Política Breve y de Emergencia
El cierre de filas que las cabezas de todas “las tribus” del Partido de la Revolución Democrática (PRD) tuvieron en torno al liderazgo político del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, reconociéndolo como su carta definitiva para la candidatura a la presidencia de la República, por su partido independientemente; de lo que los otros dos partidos que integran el Frente Ciudadano por México piensen, es mucho más que una presión política para urgir a la toma de decisiones conjunta, es un descontón político mediático al mero estilo del sol azteca, tanto que Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano (MC), tuvo que salir a enmendar la plana a Acción Nacional.
El perredismo dejó atrás su diferencia entre gobernadores y líderes de grupo que se consideraban todos con merecimientos para encabezar candidaturas; superó los conflictos ideológicos que le impedían digerir suficientemente la unión, aunque solo sea electoral con sus extremos en el espectro político; sin mayores sobresaltos fue capaz de presentar ante la opinión pública una cara de unidad plena y camaradería institucional para, sin protocolos, designar a su gallo a la presidencia. Todo porque advirtieron en el vacío de la organización panista, la oportunidad de poner ellos al candidato principal, eso sí, sin salirse del Frente.
Y es que para Ricardo Anaya, presidente y aspirante presidencial del PAN, el paso que lo lleve entre la integración de todas las planillas de candidaturas federales y locales de la elección 2018 y la propia designación de su candidatura, pasa por las serias y complejas diferencias internas de los grupos partidistas y sus aspirantes, quienes estarán aún más molestos al saber el costo real en espacios que le signifique a su partido la conformación de una alianza electoral de esa magnitud. Mientras Anaya necesita todo el tiempo posible, Mancera plantea con su estrategia “quitarle las preocupaciones” a su compañero frentista.
Curiosamente y en conveniente circunstancia aparece una encuesta donde, según la metodología del levantamiento, se preguntó a posibles electores identificados con los partidos que conforman el Frente Ciudadano, a quién preferirían como candidato de la fuerza de unidad electoral y es Mancera el que dos a uno supera a cualquiera de los posibles contrincantes incluyendo a Anaya.
La expectativa levantada originalmente con la conformación del Frente, como una opción electoral capaz de dar la batalla al tú por tú con cualquiera de las fuerzas políticas, sobre todo con Morena y su candidato López Obrador, ha ido disminuyendo en la medida que se fortalece la nueva opción en el tablero electoral; la del Revolucionario Institucional, con su propuesta presidencial de José Meade. Mientras el Frente corre todas las distancias y plazos legales para su conformación y organización; el PRI acorta todos los espacios y procesos para hacer nacer una candidatura realmente competitiva y no precisamente en relación al Frente, sino con respecto al puntero de la contienda, Andrés Manuel López Obrador.
Las diferentes corrientes de pensamiento político (doctrinas políticas) de los partidos del Frente no son las únicas verdaderas diferencias entre ellos, también lo son la manera de organizarse y la forma de vivir y practicar la política; mientras unos hacen de las tempestades una forma normal de vida, otros conservan prudencia extrema en la lentitud de decisiones, pero uno y otro no transitarían con eficiencia los procesos del otro, por lo que imponer tiempos y formas, aunque sea “respetuosamente”, no construye una mejor relación.
No es la de Mancera, como tampoco es la de Dante Delgado, al decirse candidato del PRD, pero sin querer reventar el primero al Frente, y declarar que el candidato del PAN debería ser el presidencial el segundo, las actitudes que a la organización panista le sirva para procesarse mejor. Pero eso lo saben, tanto en un partido como en otro; pero solo el PRD puede tomar ventaja de los titubeos del PAN; solo ellos tienen un liderazgo de peso tal como para encabezar la contienda, aunque sean conscientes de la necesidad del tamaño electoral de PAN, si quieren ser competitivos. Por eso, lo de Mancera si es que quiso ser de ayuda para Anaya, no fue más que un golpe bajo y un blof, pero qué tal si pega.
Que la historia lo registre.- El sábado 9 de diciembre de 2017, Ricardo Anaya presentará su renuncia como Presidente Nacional del PAN y anunciará su intención de abanderar al Frente Ciudadano por México, integrado por PRD, MC y el propio PAN como alianza electoral total.
Botón rojo.- Si es verdad como lo dicen los diputados del PAN de BC que sus compañeros del PRI habían votado a favor la ley de APP, ¿por qué no reconocer si es que hubo un error y rectificar o ratificar el voto? Todo sigue nebuloso.
Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com