Entre desvíos y saqueo de recursos, los trienios de Pablo Alejo López Núñez, Enrique Pelayo Torres y Gilberto Hirata Chico incumplieron lo dicho sobre acabar con el problema. Y el actual presidente municipal, Marco Antonio Novelo Osuna, prometió abatir los hoyancos en 48 horas. “De qué nos sirve tener buenos vinos, buena comida, si estas condiciones le quitan competitividad a nuestra ciudad”, cuestiona el ex alcalde César Mancillas
Conducir en la ciudad de Ensenada es como hacerlo en una pista de obstáculos, a “campo traviesa”. Hay baches de rincón a rincón y, aunado a la nula educación vial de los automovilistas y al peatón local que se atraviesa por todos lados, están dadas todas las condiciones para lamentar accidentes y desgracias.
Son cosa de todos los días las llantas ponchadas, amortiguadores dañados, rines quebrados, cristales estrellados y ciudadanos encolerizados contra la autoridad por los gastos innecesarios para su ya de por sí mermada economía.
Por lo menos las cuatro últimas administraciones -una panista y tres priistas- nada han hecho contra los baches. Incluso funcionarios han aceptado que en 20 años no se le ha dado mantenimiento integral a las calles y vialidades.
En su momento candidatos como Pablo Alejo López Núñez, Enrique Pelayo Torres y Gilberto Hirata Chico tuvieron como una de sus promesas más fuertes de campaña el acabar con los baches. Y el actual presidente municipal, Marco Antonio Novelo Osuna, prometió abatirlos en 48 horas.
Unos se robaron el material destinado para ello, otros desviaron el recurso para pago de nómina, y el actual no tiene el dinero ni las lluvias lo han dejado cumplir lo prometido bajo un programa titulado “Primero los Baches”.
Pasada la “luna de miel” decembrina, el alcalde Novelo emprendió el Programa Emergente de Bacheo. Durante los primeros días de enero acudió entusiasmado a supervisar las obras y a darles palmadas en la espalda a los trabajadores.
Anunció que su meta era rehabilitar 13 mil metros cuadrados equivalentes a mil metros cúbicos de asfalto, pero mientras se abocaba a tapar unas calles, la ciudadanía le reclamaba otras. Pronto las incipientes lluvias de las primeras semanas del año frustraron el ritmo, mientras que las tormentas de finales de febrero terminaron por bajarle la viada al edil, mientras los baches empezaron a reproducirse exponencialmente.
Expertos consultados refieren que la vida útil de un asfalto dura máximo 10 años, un poco más si se le da mantenimiento. Pero ha transcurrido hasta un año completo, en las diferentes administraciones, donde no se taparon baches ni con tierra. La desatención más evidente se dio durante las administraciones de Pelayo e Hirata.
Algunos residentes tienen memoria de haber visto bachear calles del primer cuadro de la ciudad y de zonas aledañas del centro, así como colonias como Valle Dorado o Valle Verde, desde los tiempos de la administración del César Mancillas Amador (2007-2010). Entonces se contaba con el equipo y la máquina conocida como “El Gusano”, proporcionada por el Gobierno del Estado, destinada a rehabilitar asfaltos oxidados.
Al descuido de los gobiernos municipales en el mantenimiento de las vialidades, se ha agregado la irresponsabilidad de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), a la cual le correspondería atender debajo de los puentes y entradas y salidas de la ciudad, así como de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Ensenada (CESPE), que sistemáticamente destruye calles y no las repone, mientras que la autoridad municipal no le reclama ni a la instancia federal, ni a la estatal. Las últimas lluvias evidenciaron el círculo vicioso y los baches empezaron a crecer y reproducirse como nunca.
DESATENCIÓN Y TRANSAS
El ex presidente municipal Enrique Pelayo Torres (2010-2013) fue repudiado, entre muchas otras cosas, por su indiferencia para resolver el problema de los baches. No solamente los ignoró, sino que la rapiña y el saqueo indiscriminado que valió que buscaran fincarle juicio político, incluyó también transas con el material destinado precisamente para atender las calles.
Entre las irregularidades señaladas por el Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS) del Congreso de Baja California, correspondientes al ejercicio 2013 y reportadas en 2015, surgió la de un donativo de asfalto que hizo Petróleos Mexicanos (PEMEX), mismo que “desapareció” y que a la fecha, ni funcionarios ni empresas constructoras involucradas saben dar una explicación.
PEMEX, a través de la empresa Grupo Multiservicios para la Construcción (GMC), habría donado al XX Ayuntamiento de Ensenada mil toneladas de asfalto “AC-20”, con un valor de 9 millones 538 mil pesos. GMC se encargaría de recoger el material en Nuevo Léon, trasladarlo a Sonora para procesarlo, y entregarlo posteriormente en Ensenada.
