Política Breve y de Emergencia
En Baja California la inseguridad ya es insoportable, por más que con la intensidad de los hechos violentos debiéramos habernos, si no acostumbrado por lo menos desensibilizado, la realidad es que no y afortunadamente, por lo menos para mantener la salud social comunitaria; pero estamos aterrados y con miedo permanente de que algo nos pueda pasar.
De vez en cuando alguna de las autoridades sale a dar la cara y a pretender explicarnos, que es porque vivimos una guerra de narcos; que porque los distribuidores de droga al menudeo se pelean los territorios; que las mantas colgadas en lugares visibles con mensajes del crimen son directos y sin implicaciones para los ciudadanos comunes; que los criminales se atacan solo entre ellos. Ya basta, no es posible que todos los días y hasta a plena luz del día se sucedan tantos y tantos asesinatos y que no pase nada.
Porque la cuenta diaria, por ejemplo en la ciudad de Tijuana es de cuatro a seis personas muertas por causas violentas en promedio y las autoridades parecen ampararse en el hecho de que se trate de criminales. ¿Pero y qué, esos no son delitos que se deben combatir y llevar a los responsables delante de la justicia? ¿Más de 320 asesinatos en tres meses no debiera ser razón para alarmarse?
Lo más grave del caso es que no aprendemos la lección, esta escalada de criminalidad tiene componentes recurrentes que en pleno libertinaje desembocarán en los graves problemas que ya vivimos en el Estado.
Es extremadamente urgente actuar con toda seriedad y dureza en el combate de la ola de violencia; ¿es acaso necesario que el ambiente de impunidad atraiga de nuevo a secuestradores a delinquir a estas tierras para mejorar las estrategias de contención? ¿Será necesario presenciar más muertes de ciudadanos sin vinculación criminal, que mueran por encontrarse en el lugar equivocado en el momento equivocado, para convencerse de que la calle no debe ser un campo de batalla de nadie? ¿Acaso deben regresar los robos tumultuarios a mano armada o los cobros de piso a los comerciantes y hasta a los vendedores ambulantes, los asaltos en vía pública, los robos bancarios con extrema violencia, etcétera, todo ello debe regresar para que se considere nuestra caótica situación como urgencia y todos nos pongamos a hacer algo?
Definitivamente las autoridades deben ser las primeras en actuar, pero más pareciera que están esperando que todos los malos se aniquilen entre ellos que las ganas que demuestran en detenerlos.
El problema de la falta de decisión en la actuación de las autoridades es la secuela de corrupción que genera, porque los criminales no están inactivos y para enseñorearse en su denominado territorio, compran conciencias o doblegan capacidades y es ahí donde se produce un severo daño de mediano plazo a la sociedad, cuando se quiera actuar no habrá con quien salir a combatir en favor de la ley. Pero estoy convencido de que somos más lo buenos que los malos, solo es cuestión de ubicar a cada quien en su lugar y ponerse trabajar. ¡URGE!
Que la historia lo registre.- En 2010 el Presidente Felipe Calderón nombró a Francisco Blake como Secretario de Gobernación, entre otras cosas por su capacidad para coordinar los esfuerzos de combate al crimen organizado en Baja California. Y lo hacía desde la Secretaría General de Gobierno estatal.
Botón rojo.- Para lograr resultados en seguridad, valdría la pena asesorarse con el Lic. José Guadalupe Osuna Millán o con el General Sergio Aponte Polito, o con el General Alfonso Duarte Múgica. Ellos saben cómo.
Salvador Morales Riubí, político tijuanense, ha sido funcionario municipal y estatal. Actualmente es empresario y consultor en temas de salud y relaciones públicas. Correo: smriubi@yahoo.com
