* “Vivimos una época de quebrantos, pero no dejamos de imaginar mundos posibles”: Juan Villoro
* “El gobierno está metido hasta las manitas en el narcotráfico”: Rius
* “Creo que el México de ahora no solo es el de la corrupción, la estupidez en la que vivimos, la incapacidad, sino también que hay un problema muy tremendo ligado a nuestra creatividad”: Elena Poniatowska
Mérida, Yucatán.- Además de ser pionera en la implementación de acontecimientos culturales cruciales en solo cinco años como el Congreso de Literatura Internacional, el Encuentro de Periodismo Cultural o el Festival Internacional de Artistas Gráficos y el Encuentro de Poesía Maya “Voces del Mayab”, la Feria Internacional de la Lectura Yucatán también se ha caracterizado por presentar a autores críticos de primer orden.
Conocida como la “ciudad blanca” sobre todo por sus casas y edificios coloniales construidos con roca madre popularmente conocida como piedra caliza, Mérida ha visto desfilar por la FILEY a autores como José Emilio Pacheco y Fernando del Paso en sus primeras versiones; solo en la edición de este año el acontecimiento literario logró convocar a escritores como Juan Villoro, Elena Poniatowska, Rius o Lydia Cacho, por mencionar solo algunos.
“La FILEY está hecha para compartir, departir, conocer, saludar, leer, asistir, pero también para inconformarse, los grandes inconformes son estos hombres que le ponen nombre, a veces apellido, le ponen datos a las situaciones, a sus libros, y pues son seguidos por otros inconformes; tenemos que ser un país de inconformes pero comportarnos adecuadamente, o sea, ellos hacen una lucha pacífica a través de sus discursos, no oyes que inciten a algo bélico, ése es el espíritu que debe existir y existe en todas las ferias, bienvenidas todas las expresiones”, refirió a Semanario ZETA Rafael Morcillo, director general de la FILEY, suceso literario que se desarrolla en el Centro de Convenciones Siglo XXI del 12 al 20 de marzo.
VILLORO: “LA LITERATURA ES LA MÁS EFICAZ VENTANILLA DE QUEJAS”
Uno de los escritores que fue bastante enfático en la realidad del país fue Juan Villoro, quien el día de la inauguración de la FILEY, 12 de marzo, en el Salón Uxmal 1, al recibir el Premio “José Emilio Pacheco” en compañía de autores como Elena Poniatowska y Cristina Pacheco, no dudó en considerar en su discurso a algunos acontecimientos trágicos del México contemporáneo:
“(José Emilio) Pacheco cultivó con fortuna todos los géneros literarios y luchó por preservar la soberanía de la cultura en un país asediado por la desigualdad, la violencia y la corrupción. Su vasta obra puede leerse como un riguroso sistema de alarma ante las catástrofes que se ciernen sobre México, donde aprendemos geografía a través de las tragedias: Tlatelolco, Aguas Blancas, Tlatlaya, Ayotzinapa. Nombres propios del oprobio”.
Por supuesto, tampoco titubeó a la hora de denunciar al gobierno de Enrique Peña Nieto:
“En un país donde el presidente de la república ignora la legalidad y donde un procurador llama ‘verdad histórica’ a una hipótesis indemostrable, la literatura tiene un valor político que no ha pedido, pero que no puede dejar de ejercer: cuenta la trama oculta y genuina de la vida, ‘los días que no se nombran’, como diría Pacheco”.
El autor de obras como “El testigo”, “Dios es redondo”, “El libro salvaje” o “La cuchara sabrosa del profesor Zíper”, también consideró un aliento de esperanza:
“Vivimos una época de quebrantos, pero no dejamos de imaginar mundos posibles. El arte no cierra los ojos ante los agravios, pero también demuestra que, incluso en el horror, hay algo que no es horror. Preservar la ironía, la sensualidad y la experiencia lúdica son tareas de resistencia. Una tía de Jorge Ibargüengoitia dejó una frase que resume este ideal rebelde: ‘La vida quiso que fuera desgraciada, pero no me dio la gana’. La literatura es la más eficaz ventanilla de quejas para los desastres del mundo. El escritor hace el recuento de los daños a través de historias que, por más tristes y más rusas que sean, producen placer estético”.
Como ejemplo de esperanza, Villoro rememoró a Juan García Ponce: “No hay mayor ejemplo de temple ante la adversidad que el de un escritor yucateco: Juan García Ponce. Acosado por la enfermedad, no dejó de escribir novelas que eran un torrente de vida, una insólita aventura de la mente y el cuerpo donde la elevada temperatura erótica representaba un desafío de la conciencia”.
