Por más de seis meses, los fanáticos de The Walking Dead desconocieron a cuál de los protagonistas mató Negan (Jeffrey Dean Morgan) en el cierre de la sexta temporada. Sin embargo, ninguna conjetura posible o la simple aceptación del hecho los preparó para uno de los capítulos más perturbadores de la serie y no una, sino dos muertes en el arranque de emisiones de su séptimo ciclo.
El shock, aun sin saber víctimas, se vivió a través de los ojos de Rick (Andrew Lincoln), líder del grupo de sobrevivientes, quien en completa desorientación tenía flashbacks de lo sucedido, mientras su enemigo en turno lo torturaba psicológicamente para provocarle más miedo y dejar en claro que las cosas iban a cambiar con su presencia.
Justo durante uno de esos lapsos de confusión para el primero –que lo mostró en una de sus mejores actuaciones–, el inicio del horror llegó al mostrarnos cómo Negan le arrebató la vida a Abraham con ayuda de Lucille, el bate con púas que en ese momento parecía haber cumplido su misión del día, en presencia del resto de los protagonistas, cuyas caras de temor rápidamente se tornaron a sufrimiento y coraje.
La incógnita de quién fue la víctima estaba resuelta y, a diferencia del cómic mantenía a Glenn con vida en un twist inesperado que, lamentablemente, no tardó mucho en encaminarse a la versión original de la historia y poner en un remolino de emociones a los televidentes.
Interpretado por Steven Yeun, el personaje fue base desde el inicio del programa en 2010 y se convirtió en uno de los más queridos por su evolución para combatir al apocalipsis zombi e impregnarle un toque de esperanza al contexto, a partir de su relación con Maggie (Lauren Cohan), quien presenció cómo lo mataron y espera un hijo de él.
Si bien el asesinato de Glenn es explícito en la historieta, la versión televisiva lo fue todavía más por los efectos de audio que combinados a la imagen, hicieron del instante una verdadera tortura a través de la pantalla en la que el resquebrajar de los huesos hasta pulverizarse y la piel colgando del bate, con pedazos de masa encefálica y chorros de sangre, perturbaron inevitablemente.
Pero la brutalidad todavía tuvo un remate, ya que después de que éste resistió valientemente hasta el último momento –al igual que Abraham–, se dejó caer sobre la tierra pastosa por su sangre y entonces pudimos ver cómo los pequeños brotes de piel que antes formaban su cara permanecían inertes, mientras su brazo izquierdo se movía por absoluto reflejo.
Aunque a lo largo del programa varios protagonistas han fallecido, sin duda esa imagen es ahora un nuevo referente en la trama y para sus seguidores, que requerirán más tiempo que solo un par de minutos entre escenas, para recuperarse de un capítulo que llegó al borde de lo soportable cuando por un instante Rick contempló amputarle el brazo a su hijo, a cambio de mantener con vida a sus compañeros.
“The Day Will Come When You Won’t Be”, se transmitió simultáneamente en Estados Unidos y Latinoamérica el pasado domingo 23 de octubre, logrando un récord de audiencia con 8.4 puntos de rating equivalentes a 17 millones de televidentes.