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viernes, febrero 16, 2024
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Premian a don Raúl Pérez Rojas

El fundador de la tradicional Librería Libro Club de Tijuana y Ediciones ILCSA recibió el Premio Amoxhua Huehuetzin 2017 al Mérito Librero, otorgado por la Asociación Nacional del Libro. “Ahorita estamos compitiendo con los libros electrónicos, pero yo creo que el papel no va a pasar de moda”, dice el librero y editor a ZETA

Promoviendo el hábito de la lectura por más de 54 años, 46 dirigiendo la Librería Libro Club, misma que fundó en 1971 primero con el nombre de University, y 15 coordinando la editorial tijuanense ILCSA (Impulsora Libro Club, SA) desde 2002, don Raúl Pérez Rojas fue distinguido con el Premio Amoxhua Huehuetzin 2017 al Mérito Librero por la Asociación Nacional del Libro.


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Fue el viernes 30 de junio de 2017 en Huatulco, Oaxaca, durante la convención anual de la Asociación Nacional del Libro, cuando don Raúl Pérez Rojas recibió el merecido reconocimiento en compañía de su esposa, doña Nereida Jiménez Quintana.

“Es un premio que no lo esperábamos; la Asociación Nacional del Libro nos dijo que nos lo merecíamos por la trayectoria que hemos hecho; es un premio que nos estimula a seguir trabajando en favor de los lectores, en favor de realizar lo que hemos estado haciendo, o sea, de convocar a lectores, de hacer lectores”, expresó a ZETA Raúl Pérez Rojas, y muy contento agregó:

“La verdad es que me siento muy feliz de recibir este premio; es un premio que yo considero que es no nada más para mí, sino para Tijuana, porque nosotros nos hemos hecho en Tijuana como librería y editorial.


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“La labor de librero es una labor muy especial porque yo nunca pensé que el trabajo que realizo fuera reconocido por el gremio de editores”, complementó don Raúl con la sencillez y amabilidad que lo caracterizan.

 

“No deja uno de ser un Quijote”

Tal como ya se ha vuelto una tradición, el homenajeado debe compartir un discurso de aceptación del Premio Amoxhua Huehuetzin; a continuación, un extracto de la disertación de don Raúl Pérez Rojas:

“Acepto con humildad y orgullo este reconocimiento de sacerdote que custodia los códices. Sacerdocio que asumo con beneplácito y responsabilidad, conmovido y con el estímulo no solo para custodiar, sino para persistir en la difusión de la palabra escrita de los autores de ayer y hoy, actividad que llevo realizando por más de 54 años; y para continuar, con el invaluable e indispensable apoyo de mi familia y colaboradores, en proseguir en la incansable labor de formar lectores, y más allá de eso, de generar una gran comunidad de adictos a la lectura y a los libros.

“Este galardón significa mucho para mí, tanto como para los escritores recibir el Premio Nobel. Me quedo con la satisfacción de saber que he sido un enlace, un mediador, un animador, entre los grandes pensadores, científicos y escritores de la literatura universal, con los alumnos de todos los niveles educativos y de los lectores de la región.

“Esa ha sido una de mis grandes realizaciones, la de difundir la palabra escrita entre los niños, jóvenes, universitarios y adultos, y ver sus rostros complacidos, ya que a pesar de los años en este ir y venir llevando y trayendo libros, no deja uno de ser un Quijote, un idealista de buena cepa, y sentir alegría por detalles que para algunos son insignificantes, como cuando en la trigésima quinta Feria del Libro de Tijuana, celebrada el pasado mes de mayo de 2017, escuché a unos jóvenes decir con emoción, al acercarse a nuestro stand: ¡Mira, ahí está Libro Club!”.

Pero su pasión por difundir la palabra escrita viene de lejos, por lo menos desde que tenía 20 años, es decir, mucho antes de que fundara la Librería Libro Club en 1971.

 

De puerta en puerta

Un día de julio de 2017, luego de recibir su Premio Amoxhua Huehuetzin, don Raúl Pérez Rojas recibió amablemente a ZETA en la matriz de la Librería Libro Club, ubicada en Río Bravo número 9890, de la colonia Revolución.

Moreno, apacible, pero sobre todo con la sencillez y humildad que lo distingue, don Raúl confesó que es originario de Milpa Alta (Estado de México, 25 de octubre 1943), hijo de Juan Pérez y Juana Rojas.

