Por el delito de despojo y daños en propiedad ajena en perjuicio del Club Campestre de Tijuana, el empresario Jorge Antonio Perroni Lutteroth fue consignado ante el Juez de Control, autoridad que está por determinar fecha y hora para el desahogo de la audiencia inicial, a efecto de formular imputación.
El conflicto Campestre-Perroni Lutteroth derivó de la construcción de una obra de drenaje pluvial en la propiedad de Club Campestre de Tijuana, edificación que el empresario inició y continúa desarrollando sin los permisos y licencias correspondientes y sin el aval del organismo social.
El encono entre ambos particulares fue alentado por el propio gobierno de Juan Manuel Gastélum Buenrostro que, teniendo conocimiento de la construcción irregular, en diciembre de 2016, al inicio del XXII Ayuntamiento no procedió en consecuencia.
Si bien, a mediados de febrero de 2017, inspectores de la Dirección de Administración Urbana -Dau- colocaron sellos de clausura, la suspensión de la obra solo se dio en papel, porque su ejecución siguió en curso.
En esa ocasión, el secretario de Desarrollo Urbano y Ecología -Sduye-, Alejandro Lomelín Clapera, sostuvo que “la suspensión de la obra es la primera sanción que se aplica conforme al reglamento. En caso de que se continúe con los trabajos, el procedimiento sería la aplicación de una multa y/o clausura de la obra”.
También anotó que la existencia de una denuncia podría, “en parte”, ser causal para la detención de la obra, por lo que “se le solicitó al propietario presentar la documentación que acredite la propiedad de la demasía en la que se detectó que estaba trabajando, así como Proyecto de solución pluvial de los trabajos realizados, incluyendo la memoria correspondiente”.
Cuestionado nuevamente sobre este caso, el martes 1 de agosto, el titular de Sduye, Ricardo Lomelín Clapera, dijo que si había una construcción en curso era porque contaba con las licencias correspondientes, porque la autoridad “no permite construcciones si no tienen los permisos”.
Pero a la fecha, la construcción del drenaje pluvial continúa desarrollándose, aun cuando carece de la licencia correspondiente, así lo confirmó a ZETA el propio Jorge Antonio Perroni Lutteroth: “El pluvial no tiene permiso, el pluvial se metió…no quisieron dar un permiso, pero las autoridades lo revisaron, está en perfectas condiciones, es correcta la construcción que se hizo”.
Ponderó, “toda la obra que yo hice está técnicamente perfecta, es una obra ejemplar para la conducción pluvial, aquí es una zona donde pasa mucha agua, pasan 10 metros cúbicos por segundo, cuando llueve; para que vea Usted la magnitud que tiene el acueducto Río Colorado-Tijuana, lo hicieron originalmente de cuatro metros cúbicos por segundo, aquí pasa más del doble”. Agregó que con la irregular obra se evitaran inundaciones en la zona, incluyendo en el Bulevar Agua Caliente, frente al hotel Marriot.
Perroni acusó al presidente del Club, Arturo González Cruz, de intento de extorsión, al haberse negado a entregar un donativo al organismo, a cambio de dejarlo continuar con la obra. “A mí me pidieron 50 mil dólares y después quieren que les pague una renta por usar un paso de servicio municipal. A todo mundo le piden los famosos donativos, lo manejan como un donativo, pero si no se da, entonces tratan de afectarlo a uno con sus influencias”.
Al respecto, el apoderado del Club Campestre, Alberto Rafael Herrera, dijo que fue Guillermo Ruíz, entonces apoderado de Perroni Lutteroth, quién ofreció al club, a nombre de su representado, el pago de 50 mil dólares para la renta del terreno invadido, por un periodo de 10 años, a lo que la directiva del organismo se opuso.