Solo se requería la firma del nuevo titular de Inmudere, Arturo Hernández, quien en marzo comunicó al Patronato no estar facultado para autorizar la renovación del convenio de préstamo del espacio, asunto que tenía que pasar por Cabildo, cuando el manual de funciones de su cargo establece lo contrario
La ciudad de Ensenada ha tenido grandes deportistas a lo largo de su historia. Un Raúl Ramírez, considerado el mejor tenista mexicano de todos los tiempos; el gimnasta Daniel Corral, medalla de oro mundial; o el pitcher Daniel Garibay, jugador de Grandes Ligas, entre muchos otros. Pero todo ello pareciera no tener la menor importancia para el gobierno municipal.
Así lo consideran los promotores del Salón de la Fama del Deporte de Ensenada, quienes tras 12 años de peregrinar, recibieron el “tiro de gracia” por parte de la administración encabezada por Marco Novelo, el cual, ahora sí, los ha “bateado” de la manera más infame y burda, consideran.
Para impulsar el proyecto, se formó una asociación civil en 2004. Sin pensarla mucho, el entonces alcalde Jorge Antonio Catalán (2001-2004) les otorgó un espacio en el campo de futbol de Valle Dorado. Contentos, pensaron que pronto iban a estrenar su salón. Muy lejos estaban de imaginar que apenas comenzarían un viacrucis.
Llegó César Mancillas (2004-2007) y les cambió el espacio por un terreno, donde ahora se ubica el Centro de Alto Rendimiento (CAR). “Como yo ya iba de salida no alcanzamos a hacerle una inversión, era un reto muy ambicioso de varios millones de pesos”, recuerda el ex alcalde. Tanto el terreno anterior como éste, pertenecían al Gobierno del Estado, por lo que no rebotó el proyecto. “Les ofrecimos alternativas, abajo del estadio por ejemplo, pero no les gustó”, acota Mancillas.
Durante la administración de Pablo Alejo López (2007-2010) se empezó a construir el CAR y el alcalde les ofreció el terreno del campo de futbol Número 2. Cuando Enrique Pelayo (2010-2013) estaba a punto de entregárselos, los futbolistas veteranos pegaron el grito en el cielo porque el campo les pertenecía.
En junio de 2013, el periodista deportivo Alfredo Marín Méndez, principal impulsor del Salón de la Fama, del que hizo su proyecto de vida durante su última década, convocó a destacados deportistas para presionar a Pelayo. Éste les entregó el polígono de Ciudad Deportiva, pero se repitió la historia. Cuatro ayuntamientos les habían estado cediendo terrenos que no les pertenecían, pues tras la muerte del profesor Marín, en enero de 2016, al retomar el Patronato el tema para empezar a construir el salón, la administración de Gilberto Hirata (2013-2016) les informó que no era posible, pues toda la Unidad Deportiva pertenece al Gobierno del Estado.
Sin embargo, parecía que ahora sí la historia llegaría a buen fin. Les ofrecieron un espacio en el Deportivo Sullivan. Un par de edificios se habían construido en 2014 con recursos federales, uno de 600 metros cuadrados para un gimnasio, y uno más pequeño, de 300 metros, que se hizo gracias al excedente de un millón 200 mil pesos. Ese fue el que se les otorgó, a pesar que en un principio se había pensado para oficinas del Instituto Municipal del Deporte y Recreación (Inmudere).
El 1 de junio de 2016, la viuda e hijas del “Profe” Marín, acompañadas de otros incansables promotores del Salón de la Fama del Deporte de Ensenada, recibieron las llaves del edificio, y no solo eso: les anunciaron que venía en camino otro recurso federal por 800 mil pesos que les permitiría hacer un segundo nivel. “Nos pusimos muy contentos, ya teníamos el terreno, la siguiente chamba era habitarlo. Venía lo bueno: empezar a recopilar el material”, expresa Fernando Ribeiro, presidenta del Patronato.
A punto de lograrlo
Una pelota de tenis de Raúl Ramírez, autografiada con dificultad dado al mal de Parkinson que padece; el primer cinturón de campeonato de Kickboxing de José Guardado; la bata de Ramón Marchena cuando subió a boxear en 1960; botines de luchador entregados por Apolo Ramírez, entrenador de Psicosis y Súper Muñeco; un jersey de Naranjeros de Daniel Garibay, que también jugó con Cachorros de Chicago; el bate entregado a Cornelio García cuando ingresó al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano. “Imagínate lo que es desprenderte de este tipo de objetos”, pondera Ribeiro respecto a los artículos que lograron recopilar.
Más de 100 objetos, incluyendo fotografías que datan de 1896, 1904 o 1912, y que recrean la historia del beisbol y otros deportes en Ensenada, los lugares, los protagonistas, las distintas épocas, todo listo para conformar un museo, que es la primera parte del proyecto; la segunda es el muro de los galardonados. Dado que Hirata iba de salida, se firmó un convenio con vigencia del 1 de junio al 30 de noviembre de 2016.
