Las novelas de Jane Austen, por su calidad narrativa y sus personajes perfectamente delineados, siempre han terminado en la pantalla grande, pero no de esta manera.
El talentoso Whit Stillman aquí hace todo bien como guionista, director y hasta actor, aunque el crédito principal le pertenece a Kate Beckinsale, quien interpreta a Lady Suman, una viuda en la Inglaterra de fines del Siglo XVIII que elabora todo un entramado para casar a su hija Frederica (Morfydd Clark) con Sir James (Tom Bennett), mientras ella le echa el ojo a Reginald (Xavier Samuel), el hermano menor de Catherine (Emma Greenwell), su cuñada.
El detalle es que a Susan no le salen bien sus planes y comienzan así los enredos en una historia donde lo que sobra es el amor y lo que importa es la economía. Esto no es sorpresa, considerando que Austen planteó en más de una ocasión la desesperación de las damas de sociedad por casarse como el único medio de solvencia en la época.
Por supuesto que la protagonista no es ninguna boba. Es una mujer experimentada, inteligente, fuerte y carismática que sabe seducir a los hombres y Beckinsale hizo un trabajo admirable para dejar esto en claro con sus debidas sutilezas. Nosotros entendemos a Susan no por lo que dice, sino por lo que hace.
Entre la torpeza de James y la ingenua dulzura de Reginald, las dos presas de Susan le dan un balance perfecto a esta cinta con una fina comicidad lograda por Stillman tanto como autor del guion y como realizador.
Concentrado en los detalles, al igual que en el contenido, Stillman supo darle un carácter contemporáneo a la novela de Austen y ofrece entonces un filme que se desarrolla con naturalidad, con un estupendo reparto -en el que también aparece Chloë Sevigny como Alice, la confidente de Catherine- y un balance impecable entre lo visual y la evolución de la trama. No se puede pedir más de un largometraje. ****
Punto final.- ¿Listos para “El Conjuro 2”? El tráiler es prometedor.
