El Gobierno de Enrique Peña Nieto ignoró los niveles de seguridad y corrupción en México para privilegiar las reformas estructurales en materia económica, ante ello el hartazgo se salió de control y el voto en contra de su Partido, el Revolucionario Institucional (PRI) fue el primer síntoma del cansancio de los mexicanos, por ello les “dieron una buena patada”, publicó hoy el semanario británico The Economist.
Por su parte, Peña Nieto participó hoy en la Sesión del Consejo Mexicano de Negocios, donde los empresarios le pidieron que se atiendan los grandes pendientes en el Congreso en materia de corrupción y seguridad. El mandatario nacional les respondió que ni él ni su gobierno “se escapa, es omiso o insensible ante lo que está en demanda de la sociedad mexicana”.
“Tampoco soy omiso en reconocer que hoy hay una demanda por combatir la corrupción y la impunidad. Hoy es claro que hay un sentido social y una demanda entre la sociedad porque a profundidad y al fondo vayamos a combatir la corrupción y esto será posible si las instituciones que se están preparando para este propósito trabajan debidamente y de manera eficaz”, dijo el presidente ante los 50 empresarios más importantes del país.
En los comicios del pasado 5 de junio el Presidente Peña Nieto y el PRI recibieron una “buena patada” por parte de los votantes, al perder siete gubernaturas ante el Partido Acción Nacional (PAN). “Así es como se supone que debe funcionar la democracia: los votantes enojados llegan a lanzar los vagos hacia fuera”, señaló The Economist.
The Economist señala que a inicio de su gestión Peña Nieto restó importancia a la lucha contra el crimen organizado, pero el número de homicidios aumentó y la extorsión se convirtió en una “miseria cotidiana”.
También destaca los resultados del Latinobarómetro 2015 donde señala que el 57 por ciento de los mexicanos dijo que ellos o un pariente había sido víctima de un delito en el último año, y que la corrupción le cuesta a México el 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Mexicano para a Competitividad (IMCO).
“De 2000 a 2013 más de 40 gobernadores y ex gobernadores estaban implicados en casos de corrupción; sólo dos han sido encarcelados. El crimen y la corrupción se reunieron en la desaparición en 2014 de 43 estudiantes normalistas en el estado de Guerrero a manos de la policía local, los políticos y el crimen organizado”, dice el semanario británico.
Esta situación se reflejó en el nivel de desempeño del mandatario priista que en marzo pasado registró su nivel más bajo desde el inicio de su gestión al obtener un 57 por ciento de desaprobación de la ciudadanía y un 82 por ciento por parte de los líderes de opinión.
En cuatro de los 12 estados donde se realizaron elecciones el tricolor nunca había perdido, en Veracruz gobernó por 86 años; en Durango, 85 años; en Quintana Roo por más de 40 años y en Tamaulipas 86 años.
Terminar con el Gobierno de un solo partido aún es una situación nueva para México, señala el medio, “fue sólo en el 2000 que siete décadas de gobierno del PRI finalmente terminaron cuando Vicente Fox, del PAN ganó la presidencia. Sin embargo, la esperanza de una transformación profunda y duradera que la victoria de Fox planteó han dado paso a la desilusión”.
Para The Economist en México es común decir que la democracia no trajo el Estado de Derecho debido a un sistema político sin reformar, bajo el Gobierno de un solo partido. “En lugar de un rediseño sistemático, la victoria de Fox trajo la fragmentación y decadencia institucional. Desde 2000 ningún presidente ha tenido una mayoría en el Congreso”, dijo el semanario.