Priista Hirata y priista Novelo, el Patronato confió que con el nuevo alcalde sería de lo más fácil renovar el convenio de préstamo del local, aún más viniendo el edil de una familia destacada en el deporte, el mismo Marco y su hermana Lupita Novelo, destacada tenista a nivel nacional. Por si lo anterior fuera poco, les anunciaron que ya había llegado la partida de 800 mil pesos para las adecuaciones necesarias. Todo parecía marchar viento en popa.
El sencillo convenio, que no pasa de tres cuartillas e incluye diez puntos generales, requería para su renovación solamente la firma del nuevo titular de Inmudere, Arturo Hernández. A la vez que el alcalde Novelo, con una gorra de beisbol puesta, declaró que iba a desatorar lo que estuviera atorado, mientras que el regidor Rodolfo Mellado, presidente de la Comisión de Deportes, escribió en sus redes sociales que él también toda su vida había soñado con el Salón de la Fama y que lo apoyaría con todo. Luego entonces, todo apuntaba para que en cuestión de días se cumpliera el sueño.
Pero pasaron los días, los meses, y el Patronato no recibía noticias. Hasta que en marzo, es decir, 24 semanas después de arrancada la actual administración, Hernández les salió con que muy a su pesar, no está facultado para autorizar la renovación del convenio de préstamo del espacio, que tenía que pasar por Cabildo, cuando el manual de funciones de su cargo establece lo contrario. El regidor Mellado, antes tan entusiasmado con el proyecto, también empezó a “cascabelear” y planteó que habría que preguntarle al director jurídico del Ayuntamiento si se podía firmar o no el convenio.
Por pretextos no quedaban. Luego argumentaron que el edificio en cuestión fue construido para ser gimnasio y que no podía destinarse para otra cosa, puesto que se trata de un recurso de la Comisión Nacional del Deporte (Conade). Otra razón insustancial, pues la partida viene etiquetada nada menos que en el Órgano de Fiscalización (Orfis) como “Obra del Segundo Nivel del Salón de la Fama del Deporte de Ensenada”, además que fue un excedente de la partida original, tras concluirse un primer edificio que sí se trataba de un gimnasio.
Mientras las áreas de Jurídica, Bienes Patrimoniales, Infraestructura e Inversión Municipal en la administración de Hirata, todas dieron luz verde para la firma del convenio, con Novelo ha sido traba tras traba. A lo largo de siete meses, en el intento de insistir con el alcalde, éste ha dejado plantados tres veces a miembros del Patronato. A la vez que sus funcionarios involucrados en el proceso, el regidor Mellado, el director de Inmudere y el director de Desarrollo Social, Francisco Ching Bernal, refiere Ribeiro, se han portado intransigentes y groseros con ellos.
Eso sin contar que en cada reunión los funcionarios referidos les pedían eliminar cláusulas, modificar otras, o agregar otras por su cuenta. El Patronato cedió en casos como aportar el 30 por ciento de los ingresos por concepto de visita al Museo del Salón de la Fama, contemplada en 10 pesos, “absurdo, porque no tenemos fines de lucro, pero aceptamos, incluso les ofrecimos el 40 o 50 por ciento si querían”.
De entrada ninguna asociación civil deportiva que utilice bienes patrimoniales del Municipio firma convenios, siendo ellos los primeros a los que se les piden, “sin embargo, no tuvimos ningún problema con ello”. Donde sí reparó el Patronato es cuando intentaron modificar la cláusula donde pedían que el edificio fuera de color neutro, “como ojos de toro, que no distinguen colores”, apunta Ernesto Zepeda Berrelleza, miembro del Patronato, eso para evitar que en el futuro, como se acostumbra en cada administración, pinte las paredes al color del partido político correspondiente.
Lo que también consideran aberrante, es que el Ayuntamiento pretendía imponer a tres funcionarios municipales como miembros del comité técnico del Patronato, conformado por cinco personas, encargadas de seleccionar a los deportistas que irán formando el Salón de la Fama, los cuales deben conformarse de manera insaculada, tras un perfil de miembros que pertenezcan a la prensa deportiva, deporte federado, ligas, o simplemente especialistas en la materia.
El Municipio proponía incluir al regidor Mellado, al director de Deportes y al secretario de Desarrollo Social. “Tan transparente tiene que ser el proceso que el presidente del Patronato no vota, tener el gobierno mayoría en un comité de selección en ninguna parte del mundo sucede”, apunta Fernando Ribeiro.