Resulta que del material enviado solamente llegó el 41 por ciento, es decir, 3 mil 730 metros cúbicos de los 9 mil metros cúbicos que representan tal material, producto del residuo resultante de la destilación al vacío del petróleo crudo. PEMEX aseguró que despachó la totalidad del material, pero además de perderse en el camino más de la mitad de dicha mezcla, el resto, que supuestamente sí se recibió, no se aplicó.
Diferentes empresas contratadas por la administración de Pelayo para obras de bacheo, tales como Vehcsa; Las Olas, S.A. de C.V.; Disain Construcciones, S.A. de C.V.; Boga Construcciones, S.A. de C.V. y Jorge Alberto Magaña Díaz, debieron haber recibido dicho material para utilizarlo en la reparación de las calles, pero no lo hicieron, porque también ese resto desapareció.
Aunque trascendió que algunos de los contratistas anduvieron ofertando el asfalto a otras empresas, no prosperó acción punitiva ni penal por parte de Sindicatura Municipal ni en contra de las constructoras, ni del entonces titular de Servicios Públicos e Infraestructura, Marco Antonio González Aréchiga. Y los ensenadenses se quedaron sin 50 mil metros cuadrados de calles que pudieron haberse bacheado con dicho aporte.
El gobierno municipal de Gilberto Hirata Chico (2013-2016) no solamente desatendió por completo las calles, sino que rayó en el cinismo y la mentira. Anunciando y presumiendo obras de bacheo que no se realizaban, o gestionando dinero para ese efecto y que se gastó en otras cosas.
Fueron históricas por irrisorias las declaraciones de José de la Luz Valdez, director de Servicios Públicos e Infraestructura. Llegó a disculparse con el argumento que los baches “son un problema general de Ensenada, no solo de esta administración”.
No tenía reparos para ufanarse de su ineptitud y aceptar que durante los tres años de la administración no se había bacheado ni reencarpetado una calle completa: “Si me pongo a bachear todo, en tres calles me acabo el recursos que traigo por año”.
Disculpas no le faltaban a uno de los funcionarios consentidos de Hirata Chico, al que incluso llegó a felicitar públicamente. De la Luz decía que tanto las calles de asfalto como de concreto ya habían dado lo que tenían que dar, y lo más que podían hacer era tapar los baches con tierra, porque de cualquier manera lo que afectaba a los carros era lo hondo del agujero y con emparejarlos ya era ganancia: “Y si ni siquiera le echáramos tierra, también nos reclamarían”.
Para no variar, durante su campaña “El Profe” Hirata prometió abatir los baches, declaró que el remedio no era taparlos, sino pavimentar de nuevo las calles. Habló incluso de “un banco de asfalto” y un comisario especial para el bacheo.
Apenas faltando tres meses para concluir la administración, todavía anunciaban tres opciones para enfrentar el problema: reencarpetar 600 mil metros cuadrados con la máquina “Dragón” en calles que conservaran asfalto con un 80 por ciento de vida; invertir de 30 a 40 millones de pesos en 13 colonias principales que se reencarpetarían con siete centímetros de espesor; o aplicar white topping con material de cinco centímetros de espesor sobre el asfalto.
Por supuesto que no hubo ni tiempo ni dinero para hacer nada de eso. Para un plan emergente de bacheo en las principales zonas se necesitarían 50 millones de pesos, informó el titular de Servicios Públicos e Infraestructura. Y para acabar con el rezago de toda la ciudad, implicaría un costo de mil 200 millones de pesos. Imposible, dado el presupuesto municipal y a la deuda pública que se arrastra.
Lo que sí logró, casi al final, fue un recurso federal del Programa “Fortalece”, por más de 2 millones de pesos, con el que se iban a bachear hasta 18 mil metros cuadrados de avenidas principales como la Reforma, Transpeninsular, Diamante, Calzada de las Águilas, entre otras, pero, al estilo de Hirata, el dinero fue desviado y se desconoce el uso que se le dio. Se presume que para el pago de nómina.
También se supo que al igual que la administración de Pelayo, con Hirata se recibió un donativo de mil toneladas de asfalto por parte de PEMEX, pero éste fue “canjeado” por combustible, según la autoridad.
GANAS VS. REALIDAD
El Programa Emergente “Primero los Baches”, implementado por al alcalde Marco Antonio Novelo, tiene como objetivo atender las principales vías, con la intención de satisfacer el reclamo social.
