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jueves, febrero 22, 2024
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Dimensionar la inseguridad

No es “La rifa del Tigre” porque ni el alcalde  Manuel Gastélum, ni el Secretario de Seguridad Pública Municipal, Marco Antonio Sotomayor Amezcua lo dejaron al azar. La buscaron y se les dio, hablamos del compromiso de atender y resolver el problema de inseguridad de Tijuana.

Un encargo mayúsculo, baste recordar que las estadísticas oficiales del sistema Nacional de Seguridad ubican a Baja California como el quinto estado más inseguro del país, pero la incidencia delictiva estatal está detonada por la inseguridad de Tijuana.


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De acuerdo al proyecto social ciudadano Semáforo Delictivo, Baja California tiene alerta roja en los delitos de homicidio, robo de vehículos y a comercio. Sin embargo, de los 89 mil delitos del fuero común denunciados en la entidad los primeros 11 meses del año 2016, el 41 por ciento se cometieron en Tijuana, y en el caso de  los homicidios, el 73 por ciento de los asesinatos se perpetraron en el mismo municipio.

Cabe agregar que en estas cuentas poco alegres no se tienen contemplados otros crímenes como el narcomenudeo, el narcotráfico, el tráfico de personas o los levantones, en los que también Tijuana lleva amplia delantera a sus cuatro municipios hermanos.

Dados los currículums que presumen el alcalde y el secretario de seguridad, es evidente que ninguno de los dos es novato, por lo tanto no les vale el viejo pretexto del período de aprendizaje.


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Sotomayor lo dijo en recientes entrevistas a reporteros locales: “no hay pretexto”. Lo hizo tras mencionar que el número de policías en servicio era insuficiente y tenía un déficit de mil 500 uniformados de acuerdo a los estándares internacionales, lo mismo que las 350 patrullas de las que solo sirve el 60 por ciento. Y no hay excusas porque con la misma cantidad de policías, secretarios anteriores han tenido mejores tiempos de respuestas y más capturas en flagrancia delictiva en crímenes de alto impacto.

Desde las urnas en la jornada electoral, la ciudadanía les otorgó el voto de confianza, con un mes y días en el cargo, resultaría apresurado y hasta abusivo acusar deficiencias o hablar de reprobados, sobre todo a sabiendas que en los gobiernos municipales, el corto plazo en materia de resultados se mide en un promedio de 100 días.

Pero si van a promocionar sus “acciones inmediatas” y “resultados” vale la pena que dimensionen la envergadura del problema.

En conferencias recientes, Sotomayor mencionó que la policía había detenido a 10 presuntos homicidas en diciembre, lo que es harto plausible, pero no podemos olvidar que en el mismo período, 112 personas fueron asesinadas violentamente cuando la media nacional es de 64 ejecuciones mensuales.

Asimismo, el secretario de seguridad municipal dijo a reporteros de Tijuana que turnaron a 391 detenidos por “algún delito”, aseguraron 28 armas de fuego, 271 vehículos, capturaron a 128 presuntos narcomenudistas y a 60 personas con orden de aprehensión. Números que se leen muy bien, aunque no tenemos indicadores que nos permitan comparar o medir si estos resultados nos permiten vislumbrar efectividad, mediciones que por cierto Sotomayor prometió que la ciudadanía podría hacer.

En su exposición de resultados el titular de la seguridad en Tijuana también  detalló que la policía municipal detuvo a 10 presuntos responsables de robo con violencia y siete por privación de la libertad.

Ahora en cuanto a los robos, durante el año pasado en Tijuana se denunciaron un promedio mensual de 1 561 –en diciembre la cifra crece–, del total, los cometidos con violencia fueron 337, en ese esquema 10 detenidos son buenos, pero no satisfactorios.

Contexto semejante en los privaciones, de inicio es pertinente referir que esos 7 detenidos fueron 4 en un caso y tres en otro, efectivamente 2 víctimas fueron salvadas en el mes y es mucho considerando que la mayoría de ellos son asesinado, pero el promedio de privaciones de la libertad denunciadas el año pasado fue de 19 al mes –en septiembre fueron 38–, así, de nuevo los números son buenos pero se quedan cortos.

Entonces la responsabilidad que se echaron a cuestas no es poca cosa, y están obligados a encararla y exponerla con  toda la complejidad que implica, considerar por ejemplo, las toneladas de droga que circulan y las que se decomisan, que el año pasado las llamadas al  089 Centro Estatal de denuncia anónima subió un 29 por ciento hasta sumar 36 mil 474, que en Tijuana se denunciaron este año entre 2 mil y 5 mil llamadas de extorsión mensuales, o que está aumentando el número de estudiantes de educación básica detectados como en los planteles en posesión de droga o consumiéndola.

Resulta más que evidente que la sociedad necesita que sean eficaces y eficientes, y que tanto el secretario de seguridad como el alcalde sean creativos al generar programas, optimizar recursos, informar y ser transparente para provocar el acompañamiento y el apoyo de la comunidad, porque necesitan usar todo los medios a su alcance.

Pueden empezar explicar e informar de los avances en el Programa de rendición de cuentas CompStat, en el que se medirán los resultados de los jefes de distrito y de cada uno de los policías. También son lo que dijo Sotomayor a ZETA en su primera semana de trabajo “detener a los homicidas en flagrancia” y bajar la incidencia en homicidio.

Autor(a)

Rosario Mosso Castro
Rosario Mosso Castro
Editora de Semanario ZETA.
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