En medio de anécdotas y añoranzas, aplausos o risas, rock pero sobre todo entre mucha literatura transcurrió la tarde del caluroso domingo 26 de junio con Juan Villoro, Diego Herrera, Alfonso André, Federico Fong y Javier Calderón, quienes lograron reunir a 650 asistentes en el teatro del Centro Cultural Tijuana (CECUT) durante el espectáculo “Mientras nos dure el veinte”.
Vestido casual para la roquera ocasión, saco y camisa negros sin corbata, pero sobre todo arropado con hojas o libros en mano que llevaba para su lectura, Juan Villoro compartió en voz alta algunas crónicas de su libro “Tiempo transcurrido” (FCE, 1986; cuarta edición 2015).
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Fue una tarde desparpajada, donde la literatura en voz de Villoro tomaba las bridas del espectáculo y decidía los lugares a dónde ir en los 70 u 80, en la que el reconocido escritor y los populares roqueros invitaron a “un viaje por el túnel del tiempo”, por lo menos entre 1968 y 1985 en el entonces Distrito Federal, época donde las diversas manifestaciones musicales y culturales relacionadas con el rock buscaban un lugar para quedarse en la gran urbe, desde el rock progresivo hasta el punk.
Con las respectivas dosis de ironía que el respetable celebraba con risas o aplausos abundantes, la potente y clara voz de Villoro logró transportar a los asistentes a aquellos años setenteros y ochenteros en los que todavía pululaban los últimos coletazos del agonizante apogeo de la radionovela con “Kalimán, el hombre increíble”.
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Aunque no de manera cronológica pues empezó con “Madona de Guadalupe” (crónica titulada “1983” en su libro “Tiempo transcurrido”), Juan Villoro llevó al público a dar un paseo con sus personajes inventados por la colonia Aviación Civil de la Ciudad de México, pasando por Ciudad Satélite, deteniéndose a veces por el Pedregal o San Pedro de los Pinos hasta Linda Vista, muy cercana a la Basílica de Guadalupe con crónicas como “Los misterios de la radio”, “Gliter en la colonia Lindavista”, “La merienda del Papa”, “Oda al aire” (Pablo Neruda) y “Letanía de la ciudad”.
Entonces el autor de “El libro salvaje” (FCE, 2008) consideró oportuno un respiro en la frontera norte de México: “Qué es la literatura sino una conversación con los difuntos”, sentenció Villoro para traer a ese momento a autores como Rubén Vizcaíno Valencia y Octavio Hernández, pero sobre todo para invocar a Federico Campbell, “uno de los más ilustres tijuanenses”, valoró.
“Yo podría haber publicado nunca en mi vida si alguien no me hubiera abierto la puerta por primera vez, esta persona fue un tijuanense: Federico Campbell”, reconoció Villoro entre aplausos, haciendo referencia a la editorial “La máquina de escribir” que Campbell dirigía cuando lo invitó a publicar su primer libro de tres cuentos, “El mariscal de campo”.
El momento álgido de la tarde llegó con la poesía, cuando Juan Villoro leyó el poema “Duelo” del legendario poeta sonorense Abigael Bohórquez, “un poeta mayúsculo”:
“Vengo a estarme de luto por aquellos
que han muerto a desabasto,
por los rútilos o famélicos,
procurando saciar su corazón o su hambre…”.
Con especial dedicatoria para Donald Trump, la tarde de literatura y rock llegó a su desenlace cuando Villoro dio lectura a “Misa fronteriza” de Luis Humberto Crosthwaite, y un texto de su autoría “Una crónica de fe”, para posteriormente dar paso a los aplausos en tanto el telón caía.
Finalmente, poco más de 200 personas hicieron fila en el Vestíbulo del Teatro para que los protagonistas de la tarde firmaran en algún libro o placa discográfica, ritual del que ya fue testigo Tijuana, aunque próximamente el espectáculo “Mientras nos dure el veinte” también será llevado a la Ciudad de México, Mérida, Monterrey y Monclova, en fechas por anunciar en https://www.facebook.com/mientrasnosdureelveinte