Actualmente de 73 años, don Raúl relató que a la edad de 20 años, al concluir sus estudios en la Preparatoria Número 5 en Coapa, tomó la decisión de difundir la palabra escrita, allá por junio  de 1963 en la Ciudad de México:

“Es una fecha para mí memorable, porque el 24 de junio de 1963 fui por primera vez a la Editorial Uteha; me dice el señor José de la Cruz, de la editorial: ‘No venga a trabajar a las oficinas, pero le vamos a dar una buena opción: ¿Por qué no vende enciclopedias?’. Yo ya conocía la ‘Enciclopedia Uteha para la juventud’, era de diez tomos, era la que iba yo a leer de joven a la Biblioteca Nacional en México”.

Ofreciendo enciclopedias de puerta en puerta primero en la Ciudad de México y Estado de México, el joven Raúl Pérez Rojas recorrió estados como Veracruz, Yucatán, Michoacán, Puebla, Oaxaca, Chihuahua, Zacatecas, Tabasco, Jalisco, entre otros.

Pero después de vender la “Enciclopedia Uteha” por más de tres años, a partir de 1967 empezó a distribuir en Sonora y Sinaloa títulos de la Editorial Planeta-Anáhuac, donde por cierto conoció a los editores Marcial, Prudencio y Carlos Frigolet.

“Los considero mis maestros, ya que su ejemplo de unidad contribuyó en mi desarrollo como vendedor de libros en familia”, valoró don Raúl.

Errante con sus libros, en mayo de 1969 llegó a Mexicali, aunque no fue sino hasta el mes de julio del mismo año cuando Raúl Pérez Rojas y su esposa Nereida Jiménez Quintana se establecieron en Tijuana de manera definitiva, al encontrar una oportunidad de trabajo en la Editorial Aguilar:

“Eran los primeros días de julio de 1969, vine a Tijuana porque aquí había un representante de la Editorial Aguilar, Arturo Cano, era vendedor, en la calle Segunda; al siguiente día empecé a vender libros de la Editorial Aguilar en el Hospital Guadalajara”.

Fue así como, desde julio de 1969, don Raúl empezó a vender libros también de puerta en puerta a los tijuanenses:

“Yo me metía adonde hubiese gente, de casa en casa, pero prácticamente andaba vendiendo en escuelas, oficinas, consultorios, ofreciendo los libros de la Editorial Aguilar de literatura, arte, historia, enciclopedias”.

De manera tal que luego de recorrer diversos estados, finalmente a don Raúl le gustó Tijuana para quedarse.

 

Quitó los abarrotes y colocó libros

La decisión de los jóvenes Raúl Pérez Rojas y Nereida Jiménez Quintana de establecerse en Tijuana era irreversible: “Cuando llegamos aquí, yo pensé: ‘Tijuana es la tierra prometida’.

“Encontré un departamento aquí en la colonia Gabilondo, en esos días abrieron el Cinema 70, donde ahora está la Iglesia Universal, junto al Toreo”.

Don Raúl rememoró el primer local para la venta de libros en el entonces Cinema 70: “Me presenté con el gerente y le dije que si me rentaban un espacio, no me dijeron que no. Y como me quedaba cerca pues realmente empezamos ahí atendiendo el stand; en esos días me metí a estudiar en la Escuela de Turismo en la UABC, en la mañana me iba a la escuela, al mediodía vendía yo libros y en la noche trabajaba en el Cinema 70”.

Asimismo, en 1971 Raúl Pérez Rojas tuvo la oportunidad primero de abrir un local de unos seis metros cuadrados, que poco a poco fue ampliando hacia la entonces tradicional tienda de abarrotes La Perlita.

“En 1971 nos cambiamos a la esquina Río Yaqui y Río Bravo, ahí pusimos la primera Librería University, en el jardín hicimos un cuarto de madera como de dos por tres metros y después dio como casualidad que ahí en la esquina había una tienda, La Perlita, la estaba vendiendo el licenciado José Valenzuela Pasillas, y me la traspasó”.

Como el joven Raúl Pérez Rojas no entendía de abarrotes sino de libros, a los anaqueles de La Perlita les encontró una nueva vocación:

“Sacamos todos los envases, abarrotes y todo lo que había, y en los anaqueles de la tienda empezamos a meter los libros en lugar de los abarrotes. Incluso me decían: ‘Oiga, usted tiene aquí un permiso para vender cerveza’; obviamente nunca pensé en poner una cervecería, ese permiso quién sabe dónde quedó, se perdió, no me interesaba”.

 

“Le pusimos Libro Club del Pacífico”

Así transcurrieron aproximadamente tres años con dos locales acondicionados como librería, en el Cinema 70 y la Librería University.

“En el 75 le pusimos Libro Club del Pacífico, porque pensamos que algún día íbamos a tener una cadena de librerías, ilusoriamente le pusimos ‘del Pacífico’ porque de aquí podemos llegar hasta todo el Pacífico, así se le quedó. Como yo ahí en ese espacio rentaba, en la tienda La Perlita, dije: ‘Algún día me van a pedir que desocupe, y si me piden, me voy a tener que salir con todo, y compramos en Otay; ahí pusimos la tercera librería”.

