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lunes, septiembre 30, 2024
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BC: Monumento al Centralismo

En Tijuana, desde 15 de julio hasta el mes de diciembre, el puente-andamio construido de láminas, placas de concreto ligeras sujetas por medio de tubos y delimitadas por una reja, usado como paso de Tijuana hacia Estados Unidos, está convertido en un monumento al centralismo ejercido por la administración priista del presidente Enrique Peña Nieto desde su llegada en diciembre de 2012 contra Baja California.

“El gobierno de Estados Unidos nos pidió que los apoyáramos…construimos un paso temporal, no es el más bonito ni agradable”, anunció  Luis del Moral González, director de Vinculación Internacional e Institucional de INDAABIN, organismo responsable de la construcción, como si se tratara de un favor, como si no se hubiera hecho con los impuestos de los bajacalifornianos.

Desde México, como acostumbra el tricolor, a casi 3 mil kilómetros de distancia decidieron construir este puente temporal que es peligroso para adultos, niños y personas con discapacidades o de la tercera edad, para luego pretender que la ciudadanía se conforme sin replicar, como si hubiera sido gratis o un regalo.

Los que viven en la zona, profesionales de la construcción, incluso el alcalde Jorge Astiazarán, y hasta el gobernador Francisco Vega –que se incluyó de última hora en el cortés reclamo– han expuesto la necesidad de agregar seguridad al enorme andamio que ellos llaman puente, pero los representantes de Peña siguen aferrados en las bondades de su trabajo.

Claro, no es la primera vez que la federación parece disfrutar de complicar la vida a los residentes de la franja norte del país. Apenas un mes atrás decidieron de nuevo castigar a los californios por combatir la miseria y no tener la misma cantidad de pobres que en otras regiones, por ser productivos, por luchar, prosperar y generar desarrollo, cuando los funcionarios federales anunciaron la creación de sus Zonas Económicas Especiales y aclararon a los norteños que ni se alborotaran.

Y por 42 meses consecutivos rechazaron darle cabida a la propuesta fundada y motivada del sector empresarial de retomar la definición de Baja California como zona estratégica con beneficios que permitan a la zona competir con sus iguales del otro lado de la frontera.

Lo mismo con la mayoría de los recursos, dinero que los bajacalifornianos por obligación fiscal deben enviar a México para que desde allá decidan y lo regresen convertidos en despensas, y demás mini apoyos clientelares, que serán repartidos por sus delegaciones, estado y municipios, pero bajo las reglas definidas por los priistas en la capital, se reduce el presupuesto y ellos deciden qué programas cancelan, y cuáles continúan.

Con decisiones en las que parecen creer que existe un solo México, porque continuamente optan por ignorar las necesidades y las condiciones de vida de los residentes de este estado, tal vez porque tienen poca importancia electoral para su permanencia en el poder, primero porque representan un porcentaje muy bajo de la votación, y además cuando deciden sufragar lo hacen por su partido rival, Acción Nacional.

Cierto, los bajacalifornianos no acostumbran callar ante las injusticias, ante las obras mal hechas, las autoridades corruptas o la impunidad, preguntan, reclaman, exigen. Sin embargo incluso la propositiva participación social de la comunidad es cooptada, de nuevo por el centralismo, esta vez ejercido por el control extremo de información desde México.

¿O sabe usted exactamente en qué se están gastando su dinero? Por mencionar algunos, el Ejército, la PGR, la Gendarmería, la Aduana, vamos, incluso la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; porque no se están teniendo los resultados requeridos y deseados, por ejemplo en el tema de seguridad. Como ciudadanos, incluso como reporteros, poco o nada sabemos de sus obras, de sus investigaciones, porque las solicitudes de información son rechazadas, se debe hacer un formato con preguntas específicas, que se entregan en el estado, pero que se deben enviar a Ciudad de México y desde allá deciden usualmente negarla o responder parcialmente. Incluso cuando se hace a través de los publicitados organismos de Transparencia y acceso a la Información.

En estas condiciones, los bajacalifornianos no han tenido más que manifestar sus inconformidades con voz firme, seguir presentando sus propuestas ante oídos sordos, además de esperar y temer por la nueva mala idea que venga desde centro, y hacer votos porque los restantes 2 años y medio del sexenio de Enrique Peña Nieto, pasen lo más rápido posible.

Autor(a)

Rosario Mosso Castro
Rosario Mosso Castro
Editora de Semanario ZETA.
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