A estas alturas de la vida, nadie puede negar que Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid llegó a donde está con ayuda del priista Jorge Hank Rhon, que frustrado por no haber ganado la gubernatura en 2007 y culpando a Fernando Castro Trenti, apostó al galgo del PAN en la elección de 2013. Y el resto, cualquiera lo recita de memoria, que desde entonces “Kiko” y Hank pactan nombramiento, que se reparten posiciones de gobierno y de poder, que uno le hace “canonjías” al otro y éste se la regresa con beneficios y privilegios. Uno de los primeros enfunches entre ambos, una vez que “Kiko” ascendió al gobierno, fue la entrega de la Secretaría del Trabajo a una hankista, Juana Pérez Floriano, mujer que su hábitat natural es el Grupo Caliente. En otras palabras, doña Juana, hasta hace unos días integrante del gabinete de “Kiko”, es el símbolo de aquella confabulación entre los dos personajes y para muchos priistas, el emblema de la traición al partido. Sabiendo esto, ¿cómo se puede entender que Juanita Pérez será -aún no lo oficializan- la candidata al Senado por el tricolor? Será la vergüenza para muchos priistas y oro molido para que Morena pueda reafirmar en campaña que el PRI y el PAN son la misma cosa.
Publicidad