Confabulación
Para los promotores del Salón de la Fama, la aparente falta de voluntad del Ayuntamiento para renovar el convenio con una simple firma obedece más a un sistema detrás que trabajó para frustrar un proyecto ciudadano. Un entramado de intrigas, chismes, envidias y artimañas que solamente los involucrados entienden.
Intereses que envuelven a varios personajes del deporte y el gobierno, como Fernando Lobo Valenzuela, presidente del beisbol; Tito Araiza, presidente de la Liga Municipal del Beisbol y que forma parte del Patronato; Ribeiro, quien lo apoyó para llegar al cargo; Fredy Lugo, presidente de la asociación estatal de Beisbol; Fausto Estrada, subdirector del Inmudere y la persona más cercana a Lugo; Matías Santos, delegado de El Sauzal. Todos condicionados más por sus afectos y desafectos.
En los momentos más críticos, en los que los promotores del salón padecen la indiferencia del alcalde a su llamado, aparece una carta con 70 firmas de personas que piden no se entregue al Patronato el edifico para el Salón de la Fama, porque lo quieren para activación deportiva. La mayoría de los firmantes son señoras que practican Zumba en el parque de la colonia Hidalgo. También aparecen firmas de “proveedores de deporte”, así como de otras personas relacionadas con Iván Ramos Rodríguez, columnista de un medio contrario al Patronato. En resumen, todos relacionados con la instancia municipal. “El espíritu santo promovió, reunió las firmas y entregó el documento”, ironiza Ribeiro para resumir la estocada final que les dieron con la carta.
Pero lo que consideran la peor de las burlas es que mientras ellos llevaban seis meses esperando una simple firma para continuar el proyecto, a otros, en seis días, les cristalizaron una propuesta al vapor, “El Muro de la Fama de El Sauzal”, que promovieran el delegado de esa demarcación y el director del Inmudere. Lo propusieron el 15 de junio, y para el 21 del mismo mes, ya estaban inaugurándolo el delegado Santos, el director Hernández y el regidor Mellado: “Querían sus tres figuritas de gobierno, y ahí están”.
“Ciertamente hay una relación de dolo, animadversión, revanchismo, Ching dijo que se oponía al proyecto porque no consideraba al deporte popular, discúlpame pero ese señor conoce de deporte lo que yo conozco de física cuántica: ¡Nada!”, expresa frustrado el presidente del Patronato.
“Ni al director de Inmudere ni a Mellado les gusta el proyecto”, confirmó a ZETA un regidor que participó en las reuniones. En tanto, ante la indiferencia y humillación de la que han sido objeto, Oliveira dice que el Patronato ya cancela toda relación con el gobierno de Marco Novelo: “Nos orillaron a dejar el espacio, y lo más triste es que todos los artículos que nos donaron están en cajas, es para que estén exhibiéndose”.
Arturo Hernández, director del Inmudere, desmintió a los miembros del Patronato: “Ese proyecto ya venía etiquetado desde el principio para gimnasio anexo, para acondicionamiento físico”. Afirma que lo mejor era terminarlo para ese fin, ya que Ensenada carece de espacios para artes marciales, karate, lucha libre y demás, y que los ciudadanos tienen que pagar gimnasios privados.
Les volvió a ofrecer el espacio en Ciudad Deportiva, bajo las gradas del estadio, ya que como son instalaciones en comodato con el Gobierno del Estado, no tendrían problema, y para reducir costos y solventarlo, el Ayuntamiento está en toda la disposición de trabajar de la mano.
Aparte de aferrarse el Patronato al edificio en Sullivan, “ellos querían tener el total control de ello y eso no puede ser, cualquier gimnasio de nosotros tenemos que administrarlo nosotros, no podemos dárselos. En ocasiones se enojan y se levantan de las juntas, ellos llevan como 15 años con eso y quieren que nuestra administración rápido se les dé, y discúlpenme, eso no puede ser, y menos con presiones o mediáticamente”.
El funcionario concluyó que por supuesto apoya la iniciativa de inmortalizar a los grandes deportistas de Ensenada, pero las cosas deben hacerse bien, “y entonces buscaremos el espacio que mejor convenga para hacer el Salón de la Fama”.
El factor partidista es otra razón por la que algunos actores consideran el gobierno priista de Novelo se desatendió de la propuesta del Patronato, donde varios de sus miembros son identificados panistas, afirmaron a ZETA. Por ejemplo el presidente Fernando Ribeiro, presidente de la asociación, es funcionario del gobierno estatal; o Ernesto Zepeda Berrelleza, aunque militante de Movimiento Regeneración Nacional -incluso regidor suplente en la actual administración-, es identificado como miembro de una familiar copular en Acción Nacional. Ellos lo niegan, pero otros no, como el ex alcalde Mancillas: “Sí, aunque no debiera ser, pero también están las obras deportivas que se hicieron conmigo, que fueron muchas, desde Pelayo no se atienden, por eso las abandonaron adrede”.