos a la presidencia.
Horas previas al evento, llevado a cabo en las inmediaciones de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), un operativo de seguridad a cargo del Estado Mayor Presidencial, así como elementos de las distintas policías -tanto municipales, como federales- aseguraron que los medios de comunicación, invitados especiales y participantes del foro ciudadano, se mantuvieran en zonas bien delimitadas por vallas metálicas, simulando una amigable jaula.
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El área para “la prensa” hacía difícil la interacción con las personalidades de la política y solo resultaban accesibles para los lentes de los fotógrafos, quienes desde la carpa de prensa -localizada a un costado del teatro universitario Rubén Vizcaíno- medían la distancia y capturaban la llegada de las figuras más relevantes de la política nacional. Habría que suplicar a distancia y desde el encierro, algunas palabras de los políticos, tal cual en las ceremonias con alfombra roja.
Justo frente a los reporteros, el INE, así como la UABC, montaron un pequeño templete con un micrófono, dispuesto para quien quisiera usarlo de los cuatro aspirantes a la silla presidencial. A manera de bienvenida, los titulares de ambos organismos -tanto académico como el electora-, Lorenzo Córdova Vianello y el rector Juan Manuel Ocegueda Hernández, anticiparon la llegada de los presidenciables a la par afirmaban que se encontraban ante un hecho nunca antes visto “en la historia de los debates políticos del país”.
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El primero en llegar: Meade
Acompañado de su esposa, Juana Cuevas, el representante de la coalición “Todos por México”, José Antonio Meade Kuribreña, llegó a UABC con determinación, pues mencionó al pasar frente a medios, que dialogaría sobre los temas de migración y seguridad que aquejan a la frontera norte del país.
Con un breve mensaje y sin atender preguntas de los medios de comunicación, el candidato manifestó su emoción y dijo que su esposa lo acompañó para “echarle porras”; así como para “darle un mejor rostro al proceso electoral”. Tras esto, José Antonio Meade se retiró y agradeció a la prensa, no sin antes decirles: “estoy seguro que más de uno de ustedes me van a apoyar”.
Pasó de largo
15 minutos después de las 18:00 horas, un auto sedán se estacionó en la entrada del lugar y fue rodeado por varios elementos de seguridad, quienes se aproximaron para una inspección.
Los militares del Estado Mayor no se conformaron con acercarse al vehículo, pidieron que abrieran la cajuela y echaron un vistazo. No quedó duda, los agentes desplegaron una pequeña intervención con el fin de revisar el carro, como cuando en un retén militar se buscan objetos ilegales en tráfico.
De su interior, un sonriente candidato descendió: se trataba del abanderado de la coalición “Por México al Frente”, Ricardo Anaya Cortés, quien arribó acompañado de su esposa, Carolina Martínez, y de su inseparable amigo, el presidente nacional del PAN, Damián Zepeda.
Para desgracia del aspirante, el auto se estacionó suficientemente cerca de la entrada, justo a un costado de la avenida principal -en donde se encontraban los colectivos de los partidos opositores-, razón por la cual, más de un grito acompañado de su clásica rechifla llegaron hasta sus los oídos, quien apresuró el paso y solo se colocó en el templete para permitir un par de fotografías.
Luego de esto, sin emitir una sola declaración previa, el abanderado blanquiazul siguió su recorrido hasta el gimnasio universitario.
“El Bronco” y sus asesores
El candidato independiente, Jaime Rodríguez “El Bronco”, fue el tercer participante en llegar a las inmediaciones de la UABC. Esta vez, acompañado por su esposa e hijos, de los cuales dijo, son “mis asesores muy fregones”. A diferencia de Anaya, pero de una forma incluso más concreta que Meade, “El Bronco” se dio un momento para brindar un mensaje a los medios de comunicación, afirmando que “México ya está hasta el tronco de hipocresías” y que el debate sería crucial para manifestar sus posturas por el bien de la nación.
Asimismo afirmó: “Voy a trabajar diciendo lo que mi corazón quiera decir”, una sentencia que sirvió para anticipar a la prensa sobre una nueva oleada de “frases célebres”, mismas que se cumplieron tan solo unas horas después, cuando el candidato aprovechó el espacio para generar una comedia involuntaria.
Primero en las encuestas, último en llegar
Para finalizar, tras haber esperado a que “El Bronco” se retirara de la plataforma, Andrés Manuel López Obrador bajó de una camioneta, siendo el último candidato presidencial en arribar a las instalaciones de UABC. La llegada de Obrador estaba programada por el INE antes que todos, pero aparentemente llegó tarde.
Acompañado por su esposa y su fiel colaborador César Yáñez, el tabasqueño fue el único de los cuatro que dedicó el discurso a una comunidad migrante de México y el mundo, quienes tienen derecho, dijo, de “de vivir y a ser felices”.
Desde la calle, los simpatizantes le gritaron “presidente” y Obrador -con el puño extendido, en señal de victoria anticipada- los saludó a la distancia.
De salida
Tras el evento -que tuvo una duración de poco más de dos horas-, el primero en salir fue Ricardo Anaya, aún de la mano de su esposa y con la misma consigna de no emitir declaraciones.
Después, Andrés Manuel se dijo agradecido y mencionó: “creo yo que se avanzó a pocos días de la elección del 1 de julio, una elección histórica porque se va a transformar la vida pública de nuestro querido México. Vamos a seguir enfrentando a la mafia del poder”. Luego, a manera de juego, mostró su cartera haciendo alusión a que Ricardo Anaya no se la robó.
El tercero en salir fue Meade, quien ante la pregunta de quién había ganado el debate, respondió con su frase “Yo Mero”; por último, el candidato regiomontano se quejó de que siempre lo dejaron al último, por lo que sospechaba que al organizador del evento le habían dado un “moche”. Y criticó el debate: “No nos dieron mucha chanza. El formato no fue el adecuado, estaba aburridón porque yo pensé, como nos dijeron que los ciudadanos nos iban a preguntar, que iba a haber esa pregunta y repregunta”.
