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viernes, febrero 16, 2024
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Palabras ante el reconocimiento (Primera parte)

Columna Invitada

 


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Palabras de Alfonso René Gutiérrez en el reconocimiento que se le hizo el 10 de abril de 2018, en la Sala Horst Matthai de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UABC, por iniciativa del Dr. Héctor Jaime Macías Rodríguez, director de la misma Facultad.


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Apreciable público:
Agradezco profundamente el noble gesto que el día de hoy me ofrece mi querida Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales.

A pesar de la emoción tan honda que en mí despierta este reconocimiento, no me alargaré en la expresión de mi gratitud; a pesar de que es mucho lo que cruza ahora la memoria y se agolpa en el pecho, y muchos los respetos que tendría yo que presentar. Mas debo referirme, así sea brevemente, a la relación de mi persona con nuestra Universidad, que ahora llega a su culminación. A este efecto, permítaseme mencionar, un tanto digresivamente, cierta nota periodística que leí hace algún tiempo. Se hablaba allí de una pequeña villa, puesta a la venta en Francia, y se decía que entre el alud de solicitudes de compra que se habían recibido, había una enviada por un grupo de estudiantes universitarios desde París, quienes se proponían adquirir la propiedad para formar una comuna al término de sus estudios. La noticia me recordó entonces algo semejante: el deseo que hace ya unas décadas, abrigamos un grupo de amigos, también universitarios, de establecer una comuna, para lo cual llegamos incluso a pensar -o si se quiere, a soñar- en trasladarnos a Francia, a un lugar cercano a París, donde un integrante del grupo estaba en posibilidad de disponer de una propiedad.

Esto viene aquí a cuento porque, ante el desvanecimiento de lo que no fue más que una lejana posibilidad de instalarnos en la campiña francesa, tiempo después vimos como algo factible, el mismo grupo de amigos, el involucrarnos en la formación de una escuela de Filosofía y Letras, idea que venía acariciando en Tijuana, desde hacía tiempo, el maestro Rubén Vizcaíno Valencia; un plan en el que nosotros podríamos participar como miembros de la planta docente inicial. Esta idea se concretó en las circunstancias que ha relatado el maestro Vizcaíno, a quien puse yo en contacto con el Lic. Jaime Alfonso Mendoza, el que en la Dirección de Educación Superior, donde trabajaba, de la Secretaría de Educación Pública, empezaría a elaborar en 1977, el proyecto para una Escuela de Humanidades en Tijuana, con la sola condición de que fuera oficialmente solicitado por las autoridades universitarias. Es así que fui a tratar personalmente con el Lic. Rigoberto Cárdenas Valdés, rector de la UABC, sobre la posibilidad de ese proyecto. Una vez obtenida de la Rectoría la solicitud del mismo, todos nosotros ofrecimos entonces nuestros currículos para ser, en su momento, candidatos a profesores de la escuela, lo cual nos brindaría la base material para realizar el designio anteriormente mencionado.

De ese grupo de amigos, algunos estudiaban en El Colegio de México: Alberto Blanco (químico egresado de la Ibero, que en ese momento estudiaba Estudios Orientales), Tomás Calvillo y Luis Roberto Vera; otros lo hacían en la UNAM: Manuel Ulacia y también Víctor Soto Ferrel, que si bien había estudiado Medicina, cursaba los prerrequisitos para una maestría en Letras; otros finalmente procedían, como yo mismo, de la Universidad Iberoamericana: Gabriela Peyron, Patricia Rehva, Luis Cortés Bargalló, Pablo Arrangoiz, Xavier Sagarra y Luis Javier Herrera.

Continuará.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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