A casi un mes de su reapertura, el recinto abandonado por más de 50 años está “forjando todas las pautas en las que se va a regir y mantener” para armar una programación de acuerdo a la demanda de la colonia, según expuso su administrador, José Antonio de la Cruz Herrera
Desde hace más de 80 años, el cruce de la Avenida Aquiles Serdán y la Calle Quinta alberga al Cine Libertad, en la colonia del mismo nombre, pero, tras cinco décadas de estar en el olvido, reabrió sus puertas luego de un trabajo de restauración de casi tres años, encabezado por la iniciativa privada de la señora Leticia Herrera Hernández y su sobrino, José Antonio de la Cruz Herrera.
“Según la Sociedad de Historia de Tijuana, (el edificio) se construyó en 1933 y funcionó como cine hasta 1964, en ese año, por motivos que parece fueron económicos, cerró sus puertas. Ya no era rentable para los dueños originales, entonces decidieron cerrarlo. Prácticamente fue abandonado por 53 años, y en ese lapso tenemos entendido que se rentó dos veces como bodega, la primera vez en los 70s y la segunda en los 90s. Se le dio un uso aproximado de seis meses únicamente como bodega, porque ya no quisieron meterle dinero. Estaba en total deterioro porque jamás, en los 50 años, alguien se propuso hacer algo por sus áreas; al contrario, sufrió vandalismo y lo único que quedó del local fue el cascaron”, declaró a ZETA el arquitecto egresado de la Universidad Iberoamericana que dirigió los trabajos de restauración.
Con la consigna de invertir en el recinto para volverlo a usar, hace tres años Herrera tomó su arrendamiento al considerarlo una buena opción para crear una casa de migrantes pero los vecinos se opusieron, “lo que querían era arte y cultura”. “Cuando lo vi, sentí que tenía algo especial, me encantó pese a que estaba todo en penumbras y destrozado. Pensé que era hermoso, me preguntaban por qué y les decía que para mí era perfecto. Teníamos otro propósito, pero escuchando a la gente centramos el propósito de restaurarlo y ponerlo en acción. Inmediatamente todos me cuestionaron si sabía lo que quería hacer. Pensé que todo iba a ser fácil porque se iban a involucrar y lo vi sencillo”, detalló la inversionista que pronto se topó con una realidad muy diferente, pues el apoyo que se requería era económico y sociedad y ayuntamiento no contribuirían de esa forma.
Cuestionado sobre las especificaciones del proceso de restauración, el arquitecto dijo: “Básicamente nos tomó tres años y lo que intentamos fue que todas las áreas quedaran lo más apegadas posible a las originales, por eso no hubo modificación estructural ni de espacios. Empezamos a buscar detalles, por ejemplo, las losetas originales no las conseguimos porque ya no se producen, entonces mandamos hacer algo muy similar y las quebradas se restauraron una a una para no sólo quitarlas y poner nuevas. Al tratar de restaurar las piezas, se convirtió en un proceso lento. En general, todo fue restaurado, pisos, paredes, techumbre, todo. Lo único que no se pudo salvar fue un plafón abovedado con daños estructurales, era imposible salvarlo porque estaba hecho con un sistema constructivo de los 30s, era cemento, no existía el cartón de yeso, ni materiales ligeros”.
Quien ahora está al frente de la parte administrativa del Cine Libertad, aseguró que tampoco era lógico querer restaurar esa estructura, porque hubiera sido la inversión más grande al inmueble, y ante el peligro que además representaba para los trabajadores, decidieron quitarlo. Otra de las pocas variantes que hay son las butacas, pues aunque no encontraron fotos de interiores ni mucha documentación al respecto, algunos de los asistentes en aquel entonces les informaron que “eran de madera, pequeñas y no tan cómodas”, así que las 300 instaladas son más acordes a las que comúnmente vemos en las franquicias de cine.
“(Lo que) tratamos de hacer es que cuando la gente entre, sienta el mismo ambiente que pudo tener en su época de esplendor, y al mismo tiempo, cumplir con los sistemas actuales de seguridad, de Protección Civil; implementamos salidas de emergencia suficientes, espacios entre butacas, y butacas más cómodas que van de acuerdo a lo que ahora estamos acostumbrados. Pudimos haber instalado más, pero quisimos que la gente estuviera cómoda y aprovechamos el desnivel natural que se había creado, porque ahora casi todos los cines son escaleras, no quisimos hacer escalinatas”.
Todas esas modificaciones implicaron una inversión “superior a los seis millones de pesos”. “Cuando se tomó la decisión de convertirlo en un centro de arte y cultura, también decidimos de que si había algún apoyo, iba a ser bienvenido, pero si no íbamos a continuar hasta donde se pudiera. A final de cuentas se terminó y no hubo ningún apoyo de nadie, todo es iniciativa de la señora y recursos propios también, no hubo nadie a pesar de que sí solicitamos, ni Sociedad de Historia de Tijuana, ni ayuntamiento, nadie creyó en el proyecto”, enfatizó el arquitecto, para luego recalcar que su visión es contribuir a la explosión de arte y cultura en la ciudad, siendo otra opción ante la falta de espacios para los artistas.
Enfocados en que no están para competir si no para aportar, sus eventos se centrarán exclusivamente en lo cultural con prioridad a talentos locales y los irán programando conforme a demanda: “No tenemos los vicios que tienen los promotores aquí en Tijuana ni sus obligaciones. El hecho de que no estemos involucrados en la administración de arte y cultura o la promoción también nos libera mucho de los prejuicios económicos que hay para la gente que se quiere expresar. Vamos iniciando, el lugar está forjando todas las pautas en las que se va a regir y mantener”, expresó.
“No tenemos la prisa de recuperar el dinero, podemos tomarnos nuestro tiempo para seleccionar los proyectos y decidir con tranquilidad si es o no el enfoque que queremos dar. No tenemos la idea de tenerlo lleno a costa de lo que sea”, complementó la directora del Cine Libertad, quien pese a sufrir un robo de 300 mil pesos en materiales durante el proceso de restauración, y encontrar en la renuencia al diálogo entre los vecinos, su reto más grande, nunca pensó en desistir de sus planes por reactivar el sitio que en el futuro albergará talleres gratuitos.
“Vamos a utilizar parte de la utilidad generada aquí para dar cursos gratuitos a la comunidad, queremos que sea para pagar maestros de canto, baile, danza. Les vamos a dar talleres los fines de semana, queremos apoyarlos. Ya tenemos varios interesados, como la actriz Raquel Presa y Dulce Escobedo, del Conservatorio de Danza México. Eso es parte de nuestros objetivos futuros, lo estamos pensando a partir de marzo porque queremos tomarnos unos meses para juntar recursos, tener instrumentos y lo necesario para poder ayudarles. No queremos que esto se quede en algo como fin de lucro, sino retribuir lo que nos están dando porque la misma gente nos está dando la pauta pidiéndolo”, concluyeron.
El Cine Libertad se reinauguró el 28 de octubre con la premier mundial del documental “Un Crimen Llamado Educación”, del director Jürgen Klarić. Para conocer cuáles serán sus próximos eventos, visita: https://www.facebook.com/cinelibertadtijuana/.