Fue así como surgió Librería Libro Club en Calzada Tecnológico número 909, Fraccionamiento Otay Universidad. Lo demás es historia. Actualmente don Raúl Pérez Rojas lidera seis sucursales de Librería Libro Club: una en Río Bravo número 9890 de la colonia Revolución; otra en Calle Constitución, entre Cuarta y Quinta, en el centro de Tijuana; también en Plaza Universidad y en la Preparatoria Federal “Lázaro Cárdenas”.

En 2006, Libro Club inauguró dos sucursales: una en la Calzada Lázaro Cárdenas esquina con Justo Sierra, frente al monumento al General Lázaro Cárdenas, cerca de la UABC en Mexicali; y otra en Macroplaza, en el Bulevar Insurgentes de Tijuana.

Pero el sueño de don Raúl Pérez no solo contemplaba una cadena de librerías; también tenía la ilusión de editar libros.

 

Una editorial tijuanense

Como parte del proyecto de Impulsora Libro Club, SA, don Raúl Pérez Rojas fundó en 2002 ILCSA Ediciones, con el objetivo de publicar a aquellos autores locales y regionales que no encuentran un lugar en las “grandes editoriales”.

Ubicada en Calzada Tecnológico número 909, Fraccionamiento Otay Universidad, justo donde en la década de los 70 fue establecida la tercera sucursal de Libro Club.

“Uno de los puntos importantes para ILCSA es rescatar todos aquellos escritos que en un momento dado están guardados en el escritorio. Y también el interés es rescatar muchos libros que salieron hace muchos años y que oficialmente, ya no lo van a volver a hacer, pero que están haciendo falta. Me refiero a libros que fueron editados hace 10, 20 o 30 años o más, pero que ya no van a volver editarse, pero que son libros muy importantes, muy interesantes; a nosotros nos interesa rescatarlos, que no se pierdan”, manifestó Pérez.

El editor refirió que desde su fundación en 2002 hasta julio de 2017, en 15 años, Ediciones ILCSA cuenta en su catálogo con más de 400 títulos, a su vez publicados en colecciones como “Literatura”, “Textos Legales”, “Libros de Texto”, “Libros Educativos”, “Colección Minilibros”, “Libros Personalizados”, “Autores de Baja California”, “Clásicos”, entre otras series.

De acuerdo con Pérez Rojas, en tres lustros, ILCSA Ediciones ha crecido a un ritmo de aproximadamente 30 libros anuales; incluso, solo en 2016 el sello tijuanense publicó 63 títulos de pedagogía, administración, motivación, novela, sociología, historia regional, poesía, cuento, derecho, empresarial, cuento infantil, medicina, ensayo, autobiografía, entre otras disciplinas.

Don Raúl relató que solo en el primer semestre de 2017, la editorial había publicado 27 títulos, entre ellos la autobiografía “Memorias de Conrado Acevedo”; “Mis memorias y mis recuerdos”, de Ray Gastélum; el poemario “Emociones”, de Rafael Flores; y cuentos infantiles como “El día de la selva”, “A la sombra del encino”, “Adrián y Cachito”, por Carlos García.

Asimismo, el editor adelantó que para el segundo semestre de 2017, ILCSA Ediciones publicará 13 tomos de “Clásicos del Derecho”, de autores como Aristóteles y Platón, bajo la coordinación de Mario Herrera.

Refirió que también será editada la novela “Sin esperanza”, de José Ramos Torres; el libro de relatos “Micky Wells y otros cuentos”, de Iván Pérez Solís; “Un Quijote vestido de Sancho”, a cargo de Leonardo Fernández; el título de crónicas “Vidas en vilo”, de autores varios; el de motivación “Hombre rico, pobre hombre”, de Marco de Lizalde; el poemario “Llovizna”, de Javier Prieto; y “Las desventuras del Joven Werther”, de Johann Wolfgang Goethe.

Finalmente, aunque su vocación de librero y editor goza de raigambre, se le cuestiona a don Raúl por qué apostar por los libros en estos tiempos:

“Actualmente son seis sucursales, incluyendo la de Mexicali; habíamos puesto una en Ensenada, pero no tuvimos suerte porque es difícil; sí es cierto que las librerías están pasando por una situación crítica, porque no nos hemos preocupado mucho porque la gente lea, porque la lectura hace que la gente compre libros; ahorita estamos compitiendo con los libros electrónicos, pero yo creo que el papel no va a pasar de moda”, concluyó optimista Pérez Rojas.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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