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jueves, octubre 3, 2024
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El trigo y la cizaña

A partir de la parábola de Jesús sobre el trigo y la cizaña, el filósofo Jacques Maritain propone una de las leyes de la historia de la humanidad.

Estando en este mundo, todos deberíamos reconocer que hay bien y mal; blanco y negro; trigo y cizaña.

Maniqueísmo que es una expresión milenaria propia del lenguaje agustiniano, se refiere al dios Máni, mitología romana que, según esto, a veces estaba de buen humor y otras de malas. Los maniqueos, sus seguidores, afirmaban que el origen del pecado o el mal en el mundo eran las mujeres, porque seducían a los hombres y los corrompían.

Actualmente, un maniqueo es alguien que ve el mal en un solo lado y el bien en el suyo, o lo que le parece. Es una visión parcial, convenenciera.

El maniqueísmo es una visión equivocada de la realidad o de todas las realidades. Podemos tener una visión parcializada en todos los campos de la vida.

Ser maniqueos nos hace ridículamente mentirosos, además de que es muy cómodo, pues para ello no se estudia, no se investiga, no se profundiza; se queda uno con su “verdad”, con su “conocimiento”. Sobre esto, es importante señalar que el fracaso de los buenos “periodistas”, diría Ryszard Kapuściński, es que ya no siguen investigando, ya no siguen buscando, no leen, no profundizan.

El pensador francés Maritain, desde la parábola cristiana del trigo y la cizaña, ve en la historia de la humanidad un camino que recorre el bien y el mal, la verdad y la mentira, errores y aciertos. Ingenuamente nos cuestionamos el por qué Dios no interviene “ya” en los destinos del mundo, de la humanidad y esto se debe sencillamente porque no se lo permitimos y además, Dios no va a violentar la libertad humana.

La historia de la humanidad es responsabilidad del hombre. Puede imaginarse uno en San Francisco, California al final de la Segunda Guerra Mundial (194), a Jacques Maritain, proponiendo a la humanidad la Declaración Universal de los Derechos Humanos, inspirada en la doctrina humanística de Santo Tomás de Aquino; junto con representantes de Rusia, Japón, América, firmando esa Declaración ante el deseo de parar el mal del mundo y promover el bien.

Sembrar trigo en lugar de cizaña; ser promotores del mal o sembradores del bien, de las cosas buenas, semillas de esperanza.

La parábola de Jesús, aplicada a la política y todos los campos del quehacer humano, es una visión del pensador Maritain, usada certeramente como una de las leyes de la historia; es decir, la manera como se desarrolla o camina la humanidad a través del tiempo.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali. Correo: saeta87@gmail.com

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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