Como empresario que es, Novelo rápidamente hizo alianza con Compañías Mexicanas de la Industria de la Construcción de Ensenada (COMICE) y la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), con el reto de atender 74 mil vialidades principales, equivalentes a 158 kilómetros, y rehabilitar 13 mil 300 metros, es decir, mil metros cúbicos de asfalto.
De ellos, hasta el momento se han logrado atender 24 mil metros cuadrados, según cálculos que proporcionó a ZETA la directora de Servicios Públicos e Infraestructura, Mayra Virginia Medina Castro. Se estima un total de 750 mil metros cuadrados de vialidades afectadas.
Se fueron atendiendo ciertos tramos de avenidas principales, de acuerdo a la intensidad del reclamo popular: Reforma, Delante, Libramiento Esmeralda, Calle 10 Bronce, Ámbar, entre otras, y calles de la colonia Villas.
Los constructores aportaron la maquinaria y herramientas con las que no cuenta el Ayuntamiento, y por parte de la administración municipal se puso mezcla asfáltica caliente, además de mezcla fría donada por ciertas compañías que desean celebrar contrato con el Ayuntamiento.
Pero dada la gran cantidad de baches por atacar, y las tormentas que terminaron por dañar de nuevo lo que se había resanado, así como florecer nuevo baches que permanecían ocultos, de poco ha servido el trabajo. “Todavía nos queda mucho, mucho… mucho trabajo por hacer, pero se está trabajando. Diría mi abuelita, pian pianito… pero ahí va segurito”, dijo la funcionaria.
— ¿Tienen contemplado algún presupuesto?
“En cuanto a un monto, ahorita no te voy a decir, porque se va a hacer una licitación a través del Departamento de Compras, yo creo que en unas tres semanas, espero, salga la licitación”.
Agregó que el presidente municipal no ha dejado de gestionar recursos desde que empezó la administración, y que esperan se concreten pronto, pues el Ayuntamiento de Ensenada califica para varios programas federales que abarcan ese rubro.
Por lo pronto, se tiene contemplado otro programa de atención a 32 vialidades en colaboración con el IMIC, pero igual, se está gestionando el recurso.
Respecto al trabajo que no se hizo en las dos anteriores administraciones y al mal uso que se dio al asfalto, la actual titular de Infraestructura se desatiende: “Quién sabe qué negociaciones hayan hecho, pero eso no nos toca a nosotros juzgarlo. Ahorita lo que nos toca es dar soluciones y seguir adelante”.
Cuando se le preguntó cuáles son las zonas más críticas, respondió que toda la ciudad. “Yo creo que el plan emergente de bacheo se va estar aplicando durante los tres años, la verdad”.
“Hay una mala estrategia”, opinó por su parte el ex alcalde César Mancillas. “Generalmente lo que se hace es tapar lo más peligroso, los más altos, los más hondos, de calles principales. Y ahorita están yendo a tapar calles completas, no está mal, pero te vas a tardar tres años en tapar baches”, advirtió.
“Lo que está pasando aquí es que tienen que conseguir gente que ya haya estado y haya dado buen resultado, para que puedan ayudarle al alcalde, porque él tampoco sabe, por lo visto no sabe”, agregó el ex edil.
Mencionó Mancillas que hay fundaciones orientadas a apoyar municipios pobres, como Ensenada, con montos a fondo perdido hasta por 12 millones de pesos como mínimo, y a los que se podría recurrir, al igual que PEMEX, de nuevo.
“Pero que tampoco digan que no hay dinero, porque siempre que presupuestas dejas entre 25 y 35 millones de pesos tan sólo para bacheo, y lo tienes que emplear. Entonces, ¿qué le hace falta al presidente? Nada, nomás que respete el presupuesto, porque ese dinero luego lo destinan a nómina”.
Sugirió, dado que el año pasado la nómina absorbió el 83 por ciento del presupuesto, un recorte urgente: “Si en este momento el señor alcalde no despide o se quita la carga de no menos de 500 empleados, va a quebrar el Municipio, más de lo que ya está”.
Calcula que se necesitarían alrededor de 200 millones de pesos, nada más para tapar los baches de la Zona Centro. “Pero por ejemplo, la nómina política de Hirata costó 350 millones de pesos al año”, ilustró. Dijo que no hay fondo perdido que solvente la cantidad de dinero que se necesitaría para rescatar al Ayuntamiento, además, la deuda de la administración municipal tiene calificación negativa.
“Ahora sí que, la verdad, hemos caído en un bache enorme. La entrada a Ensenada es una vergüenza, la gente que viene de otros partes dice que qué bonita está, pero qué descuidada está. De qué nos sirve tener buenos vinos, buena comida, si estas condiciones le quitan competitividad a nuestra ciudad”, remató.