En una de esas reuniones de policías para la planeación de operaciones conjuntas con otras corporaciones, los agentes municipales presentes se irguieron de pronto. Paso firme, silencio y solemnidad. Lo hicieron porque divisaron que por donde ellos estaban, pasaría el recién nombrado secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Marco Antonio Sotomayor. La tradición indica que cuando pasa secretario, la tropa saluda ceremoniosa. Pero en este caso, se quedaron sorprendidos. Sin detener el paso, ignorándolos, Sotomayor pasó delante de ellos sin emitir palabra, gesto o acción alguna. Acompañado de Felipe Chan, el director de la Policía Municipal, éste sí alcanzó a saludar a algunos cuantos. Ahora los municipales piensan una de dos: o en efecto Sotomayor es de política rancia y de alcurnia para no saludar, o de plano sigue en su papel de subsecretario de Seguridad Pública que planea en el escritorio lo que otros ejecutan sin siquiera saludar. Concediéndole el beneficio de la duda, al funcionario le hace falta aprender de protocolos de la corporación municipal, y entender más a quienes desde la base de la Policía Municipal, le sirven a su propósito mayor de llevar seguridad a las vilipendiadas calles de Tijuana.
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