Cuando los partidos en el poder promovieron el voto útil como aquel que relega a los partidos minoritarios con reducidas posibilidades de ganar una elección, los institutos pequeños recordaron que el voto útil es el que se otorga a los inútiles, refiriéndose a los que han llegado al poder sin cumplir sus promesas, sin servir al objetivo para el que fueron electos.
En cualquier diccionario la palabra “útil” significa algo que puede servir o ser aprovechado para un fin determinado, que sirve para satisfacer una necesidad, y/o que resulta en una ganancia, servicio o beneficio
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Entonces, son las necesidades de usted, ciudadano de Baja California –y los otros 12 estados donde habrá elecciones el domingo 5 de junio– con derecho voto, las que definen la “utilidad” del sufragio que tanto ansían esos institutos políticos grandes y chiquitos.
Así, para que su voto sea útil a los fines ciudadanos, se hace necesario emitir un sufragio con estrategia, analizando, razonando los resultados posibles contra los deseables.
Si es fan de los partidotes –PAN o PRI–, porque cuando han ganado un puesto de elección le han cumplido las promesas, han contribuido a mejorar su forma de vida, su trabajo, su sueldo, su seguridad, porque sus propuestas son novedosas, creíbles y realizables, y sus candidatos han demostrado honestidad, lealtad y capacidad, pues salga a votarlos.
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Sin embargo, el histórico electoral que marca un 30 por ciento de participación, ha demostrado que hay muy pocos de estos votantes.
Entonces hablemos del 70 por ciento de abstencionistas, esos que no soportan o aborrecen a la gente que representa los partidos que están en los gobiernos, porque les han incumplido y se han dedicado a enriquecerse, hay dos cosas que estos ciudadanos no pueden hacer si quieren que de verdad su opinión sea tomada en cuenta: una es no ejercer su derecho a votar, y la otra es votar en blanco.
Es simple, si usted los considera corruptos pero no hace nada al respecto, no les vota en contra, ellos van a conservar su poder.
Al no otorgar el sufragio a otras alternativas, también se impide su crecimiento, evitan que los partidos que se oponen a los grupos de poder, se integren a través de los congresos a la toma de decisiones y puedan generar contrapesos. ¿Por qué no pensar por lo menos en la posibilidad de votar por la pluralidad?
En el voto anulado o blanco, la inutilidad es más obvia debido a las reglas electorales, y hablemos de la designación de diputados de representación proporcional, los que no hacen campaña y llegan a engordar la nómina según el porcentaje de votación que haya obtenido el partido. En teoría esta figura se creó para generar los deseados equilibrios.
Al momento de definir cuántos diputados de representación de cada partido entrarán al poder legislativo, lo primero que hacen los institutos electorales por reglamento, es eliminar los votos nulos, los votos por candidatos no registrados y los votos a favor de los partidos que no alcanzan el 3 por ciento de la votación, lo que permite, en esa nueva fórmula, a los partidos grandotes obtener mayores posibilidades de tener más diputados de representación proporcional en el congreso.
Esto les da mayor capacidad de manipular y negociar las decisiones importantes que por Ley el Gobernador debe tomar solo con aprobación del poder legislativo.
Sí, es sabido que muchos partiditos que se presentan como opositores, o sus representantes, no son más que hijitos de los partidos grandotes y sus candidatos solo se registran para vender caro su amor y declinar después a favor del candidato del partido que les ofrezca algo, lo que sea, por declarar públicamente que se une a su campaña. Pero revise, son más de 240 candidatos, alguno debe ser bueno.
Si quieren un cambio en la balanza del poder y combatir el sistema corrupto, hasta ahora el único camino abierto al ciudadano común es el voto, las críticas vertidas desde el anonimato de las redes sociales, pueden generar conciencia pero de nada sirven sin acción. Tampoco criticar a los gobiernos desde su casa o en charlas de café; es necesario pelear, subirse al ring político por lo menos el día de las elecciones.
