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martes, octubre 8, 2024
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Alien: Covenant

Hay horror, hay un monstruoso ser que eriza la piel, los efectos especiales son buenos y la dirección, pues, es del maestro Ridley Scott. Pero los personajes no terminan de encontrar su rumbo -ni siquiera porque en el elenco está Michael Fassbender- y la mitología que se construye aquí para dar seguimiento a las precuelas y secuelas existentes y por venir, tampoco se desarrolla con la solidez requerida para que esta nueva historia del temible extraterrestre tenga sentido.

Enfocándonos en la historia, tenemos a un grupo de colonizadores que van a bordo de la nave Covenant, en busca de un planeta lejano qué habitar. Primero hay un accidente, y después, una decisión muy difícil que tomar para el capitán Oram (Billy Crudup) cuando el equipo descubre una nueva tierra que podrían explorar o seguir arriesgándose con esa misión, donde participan 2 mil personas y mil 400 embriones.

Daniels (Katherine Waterson), la experta en terraformación, opina en contra del posible descenso a este extraño lugar donde se ha detectado una señal de radio, pero ningún rastro de vida.

Oram se encapricha y pone en marcha la investigación para descubrir el origen de la misteriosa señal. Y ahí está el principio del fin.

Los estudiosos encuentran la nave de Elizabeth Shaw, algunos son expuestos a unas esposas, de ahí pasan a cuarentena y al final terminan devorados por alienígenas que les brotan desde la espalda, la garganta, etcétera, etcétera.

Y entonces aparece el David de “Prometheus”, primero como el androide salvador y el hilo que nos conecta con la suerte de Shaw y su tripulación para que todo esto tenga sentido. Lo demás es un encuentro y un desencuentro con Oram donde brotará sangre a borbotones, como debe suceder en toda cinta de “Alien”, donde el suspenso se revuelve con baba y demás fluidos corporales.

Vaya tarea que tuvieron los guionistas Dante Harper y John Logan para tejer esta tragedia a la saga que debutó en cartelera con una joven Sigourney Weaver en 1979 enfrentando por primera vez al iracundo xenomorfo.

El problema con la figura materna, como punto de reflexión en el pasado, fue lo que le dio sustancia a esta primera parte de la serie que ahora debe encontrar su rumbo para que todo esto trascienda el nivel de una película entretenida, sí, bien hecha, claro, pero que no logra del todo desarrollar un contenido digno de recordar.

Por supuesto que tenemos el asunto de la devastación de la humanidad, la lucha por la sobrevivencia, pero debe haber eslabones mejor planteados y expuestos para que la saga siga su exitoso camino. Esto es, en esencia, un deseo a futuro, por ahora lo que sabemos es que el destino de Covenant vale la pena verlo y habrá más qué contar en próximos filmes. Ya veremos si la nostalgia no mata esta serie. Por lo pronto lleva las de perder. ***

Punto final.- No se pierdan “The Survivalist”. No debe tardar en aparecer en cartelera. Ese tipo de cintas no se olvidan.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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