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martes, febrero 20, 2024
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Anaya del PAN, pero el que es diablo, es diablo

Política Breve y de Emergencia

 


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Las pugnas internas en el Partido Acción Nacional parecen ser la única nota que a la política nacional le interese en estos momentos. No son importantes las condiciones hasta ahora acordadas en la renegociación del TLCAN. No es importante el descubrimiento de un mega fraude de 7 mil millones de pesos, auspiciado por el gobierno federal. No importa si tres partidos políticos consolidan el Frente Amplio Democrático ni siquiera el Quinto Informe de Peña Nieto. Lo de hoy son los pleitos entre Ricardo Anaya y el resto del PAN.


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Efectivamente, no es que se trate de cosa menor el que la Cámara de Diputados no pueda formalmente sesionar por falta de quórum para nombrar una mesa directiva o que la de Senadores lo haya logrado con cinco votos de panistas hoy señalados de traidores. Tampoco es de menospreciarse que prominentes militantes soliciten públicamente la renuncia del Presidente Anaya; como desde luego no es cosa menor el señalamiento del enriquecimiento supuestamente inexplicable de Anaya y su familia. Pero suplantar a todos los temas nacionales, imposible. Aquí hay plan encerrado.

En nuestro país solo existe una fuerza política de facto con capacidad de desenfocar por completo la atención de la vida pública nacional, a la que en estos momentos le conviene desviar la mirada social hacia temas con mejores elementos de entramado y morbo. La audiencia mexicana tan acostumbrada ya a los “reality shows”, resulta fácil de encausar en el seguimiento de los personajes panistas y sus serias pugnas, para dejar de ver otros asuntos como los relacionados con Odebrecht, Panama Papers, Huachicoleros, el Socavón, la Estafa Maestra, etc.

Porque, ¿cómo se pueden explicar todos los reflectores mediáticos nacionales, incluidos en los horarios y espacios “entregados” a Gobierno Federal, privilegiando la cacería contra Ricardo Anaya, si no es con el “abierto patrocinio”?

Es cierto, Anaya ha hecho mucho por sí solo para ponerse en tan clara posición de vulnerabilidad, su liderazgo al interior del PAN está lesionado gracias a la dualidad de dirigente y aspirante presidencial que decidió jugar. La conducción del proceso 2018, en sus manos, ha sido parcial por no decir menos y su aferrada y pasional defensa de la soberanía nacional en contra del pase automático del actual Procurador de la República al próximo cargo por nueve años, digamos, ha sido todo menos al estilo panista. Sin embargo,  con todo ello era imposible que su persona y su cargo partidista, lo convirtieran en la figura mediática del momento. Por lo menos, no de manera natural.

Entonces, ¿de qué se trata esta andanada de descrédito hacia Ricardo Anaya? (bueno, eso si él logra probar como injustificados los señalamientos de corrupción publicados en su contra por El Universal). Pues se trata, en términos lúdicos, de ahorcarle la mula de seis al PAN, y no me refiero precisamente a Ricardo, sino a la verdadera posibilidad que significa para las elecciones presidenciales, una fuerza política sólidamente unida y bien abanderada que enfrentase al real contendiente, Andrés Manuel López Obrador, algo así como al campeón sin corona.

En este juego político de tres fuerzas reales que habrán de enfrentarse, hay un muy maduro y organizado Morena que ahora hasta con prudencia y estilo, puede sentarse a esperar a que lleguen las campañas. Un PAN aliado hasta con sus antagónicos que quiere prepararse para contender, pero su dirigente ya agarró los dardos envenenados y se los aventó a sus compañeros. El PRI, no el de Peña ni el de Manlio, sino el PRI que con ese colmillo retorcido, más por los años que por el poder mismo, verá la sangre correr de sus enemigos sentado en una banca en la Alameda. El que es diablo, es diablo y el que no, que no salga de noche.

Que la historia lo registre.- Será que en el PAN se acabó la generosidad. El concepto del bien mayor y la búsqueda de él ya no son importantes. Privilegiar el bien de todos sobre el bien individual ya no se estila, porque las diferencias se resolvían antes, antes, pero verdaderamente tan solo en una discusión.

Botón rojo.- La Estafa Maestra es el robo de más de 7 mil millones de pesos directamente del presupuesto nacional. Imposible, no se puede quedar también sin explicación.

 

Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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