En la tierra de la cultura maya, Villoro también recordó a los pueblos originarios de México: “El pasado de los pueblos originarios no deja de suceder. Más difícil es aceptar que pertenecen a la actualidad. En 1989 escribí: ‘No se habla de los indios en tiempo presente’. Cinco años después, el movimiento zapatista puso el tema indígena en la agenda de la modernidad. Los fundadores de estas tierras reclamaban sus derechos. Luego de un largo proceso, el gobierno firmó con los zapatistas los Acuerdos de San Andrés, que no se han convertido en ley por incapacidad de todos los partidos políticos.
“Mientras tanto, las comunidades indígenas se han dedicado al heroísmo de la vida diaria. No puedo recibir un premio en zona maya sin pensar en quienes piden justicia en tzotzil, tzeltal o tojolabal y desean que algún día en este país se pueda mandar obedeciendo”, concluyó Villoro al tiempo que informó que donará el monto económico de su Premio a las comunidades zapatistas de Chiapas.
RIUS: “ESTE PAÍS NO TIENE REMEDIO”
Otra de las autoras que no pudo faltar en Mérida fue Elena Poniatowska, asidua visitante de la FILEY, de hecho en 2014 recibió el Premio Excelencia en las Letras “José Emilio Pacheco”.
La ganadora del Premio Cervantes 2013 fue una de las autoras más celebradas en la quinta edición de la FILEY, sobre todo cuando presentó su más reciente novela “Dos veces única” (Seix Barral, 2015), ocasión que aprovechó para pronunciarse en torno a los vacíos que han dejado intelectuales mexicanos fallecidos recientemente:
“Muerto Monsiváis, muerto Pacheco somos muy inferiores a nuestro pasado”, lamentó la autora de “Palabras cruzadas” aunque valoró a Juan Villoro como uno de los herederos del pensamiento más importantes actualmente en México:
“Bueno, yo creo que Juan Villoro nos rescata, pero sí creo que el México de ahora no solo es el de la corrupción, la estupidez en la que vivimos, la incapacidad, sino también que hay un problema muy tremendo ligado a nuestra creatividad”, refirió Poniatowska, siempre aplaudida en la FILEY.
Por su parte, Lydia Cacho llevó para compartir en la FILEY “Los demonios del Edén. El poder que protege a la pornografía infantil” (Debolsillo, 2015), una versión popular que propone Penguin Random House a diez años de publicada la primera edición de la imprescindible investigación sobre pederastia y pornografía infantil que dio la vuelta al mundo con personajes impresentables como Mario Marín, “el Góber precioso”, Jean Succar Kuri, Kamel Nacif, Emilio Gamboa Patrón, Miguel Ángel Yúnez Linares, por citar solo algunos de los involucrados.
“Lo más interesante después de la primera publicación de ‘Demonios del Edén’ fue la respuesta de la sociedad: De pronto hombres y mujeres de todas partes, venía yo a Mérida, en Campeche y Tabasco y la gente se me acercaba y me decía ‘yo sabía que Emilio Gamboa hacía tal cosa, yo sabía que Kamel Nacif venía a tal lugar a Yucatán y hacía tal cosa; de pronto la gente no solo empezó a sumar dos más dos sobre temas que ya conocía y que los medios locales acallaban, sino más se empezó a indignar y ésa es la parte que es más importante rescatar”, refirió Lydia Cacho ante poco más de 600 personas que acudieron al Salón Uxmal 6 del Centro de Convenciones del Siglo XXI de Mérida.
Por último, otro de los personajes que participó en algunas actividades en la FILEY fue el célebre caricaturista Eduardo del Río, mejor conocido como “Rius”, quien presumió su libro número 124, “¿Cuándo se empezó a xoder Méjico?”, editado en 2015 por Grijalbo del Grupo Editorial Penguin Random House.
El famoso caricaturista que este año cumple 82 años (20 de junio de 1934), documenta con ironía desde la administración de Miguel Alemán hasta Felipe Calderón y Enrique Peña, pero sostiene que para saber cuál ha sido el peor gobierno “la competencia para tal distinción está reñida”.
Durante la tertulia editorial sucedida el 12 de marzo en un atiborrado Salón Ek Balam del Centro de Convenciones Siglo XXI, Rius advirtió sobre el crimen organizado que mantiene en vilo al país:
“El gobierno está metido hasta las manitas en el narcotráfico, y todo esto se inició desde tiempos de Miguel Alemán (presidente de México entre 1946 y 1952), no ha parado”.
Finalmente, con su fundamentado pesimismo, Rius sentenció ante una concurrencia atónita: “Este país no tiene remedio”.