De plano, con el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) del año fiscal 2017 está claro que el Presidente Enrique Peña Nieto y su gabinete no tienen palabra y no les importa lo que piensan, ni lo que sienten los mexicanos. Una madre mexicana diría que “creen que traen a Dios de la oreja”.
Previo a la presentación del PEF 2017, por cuarto año consecutivo hablaron de austeridad, de racionalizar el gasto; el Presidente Peña aseguró que el gobierno se apretaría el cinturón, para luego salir con que él, sus secretario, los magistrados de la Suprema Corte de Justicia y demás funcionarios de primer nivel, tienen contemplado aumentar sus percepciones para el próximo año.
Para que el resto de los mexicanos no se enojen -aquellos de salario de 73 pesos diarios, o los más de 2 millones de mexicanos incorporados en su cuatrienio a los cinturones de pobreza- decidieron que dejarían los sueldos iguales, y para que lo notáramos menos, optaron por aumentar, pero el importe de sus prestaciones.
Para el Presidente, 13 mil 844 pesos más al año; para el magistrado presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 171 mil 806 pesos anuales adicionales, y otros con cantidades menores. En el caso de los diputados el aumento por año sería de 25 mil 898 pesos, sin embargo, éstos ya empezaron a decir que no aceptarían la propuesta, bueno, por lo menos los priistas aseguraron que pugnarán porque el presupuesto del Congreso y sus percepciones no incremente como está planteado (más del 3.6%) en el PEF 2017, así que habrá que esperar para saber si el resto de los partidos comparten esta opinión y lo cumplen.
Porque resulta incongruente, mínimo irónico, que estos funcionarios aumenten sus privilegios, mientras aprueban, implementan y promocionan reformas fiscales, laborales y educativas creadas expresamente para vulnerar los derechos salariales y los beneficios de la clase trabajadora.
Como papelito habla y hasta ahora lo que dice es que ninguno de los poderes, llámese Ejecutivo, Legislativo y Judicial, tiene la menor intención de apretarse nada, entonces al resto de los mexicanos no les queda más que manifestar su repudio e inconformidad, pero vale hacerlo de forma organizada y consistente, presionando a sus legisladores, que serán los responsables de lo que suceda en adelante.
El proyecto de presupuesto efectivamente tiene recortes sustantivos, pero no a sus gastos de operación o sus sueldos, las diminuciones se hicieron en los importes de la inversión en obras y acciones sustantivas en beneficio de los ciudadanos en seguridad, educación, prevención, trabajo social y obra. En esta edición de ZETA podrá leer un informe detallado de las afectaciones de estas reducciones en una nota del reportero Francisco Navarro.
Además de este evidente abuso de la alta burocracia, el PEF muestra muchos defectos; esto dicho por diverso especialistas en el tema económico. Por ejemplo, el tipo de cambio del peso frente al dólar, uno de los fenómenos económicos que más impacto negativo ha tenido en las alacenas de los mexicanos y particularmente de los fronterizos.
Mientras los especialistas más cautos pronostican que 2017 terminará con el dólar a 20 pesos por cada billete estadounidense, el presupuesto de Peña Nieto estima su valor en 18.20 pesos por uno, expectativa que a lo largo de esta semana ha sido ridiculizada, apenas el jueves 15 de septiembre mientras este Semanario cerraba edición, el dólar interbancario cerró a 19.65 peso por dólar.
“Está canijo controlar la inflación en 3 por ciento y el dólar en 18.20”, advirtieron ante reporteros locales, los contadores tijuanenses.
Otra perspectiva oficial dentro del PEF, fuertemente criticada, ha sido el Producto Interno Bruto (PIB) estimado en 2.5% y, que pese a ser el menos irreal de lo que el Gobierno Federal ha presagiado en lo que va del sexenio, sigue fuera de realidad, y como evidencia los críticos recordaron con números cómo durante los últimos tres años, el importe real del PIB siempre ha quedado alrededor de 2 puntos abajo del planteamiento del gobierno. Como en 2016, que ellos pronosticaron 4.9% y andamos en 2.3%.
Además, no hay que olvidar que la calificadora Standard & Poor´s decidió recategorizar el nivel de México como riesgo país, por lo que pasamos de estable a negativo.
Dadas las circunstancias, el panorama no puede ser más favorable para que los diputados se reivindiquen, que dejen de servir de paleros al Gobierno Federal y finalmente cumplan con una de sus principales funciones: vigilar y cuidar el correcto manejo de los recursos públicos.
Que arrastren el lápiz, que le metan talento, creatividad e intelecto, que desmenucen el PEF y lo rearmen, que trabajen con expectativas más realistas, y de verdad aprieten el cinturón de las entidades de gobierno, para que incrementen el gasto en generar desarrollo, trabajo, condiciones de vida digna para sus gobernados.
Por lo pronto, toca a la sociedad organizada, confederaciones patronales, cámaras empresariales, organizaciones civiles y asociaciones de profesionales, hacer un enérgico llamado a la conciencia de sus diputados y senadores, y no hay mucho tiempo; hay que hacerlo ya, porque México está en crisis. Los números así lo indican.