A diferencia de su primera vez en el Valle de Guadalupe, a donde llegó festivo y afable, Miguel Bosé regresó introspectivo y distante al escenario de los viñedos de Santo Tomás. Hace dos años, en mayo también, tuvo interacción con el público, hoy cantó casi para sí.
Bajo el concepto de su disco “Amo”, un repaso emocional autobiográfico, de recomienzo y sosiego, Bosé dio prevalencia a temas del álbum, intercaladas con canciones puntuales de su trayectoria, sus entrañables y las que le exigen. Ya no “Don Diablo” ni el popurrí de las baladas románticas de sus inicios.
Abrió su show con “Amo”, seguida de “Encanto” y “Libre Ya de Amores”, todas de su última producción. El primer impacto al aparecer el artista sobre el escenario fue su atuendo y el de sus músicos, todos completamente de blanco, elegantes y estilizados, y como figuras resplandecientes en un fondo de columnas de pantallas led donde ciudades, paisajes o fractales fueron acompañando el cantar y hablar de Bosé y sus acompañantes.
Dio paso a “El Hijo del Capitán Trueno”, una de las tres canciones que ha compuesto a su padre, otra de ellas es “I Miss Your Face” incluida en su reciente disco pero que no cantó. Todavía con el público guardando su distancia ante un Miguel un tanto melancólico, vino una terna de éxitos con “Salamandra”, “Nena” y “Horizonte de las Estrellas”, de los dos primeros discos de la etapa vanguardista del español, tras dejar atrás su línea de baladista juvenil.
Entre las nuevas canciones como “Solo Sí”, “Sí se Puede”, “Tu mi Salvación” o “Respirar”, se intercalaron algunas de los álbumes “Bajo el Signo de Caín”, “XXX”, “Sereno”, “Salamandra” y “Los Chicos No Lloran”.
Renovadas, con arreglos modernos, más electrónicos, conservando el estilo y la candencia entre la melodía, interprete, músicos y coros, todos en un vaivén, se escucharon “Te Comería el Corazón”, “Partisano”, “Como un Lobo” -de las que más emocionaron al público-, “Sevilla” -en un fondo de santos y cristos-, “Si Tú No Vuelves” -que cantó con dificultades-, “Nada Particular” -con más “gallos” saliéndole a Bosé- y “Morena Mía”: “Está dedicada a las morenas… pero también a las rubias, trigueñas…a todas ellas, muy bonitas”.
Se despidió y regresó con “Bambú”, y pareciera que apenas empezaba a calentarse el ambiente. La gente un poco más eufórica, aunque sin compararse a otras ocasiones en los viñedos. Brindando, bailando y con las copas alzadas lo acompañaron con “Amante Bandido”, y Bosé prometía regresar: “Vayamos donde vayamos, nunca nos dejaremos, nunca, nunca Ensenada… nunca, nunca, nunca…”.
Una vez más apareció en el escenario para platicar sobre “una carta que escribí cuando era muy joven, esperando que alguien me contestara, pero nadie me contestó porque no tenía a nadie…”, “… pero millones la hicieron la banda sonora de su vida, y muchos de ellos está aquí esta noche mágica”. Y más de dos mil personas corearon junto con él “Te Amaré”, en una noche de reencuentro y despedida.