Qué tristeza da saber cuántos sacerdotes faltan en nuestra Iglesia universal católica. Muchas veces lo he constatado en misa de equis hora o iglesia, no hay sacerdote confesando, me consta que a la iglesia que asisto a misa, algunas veces no hay sacerdote confesando. Esto lamentablemente muy seguido sucede.
Me consta: algunos sacerdotes dicen dos misas seguidas sin siquiera desayunar, pero algunos fieles critican diciendo que por flojos no lo hacen.
¡Cuánta ingratitud en nuestros corazones llevamos! En lugar de criticar solos o en comunidad, oremos por las vocaciones sacerdotales, por los seminaristas y todos los hombres del mundo.
Recordemos que son seres humanos con las mismas necesidades que Usted y yo. Se enferman, visten y comen. Ayudemos, si no con el diezmo, económicamente a sus respectivas parroquias, sea monetariamente o bien una despensa de acuerdo a sus posibilidades, no seamos mal agradecidos.
Como lo dice el evangelio de hoy, domingo 9 de octubre de 2016, Evangelio según San Lucas 17-11-19: “De los diez leprosos que el Señor sanó, solo uno, además de extranjero, de rodillas al Señor agradeció”.
No seamos del grupo de los nueve mal agradecidos. Hoy mismo ayudemos a nuestros hermanos extranjeros que sufren en nuestra bendita ciudad de Tijuana. Dios los bendiga a todos y a sus familias.
Atentamente
Loropel