Compartir con los jóvenes estrategias actorales para que sus proyectos sean más honestos y cubran la realidad que vivimos, fue el objetivo del taller que impartió Silverio Palacios en Estación Metro a lo largo de esta semana
Ante la preocupación de notar cómo el enfoque de entretenimiento resalta sobre las expresiones de arte con más utilidad social, Silverio Palacios decidió hacer su propio esfuerzo de respuesta poniendo en marcha un Taller de Especialización Actoral, con el que recién estuvo de visita en Tijuana y que pertenece al programa Creadores Escénicos con Trayectoria en su período 2015-2018.
“El fundamento del taller es volver a las bases, porque como dicen los orientales, en las bases está el secreto. Los chicos actores salen de las escuelas con la idea de que ya son actores porque les dieron los fundamentos, pero no saben que deben comprobarlos en el ejercicio profesional. Lo mismo pasa con los cineastas, les enseñan a hacer películas y medianamente a contar historias para reconocer una de otra, pero no les enseñan a hacer cine ni a contar historias, que es diferente”, declaró a ZETA quien desde el lunes 19 y hasta la noche de hoy viernes 23 de junio, comparte con un grupo de jóvenes sus experiencias como histrión durante veintidós años.
Con trayectoria en televisión, teatro y cine, que es donde más ha desarrollado proyectos, Palacios subraya que su profesión está ligada al arte de la narración y en ella está la posibilidad de hacer cambios: “Los actores también somos contadores de historias, y el hecho de contarlas es un ejercicio necesario para tomar conciencia de nuestra propia evolución y de sus lecciones implícitas. La necesidad de contar historias es nata: contarlas y hacerlas es la única forma que uno tiene para trascender, no hay ser humano que no aspire a que su vida sea una historia digna de contar. Por supuesto (me enorgullezco de la mía) soy un contador de historias nato y mi preocupación es contar las suficientes para que a través de ellas, se aprendan lecciones de vida que necesitamos para refrescar, aprender y evolucionar”.
Seguro de que los estadios de barbarie que pasan en el país son porque nuestras historias no están siendo lo suficientemente vastas o buenas para que dejen una lección sana de cómo coexistir, convivir socialmente y evolucionar, el actor cree que reconocemos la realidad del entorno y la contamos en diferentes formas de expresión, mas no nos responsabilizamos de ella: “Tenemos suficiente material en la literatura para saber que lo que vivimos en esta sociedad ya pasó en otras sociedades y sabemos cuáles son las consecuencias, pero parece que la memoria, la falta de lectura o inteligencia hasta en los más altos niveles, no nos permiten darnos cuenta que podemos errar y seguir errando si no tenemos conciencia de ello. El problema es lo que realmente demanda el trabajo del actor, y que lo que se produce está más encaminado al entretenimiento; al circo cotidiano que a veces necesitamos para mantener esta sociedad tan desigual”.
— ¿Qué propuesta ligas a través de la actuación?
“Lo que falta es promover de alguna manera esa conciencia para que los que nos dedicamos a actuar dejemos de vivir del circo y nos dediquemos quizá un poco a padecer hambre, porque de pronto nos va a costar que el trabajo más serio y concienzudo sea bien remunerado. Requerimos que desde el lado del arte y específicamente de los actores, cambiemos de giro para dedicarnos a otra cosa o a equilibrar un poco más el panorama”.
Sin predilección por un género cinematográfico, aunque reconoce que a veces desarrolla más sus habilidades en algunos por ser en los que trabaja constantemente, el ganador de la Diosa de Plata a Mejor Coactuación Masculina por “La delgada línea amarilla” (2015) habló de su entrañable relación con la comedia: “La comedia a mí me es grata, fácil y accesible porque tiene la virtud de ser un género realista que a través del humor tramita cualquier dificultad y gravedad, o cualquier concepto indispensable de tratar a fondo. El humor también es una suerte de lubricante que te permite digerir la amargura de la existencia sin que te arda el pecho, esa es la calidad de la comedia, y en ese sentido me agrada porque sí es grato que la gente aprendamos con una sonrisa en la boca, aunque duela”.
La trayectoria de Silverio Palacios incluye su participación en las series “Háblame de amor”, “El nuevo restaurante de Pierre”, “Línea Nocturna”, “Amor sin reserva” o recientemente “Sincronía”, “Run, Coyote Run” y “Blue Demon”, pero en 2014 se aventuró a trabajar en la segunda temporada de la serie web “El Porvenir”, hecha por tijuanenses. Sobre esa relación dijo: “Más que una colaboración, para mí es una oferta de conocer este otro México que allá en el centro, donde regularmente habitamos, desconocemos profundamente. Un México que recibe influencia contundente del país vecino y tiene una aspiración no menos grande que la del centro, que trabaja, transita y se mueve. Un México con pulso constante y una de las formas de ser del mexicano que francamente influye más en el desarrollo del país.
“Si yo presumo de ser actor mexicano en el amplio sentido de la palabra, tengo que reconocerme en toda la extensión del territorio de este país. La frontera es una cosa, el sur otra, el centro otra, y nosotros que pretendemos llamarnos actores y representar al mexicano en su totalidad, tenemos la obligación de conocer todos los ámbitos. Cada vez que vengo de este lado, a la ‘Baja’, veo que hay un terreno maravilloso para desarrollar historias, teatro, cine, música, danza, muchas cosas a través del arte y yo quiero ser partícipe de ello, así que seguramente nos seguiremos viendo pronto por aquí”, concluyó.