A partir del viernes 25 de agosto, los mexicanos empezaron a ver y escuchar en radio y televisión, los anuncios elaborador por y para la Presidencia de la República encabezada por el licenciado Enrique Peña Nieto con motivo del Quinto Informe de Gobierno.
Son breves historias, con bellos paisajes, plagadas de tomas panorámicas, incluso aéreas, donde sonriente, el mandatario habla de tú y comparte cámara con personas que participan o encabezan proyectos, empresas, ranchos y escuelas favorecidas con recursos públicos.
La duración es de uno hasta dos minutos y se abordan inversiones hechas en el Aeropuerto de la Ciudad de México, el modelo educativo, escuelas de tiempo completo, salud, ecología, medio ambiente, turismo, agroindustria y apoyo a emprendedores.
Peña habla del esfuerzo del gobierno para asignar recursos y sus personajes secundarios de los beneficios que agradecen para terminar con su nuevo eslogan de “Lo bueno cuenta y queremos que siga contando”. Y este fue el preámbulo del mensaje oficial.
La propaganda o anuncios publicitarios están tan bien hechos, las imágenes son tan agradables y los ejemplos tan exitosos, que pareciera el informe del Presidente de un país del primer mundo.
Serían perfectos de no ser porque después de ver tanto triunfo acumulado en uno o dos minutos, hay que quitar la atención de la televisión, el radio o la computadora, y ver la realidad de la mayoría de los ciudadanos, de la población menos favorecida, o definitivamente no favorecida.
Mañana sábado 2 de septiembre, seguramente el licenciado Peña -como lo ha hecho en todos y cada uno de sus discursos durante los cinco años-, conversará del Plan Nacional de Desarrollo y de las Reforma Estructurales y del valor que requirió concretarlas, aunque los favores prometidos sigan sin llegar a la economía de los hogares, y como pequeñas muestras, las escuelas sin maestros, los profesores sin pago, los aumentos a los combustibles.
¿Qué hay de los beneficios de la Reforma Fiscal? Ese dinero no parece regresar proporcionalmente a los estados, ni se ve reflejado en obras. De hecho, el gobierno de Peña Nieto ha venido reduciendo las aportaciones federales, incluso en aspectos tan delicados como la seguridad y la educación, por ejemplo, eliminando los fondos destinados a prevención del delito, congelando prácticamente la Plataforma México donde se ingresaban y compartían los datos de los criminales en todo el país.
Como es su costumbre, el mandatario hablará del México en Paz, aunque en el presente año, mes con mes se vayan alcanzado cifras récord en asesinatos violentos, situación que fue admitida esta misma semana por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, no sin antes asegurar que en años pasados mantuvieron el delito bajo control. Sin embargo, ese discurso positivo no encubre el hecho de que con 104 mil 602 muertos desde el inicio de su gestión hasta el 31 de julio de 2017, Peña tenga amplias posibilidades de superar las 121 mil ejecuciones de la guerra contra el narcotráfico en el sexenio de su antecesor Felipe Calderón. Luego los terribles niveles de impunidad de los que el líder de los mexicanos se niega a hablar, los cientos de desaparecidos, los miles de delincuentes en las calles sin castigo.
También, el México Próspero sobre el cual discursará el Presidente se enfrentará a otras cifras récord, como los aumentos de más de 4 por ciento mensual en precios al consumidor, incrementos que de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), no se daban desde 2012. Precios que en algunas ciudades “se dispararon al doble” en comparación con el promedio nacional, condiciones que ubicaron a Mexicali y Tijuana entre las diez ciudades con mayor inflación. Además, el Fondo Monetario Internacional recortó en 0.6 por ciento las expectativas de crecimiento hechas por el gobierno.
En cuanto a los 266 compromisos firmados por Peña Nieto, el jueves 31 de agosto el portal SinEmbargoMX, donde desde el año 2012 han dado seguimiento, informó que en cinco años ha concretado solo 102 y le restan por cumplir el 61.75%, para lo que necesitaría 10 años, por lo que resulta evidente no lo hará.
Al final, los beneficios de las grandes inversiones de las que habla el Presidente, resultan más difíciles de asimilar ante un gobierno falto de credibilidad, en el que los escándalos de corrupción se suceden unos tras otros, desde los espionajes hasta los contratos entregados a amigos y parientes de funcionarios, con precios inflados y obras mal hechas, con victimas muertas a cuyos deudos se pretende estafar.
Avances, y éxitos que son menos factibles de creer cuando el 43.6% de los mexicanos son clasificados como pobres, cuando el Inegi, que se mantenía como organismo confiable, modifica la metodología para medir la pobreza y cuando el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) indica que 1.9 millones personas salieron de la pobreza, pero al mismo tiempo, que en México hay más pobres este año -53.4 millones- que en 2012 -53.3 millones-, cuando inició la administración peñanietista.
Está claro que en su Quinto Informe, el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos podrá decir lo que desee, pero será la realidad de la calle la que evidenciará el valor de sus palabras, la efectividad de sus políticas y el tamaño de la deuda que el licenciado Peña Nieto ha acumulado con sus gobernados.
